Código Tlaxcala
“Ninguna sociedad democrática puede existir sin una prensa libre, independiente y plural”. Kofi Annan
b2

¿Al borde de una tercera guerra global?

 

No es hora de jugar a las ingenierías sociales (ni las globales).

Dos bombas atómicas pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial. Ahora son atómicas diez u once naciones. 5 asiáticas (China, Norcorea, India, Pakistán e Israel), 3 europeas (Rusia, Gran Bretaña y Francia), una africana (Sudáfrica) y una americana (E.U.).

Posiblemente Bush tenía razón e Irán tenga la bomba. Así que sumarían 6 asiáticas.

Más de la mitad de esos gobiernos con bomba atómica son dictaduras y hacen clara mayoría con los regímenes -en jerga gramsciana- “de partido hegemónico”.

Dos son comunistas (en Norcorea y China el marxismo-leninismo sigue siendo doctrina oficial, de Estado, así como lo era de la URSS de Stalin cuando la implantó en México el Licenciado Toledano, con la venia de Cárdenas, al modo de un paradigma o guía para la educación de los niños mexicanos.

Irán es una teocracia medieval. Pakistán asimismo musulmana, y en buena medida la India (allí el islam es segunda religión y primera monoteísta).

El mundo se halla dividido pues por una grieta cultural en dos bandos globales más o menos definidos. Uno lo encabezan China y Rusia, cabezas del mismo bando de la primera fría, acompañados esta vez por religiosos musulmanes.

Coinciden en su condena de Occidente, la civilización que en Norteamérica, Europa occidental, Australia e Israel convirtió masivamente a los pobres de siempre en clase media, mermando a los anticapitalistas su “sujeto histórico”. Imperdonable.

Ni don Samuel Huntington pudo preverlo. Así de impensable.

Oficiales auxilian a mujer y niño judíos en Ashkelon, un kibutz bombardeado con misiles por Hamas durante el pogromo del 7-O. FOTO AP

 

El fracaso y el resentimiento son fuerza y fe del bando anticapitalista. No miran hacia adelante sino atrás, al punto justo en que fueron amos y señores. A un tiempo ido.

Resentimiento: Putín quiere retrasar el reloj de la historieta humana hasta 1990, cuando la URSS sojuzgaba a pueblos diversos con lenguas propias (conquistados por los zares) y otros sometidos por el Ejército Rojo en su marcha hacia Berlín (llamados “satélites”, incluida la porción RDA).

Procede Putín como si le asistiera el derecho a imponer a otro pueblo soberano -ayer sometido por la URSS y representado ante la ONU desde 1991 por Ucrania (ya no República Socialista de Ucrania)- la decisión de si formar parte de la Unión Europea o de aliarse con el neozar.

Resentimiento: China pretende regresar el reloj hasta 1948, cuando los partidarios de la república que puso fin a las dinastías gobernantes semidivinas perdieron -ya rendido Japón- la guerra civil ante el comunista Mao (al que Stalin apoyó abierta y decisivamente). Ese año los seguidores de Chiang Kai Shek se refugiaron en la isla china bautizada Formosa por los portugueses y Taiwán por los holandeses.

76 años han transcurrido. Taiwán es hoy uno de los tigres asiáticos y su pueblo disfruta de uno de los niveles de bienestar más altos de Asia. Pero el Partido Comunista del gigante continental mantiene su mismo despotismo absoluto sobre la población. El semidivino Jiping no se cansa de amagar que las familias nacidas en ese islote de libertad (comparativamente hablando) son suyas también.

 

Venganza del pogromo 7-O. Un soldado israelí orina sobre el cadáver de uno de los terroristas que el 7-O invadieron el sur de Israel para asesinar judíos en un concierto, al azar en caminos y calles, y a familias en sus propios hogares. (Especial)

 

Resentimiento: los súbditos del imperio turco vencido en la Gran Guerra quieren regresar el reloj antes de 1946, cuando la creación de Israel propuesta por los vencedores de la Gran Guerra y la Segunda Guerra fue aprobada por autoridades legales -el Consejo de Seguridad, la URSS incluida, y la Asamblea General- y superiores a cualquier nación y región por representar al todo planetario.

Ha de ser harto difícil para los altivos y fanatizados ayatolas y los frívolos y ricachones jeques petroleros, dar por muerto el Sublime Imperio Otomano (desde los Balcanes y el norte de Grecia hasta Kuwait y Yemen, y en el norte de África desde Egipto hasta Marruecos) construido a cañonazos y sablazos sobre las ruinas de Constantinopla y el Imperio Romano de Oriente.

¿Soñarán en realidad Irán y sus aliados musulmanes que tantas guerras han emprendido -siempre agresores- contra el pueblo judío, en regresar el tiempo hasta 1453?

Los antiguos súbditos del imperio Otomano son como los nuevos ricos: se les nota demasiado el ansia. En el caso, el orgullo nacional. Lo ilustra la “gesta” nacionalista del Canal de Suez que convirtió el Sinaí en península y fue financiado en el siglo xix por franceses y el gobierno de Egipto (cuyo gobernante remató a los británicos su parte de las acciones).

Terroristas hutis se sumaron a la enésima guerra contra los judíos e intensificaron desde Yemen su asedio al tránsito comercial del Canal de Suez, iniciado hace una década. FOTO expansion.mx

 

A pesar pues de la bomba, las guerras regionales nunca cesaron. Y en este momento más de un frente puede detonar una Tercera Guerra Mundial. El riesgo es real.

Rusia anunció recién que dedicará 10% de su PIB a la industria militar. En respuesta Trump, favorito para noviembre si logra sortear la justicia, exigió dedicar al fin bélico 2% del suyo a 23 gobiernos europeos atrasados en su compromiso con la OTAN.

Si estallara una tercera guerra global y no nos matara la radiación, moriríamos de hambre. Sólo en un ambiente de orden y paz comercial es capaz el capitalismo global y sus universidades, de sustentar a más de 7,000,000,000 de seres humanos.

Durante la Primera Guerra Fría ganada pacíficamente por Estados Unidos, debimos entender que a partir de Hiroshima y Nagasaky resulta imprudente jugar a las ingenierías sociales ni mucho menos a las globales.

Un error de cálculo o una confusión banal pueden regresarnos a las cavernas.

Si hubiéramos aprendido algo del siglo xx, sería que en este xxi no hay más lugar para utopías fallidas.

¿Qué opinas?
Cargando...