Código Tlaxcala
“Ninguna sociedad democrática puede existir sin una prensa libre, independiente y plural”. Kofi Annan
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Sobreviviendo al Covid-19

Creo que debería haber más de una voz en una sociedad sana.

Li Wengliang (1986-2020)

 

El gobierno de México sigue dando espectáculo.

Grillas aparte, son hechos verificables merced a la cronología que el presidente López Obrador y su equipo se adscriben a la lista de gobiernos que subestimaron la pandemia (los “neoliberales” de Estados Unidos y Brasil) y a los que priorizan el control de la información sobre la tragedia misma (las dictaduras de Rusia y China). Dos errores en uno.

La cronología es crucial porque permite contextualizar las declaraciones y las recomendaciones. El momento sí importa al evaluar las políticas públicas. Por ejemplo: en qué momento nuestro gobierno aseveró que el Covid-19 sería poca cosa, hasta cuando que tapabocas y pruebas eran superfluos, etc. No cansaré al lector enlistando las burlas del presidente ante la amenaza inminente desde enero, pues cada desplante tiene fecha y se puede checar en internet. No hay modo de ocultar tanta irresponsabilidad ni el manipuleo subsiguiente de la información.

La irresponsabilidad se propaga de arriba hacia abajo. A dos cuadras de casa una familia come aglomerada en la cajuela trasera de una camioneta donde una mujer muerde algo y pasa el resto a una niña; en la tienda, una empleada sin tapabocas abre semillitas con los dientes y con la misma mano entrega la mercancía; de vuelta a casa, en la puerta un empleado de mensajería también sin cubrebocas me entrega un paquete amarillo. Cunde el mal ejemplo del presidente

Desde enero, entretanto se expandía la pandemia por el mundo el gobierno de México se mostró más interesado en controlar la información que en atajar el virus, y sigue en esas. El equipo de López Obrador no ha cesado de recomendar a los mexicanos informarse a través de fuentes oficiales (esto es, las suyas) al tiempo que se enfuerza en denigrar a los que critican su gestión de la epidemia. En esto López Obrador se asemeja a la autocracia china que empezó acallando en diciembre a Li Wengliang y no ha dejado de perseguir a otros médicos que nos alertaron tempranamente.

Li Wenliang -aquí en su lecho de muerte- alertó desde el 31 de diciembre sobre un virus “tipo SARS”. FOTO WEIBO, bbc.com

 

Entonces, a un mes del brote, se estaba a tiempo de prevenir al mundo. China eligió que no. Familiares y colegas han revelado a posteriori que la policía pidió a Li que “dejara de hacer comentarios falsos” y “propagar rumores”. “No creo que haya estado difundiendo rumores. ¿No se ha convertido esto en realidad ahora?”, reivindicó en febrero ante la BBC Li Shuying, su padre. Insisto: la cronología importa.

Es hecho verificable en internet y cada mañanera que López Obrador pone más empeño en hacer valer la verdad de su gobierno (para lo cual le resulta indispensable desacreditar a la prensa) que en combatir al Covid o al Cártel de Sinaloa. ¿Por qué? Ninguna democracia genuina se conduce así. De esa manía por imponer la versión gubernamental dan fe la mentira inicial del culiacanazo sobre una patrulla atacada y el affaire Eugenio Derbez. El actor propaló el domingo un reclamo relativo al desabasto de mascarillas y batas apropiadas en una remota clínica del IMSS, en Tijuana; pero el lunes, la delegada del instituto lo tildó fake news. Eso mientras se multiplican los reclamos públicos de enfermeras y médicos en cinco o seis estados más.

Desmentido oficial a la denuncia de Eugenio Derbez. (Twitter)

 

Sorpresa: el martes el reclamo tuiteado por Derbez quedó confirmado ni más ni menos que por el gobernador Jaime Bonilla. Los médicos y enfermeras “están cayendo como moscas”, afirmó el bajacaliforniano al agradecer “tu preocupación y apoyo en este reto” al cómico (quien correspondió con una felicitación “por su transparencia”). El mismo día otro gobernador de MORENA, Miguel Barbosa, dio indirectamente la razón al homólogo y correligionario al reclamar a la federación haber enviado a Puebla apenas “dos cajitas” de mascarillas, guantes y gel.

Agradecimiento de Derbez a Bonilla. (Twitter)

 

Así las cosas, se impone una pregunta: ¿por qué importa tanto al presidente López Obrador imponer una lectura “oficial” de la tragedia? El zar anti-virus Anthony Fauci (este sí una eminencia, algunos piensan que su descubrimiento del modo en que el virus de inmunodeficiencia desarrolla el VIH Sida adelantó dos décadas la investigación científica) nunca se ha quejado de las columnas de NYT o WSJ donde a diario se publican opiniones no oficiales y a menudo contrarias a la suya. Insisto: ¿Por qué el actual gobierno de México, lo mismo López que su esposa y el vocero Gatell, pretenden que es “irresponsable” criticar la estrategia mexicana ante el coronavirus?

Confieso ser un desobediente moderado de las verdades gubernamentales. Acerca del Covid procuro mantenerme al tanto de lo que opina mi gobierno, sí, mas no tapio mis ojos ni oídos a otras ideas y me afano en conocer lo que al respecto hacen otros gobiernos. ¿Qué sentido si no uno político, tienen los exhortos maniaco-compulsivos del gobierno de México para que a los mexicanos autolimiten sus fuentes de información? No sé el lector, pero con la “verdad histórica” del pésimo historiador Murillo Karam yo ya tuve para comer y llevar itacate…

Barbosa confirmó imprevisión del gobierno de México. (politico.mx)

 

Al problema sanitario y a dicha obsesión por la posverdad se suma a estas alturas el impacto económico de la pandemia. En efecto, el miércoles el Fondo Monetario Internacional adelantó que el PIB de México podría achicarse 6.7% este año. De cumplirse tan sombrío pronóstico, quebrarán incontables empresas y se perderán millones de empleos. Tan tremenda caída implica más hambre, millones de nuevos pobres y además incertidumbre y miedo. Algunos signos (asaltos a comercios, ataques a personal médico y a pacientes) han aparecido cuando no entramos aún a la fase 3. Solamente en el último mes, el virus dejó sin empleo a 22 millones de estadunidenses.

El miedo es mal consejero. Entre otros efectos sobre la psicología colectiva, muchos ciudadanos querrán un gobierno “fuerte” (esto es, autoritario). Buscarán un salvador y creerán que sería el gobierno. En este contexto cabe hacer votos (plegarias, no sufragios) porque el equipo de López haga lo que no hizo en el momento oportuno ante el coronavirus: prever una ruta de recuperación de la economía y los empleos.

Sin embargo, no hallo razones para el optimismo. En nada ayuda la evidente malquerencia del presidente hacia los empresarios, motor de la economía. Todo indica que la izquierda castrista que rodea a López sigue creyendo -por mera pereza intelectual, pienso- en el dogma según el cual toda riqueza es fruto del trabajo y el capital básicamente un robo. Esos sofismas del abusado y fallido Marx, un pensador alemán del siglo XIX en cuyo nombre forjaron sus seguidores varios de los peores gobiernos de la historia humana, vienen al dedillo a demagogos que por cálculo político apelan a la mayoría de los mexicanos, esto es, a los pobres (más de 50% de la población… y de los votos). Carroñeros como nadie, los prodictadura están inundando el internet con los mismos viejos anuncios sobre un enésimo apocalipsis del capitalismo (“neoliberalismo”, en dialecto Foro de Sao Paulo) al que culpan de todo lo malo mientras cierran los ojos ante los desastres humanitarios y sociales de los regímenes comunistas y neocomunistas.

Lo último: esta semana el presidente propuso a sus adversarios “conservadores” (¿qué significará esto en el dialecto del Foro de Sao Paulo?) adelantar al 2021 el referéndum programado para 2022. Quiere empatar la revocación del mandato presidencial con las elecciones de diputados. ¿Por qué cuando está por llegar lo peor de la pandemia y la economía ingresa a terapia intensiva, es tema tal cambio de fecha?

Politizar la pandemia a imitación de China y Rusia es una mezquindad. Una bajeza que antepone el poder y sus mieles a la verdad y el bienestar de los mexicanos. Con ello gana el gobernante, pero perdemos todos los demás (incluidos los pobres, aunque no sepan aún que la estrategia del presidente pudiera devaluar los apoyos sociales de 5 mil pesos a un valor de mercado de 5 pesos).

COHETERÍA

OMS POLITIQUERA En su propia Cronología de la actuación de la OMS, actualizada “continuamente” hasta el 9 de abril, no se hace ninguna mención a la alerta formulada desde el 30 de diciembre por Li Wengliang acerca de un nuevo coronavirus tipo SARS ni a las amonestaciones policiales de la dictadura china contra una decena de médicos (“manifestantes”) entre el 1 y el 3 de enero. Es vergonzoso -y también revelador. ¿Cómo entender tal complicidad de la OMS con el Partido Comunista de China? Mutatis mutandis, por motivos análogos a los alegados para incluir en octubre a un representante del gobierno represor de Nicolás Maduro ni más ni menos que ¡en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU! Por politiquería. No faltó razón a Miguel Otero, editor del diario venezolano El Nacional, al calificar en Twitter que el 17 de octubre fue “un día negro para los derechos humanos en el mundo”.

Tuit del director del diario El Nacional. (Twitter)

 

Conviene a todos tomar conciencia de que en la asamblea de 193 naciones mandan no precisamente los pueblos, sino una mayoría de gobiernos que distan de representar strictu sensu a sus naciones. Las democracias genuinas (única forma de representación popular verificable) siguen siendo una franca minoría en la ONU. ¿Era democrática la República Democrática Alemana que levantó el muro comunista de Berlín, solamente por autodenominarse Demokratische? Obviamente no. ¿Son repúblicas los regímenes de Kim Jong un, Alí Hoseiní Jamenei y Raúl Castro Ruz? Evidentemente no, pues en la República Popular Democrática de Corea, la República Islámica de Irán y la República de Cuba la división de poderes es una falsificación de cabo a rabo.

Ergo, otra vez acierta el anti-establishment Donald Trump al denunciar la negligencia criminal de la Organización Mundial de la Salud consistente en encubrir en vez de denunciar la opacidad de la dictadura de Xi Jianping ante el coronavirus. Tal actitud politiquera de la OMS es corresponsable de la tardía reacción mundial ante una tragedia que a la fecha ha cobrado cerca de 150 mil vidas y más de 2 millones de infectados. Hoy, la OMS replicó a Trump que sobre todo “importa salvar vidas”. Sin duda, nadie en su sano juicio lo discute. Pero ello no exime del deber de evaluar racionalmente la gestión institucional de la pandemia.

Quiero volver a insistir: la cronología de la expansión del virus y el examen de las estrategias seguidas por los gobiernos y la OMS, importan y mucho. Las víctimas no son argumento válido ni justifican la opacidad politiquera.

“CONSERVADORES”  Si pudiera hacer una pregunta a López Obrador no sería sobre su gestión del Covid-19. Preguntaría qué diablos entiende por “conservadores”. La redacté, por si acaso, así:

“Señor presidente: En sus mañaneras y fuera de ellas habla todos los días muy mal de los que llama “conservadores”. En vez de pedir una definición, le propongo un divertimento didáctico consistente en ilustrar con casos concretos lo que para usted significa ese adjetivo. ¿Me permite leer veinte nombres y usted va indicando con un sí o un no si las siguientes personalidades fueron o son “conservadores”? Gracias de antemano por su paciencia. ¿Washington? ¿López de Santa Anna? ¿Porfirio Díaz? ¿Lenin? ¿Stalin? ¿Hitler? ¿Churchill? ¿Mao? ¿Enver Hoxa? ¿Fidel Castro? ¿Ché Guevara? ¿Nicolae Ceausescu? ¿Pol Pot? ¿Omar Khadaffi? ¿Osama bin Laden? ¿Vladímir Putin? ¿Xi Jianping? ¿Kim Jong un? ¿Daniel Ortega? ¿Hugo Chávez? ¿Evo Morales? ¿Nicolás Maduro?”.

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