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Kim Rechaza ser Intimidado

Editorial /Japan Times (Japón), 29 Nov

Corea del Norte continúa desafiando a la comunidad internacional con la prueba el miércoles por la mañana de otro misil balístico. En respuesta al último atropello, los gobiernos interesados siguen tratando de reunir un esfuerzo concertado para limitar el comportamiento de Corea del Norte y lograr que Pyongyang ponga fin a sus provocaciones, retorne al cumplimiento del régimen de no proliferación nuclear y se convierta en un miembro responsable y respetuoso de la ley de la comunidad de las naciones.

 Aun así, las fallas en la estrategia para lograrlo persisten y deben remediarse si este esfuerzo va a tener éxito.

Corea del Norte llevó a cabo en las primeras horas de este miércoles su tercer prueba de lo que se cree que es un misil balístico intercontinental, después de los dos primeros en julio. El misil viajó aproximadamente 1,000 km en 53 minutos antes de aterrizar a unos 250 km al oeste de la Prefectura de Aomori en la zona económica exclusiva de Japón, en el Mar de Japón.

Significativamente, el misil viajó en una trayectoria “elevada”, lo que significa que se adentró en la atmósfera, a más de 4.000 km de altitud, para probar sus motores y su alcance potencial sin amenazar a países lejanos. Los parámetros de vuelo han llevado a la mayoría de los observadores a concluir que si el misil hubiera volado en una trayectoria estándar, habría sido capaz de viajar 13,000 km, lo que pone a la costa este de los Estados Unidos dentro de su rango.

Como esos mismos expertos advierten, no hay indicios del tipo y tamaño de la ojiva que portaba el misil. Un misil puede volar una distancia más larga cuando no tiene una gran carga útil. Corea del Norte afirmó que el nuevo ICBM que puso a prueba es capaz de llevar una ojiva nuclear pesada. Importa igualmente, que Corea del Norte no ha demostrado ni la capacidad de hacer blanco ni el dominio de las tecnologías de reentrada que le permitan atacar con precisión a un adversario lejano.

Incluso así, el consenso es que si Corea del Norte no domina aún esas capacidades, lo hará pronto. El país ha llevado a cabo una serie rigurosa de pruebas de misiles: el lanzamiento de esta semana es la décimo sexta prueba (en la que se lanzaron 22 misiles) desde febrero, una tasa sin precedentes.

IMAGEN: NYT

La condena internacional siguió con rapidez al lanzamiento. Las Naciones Unidas denunciaron la prueba como “una clara violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad y muestra de total indiferencia hacia la visión unida de la comunidad internacional”. El primer ministro Shinzo Abe dijo: “Nunca podremos aceptar una acción tan imprudente que pisotea el sólido compromiso de la comunidad internacional para resolver el asunto pacíficamente. La comunidad internacional debe unir e implementar por completo las medidas de sanción. No cederemos a ninguna provocación y maximizaremos la presión sobre Corea del Norte”.

El presidente de los EE. UU., Donald Trump, calificó la situación como algo “que manejaremos”. “Nada ha cambiado. Lo tomamos muy en serio.”

El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá en sesión de emergencia el miércoles por la tarde, mientras que Estados Unidos y Canadá convocarán una reunión de naciones que aportarán fuerzas al Comando de la ONU en Corea del Sur para discutir formas de “contrarrestar la amenaza de Corea del Norte a la paz internacional”. Corea del Sur denunció de manera similar la prueba y respondió con un mensaje propio. A los pocos minutos de la prueba, las fuerzas surcoreanas llevaron a cabo un “ejercicio de precisión con misiles”, cuya distancia de vuelo coincidió con la del misil norcoreano y aterrizó frente a la costa este de Corea del Sur.

En la mayoría de los casos, las pruebas de Corea del Norte reflejan su propio cronograma y sus imperativos tecnológicos. En este caso, sin embargo, Pyongyang probablemente está enviando una señal a Washington y al mundo. Por lo general, Corea del Norte no realiza pruebas en invierno debido a las inclemencias del tiempo. Y, de hecho, las pruebas habían estado en suspenso por aproximadamente 10 semanas después de un atareado verano.

Pero la reciente gira de Trump por Asia, durante la que Corea del Norte fue una prioridad en sus conversaciones, y la decisión posterior de volver a poner a Pyongyang como un Estado partidario estatal del terrorismo, puede haber inspirado a ese gobierno a enviar el mensaje de que no fue intimidado. Esta prueba hará que sea más fácil para Washington y sus aliados apretar los tornillos. Además de sanciones aún más fuertes, los enviados de Estados Unidos están presionando a otros gobiernos para que corten las relaciones con Pyongyang y le corten para el régimen otras fuentes de ingresos, como el empleo de trabajadores norcoreanos como mano de obra extranjera, una práctica extendida en Medio Oriente y Rusia.

Corea del Norte insiste en que sus programas nucleares y de misiles son defensivos y un medio ajeno al ciclo de acción y reacción que ha iniciado o acelerado para proteger al país de un Estados Unidos hostil.

Los Estados Unidos insisten en que “sigue comprometido con la búsqueda de un camino pacífico para la desnuclearización”, pero su paciencia se está agotando. El desafío es que los EE. UU. y socios como Japón articulen un acuerdo diplomático que Pyongyang pueda respaldar.

Hasta ahora, los palitos son mucho más prominentes que las zanahorias. Eso puede ser emocionalmente gratificante, pero es poco probable que produzca un trato que perdure.

 

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Versión para Código Tlaxcala del editorial de Japan Times de este miércoles 29 de noviembre titulado Kim refuses to be intimidated, por X. Quiñones.

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