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Para Acabar con el Bullying

Por mucho tiempo el bullying o acoso escolar ha tomado una relevancia inusitada. Y todo porque diversos medios de comunicación nacional han publicado un sinnúmero de casos. Desde aquel que solo queda en solo molestia a un compañero de clases, hasta el incidente en donde la víctima muere por los golpes recibidos por los abusadores.

Al respecto, tanto las autoridades de cada plantel educativo, como los mandos superiores del sector en los estados y en la federación, han recibido un gran número de quejas en donde se les pide hacer algo para solucionar este problema.

Además, los congresos de los estados y el Poder Legislativo federal han tomado cartas en el asunto y se han dado a la tarea de realizar una serie de recomendaciones y hasta iniciativas de ley para acotar el bullying en las escuelas de este país.

Sin embargo, la solución de este cáncer social no está solo en manos de las autoridades del sector o las de los poderes Legislativo y/o Ejecutivo tanto federal como estatales. Por más que los padres y tutores de los niños y jóvenes hayan prácticamente cedido el deber y derecho de educarlos al Estado.

Es un hecho que la ética se vive en casa, se aprende allí, a diario, con cada acto. Si en la casa no hay ética, moral, o no se habla con la verdad a los hijos, el resto de las instituciones poco podrán hacer. Y esa educación casera es la que perdura, porque ella se vive con ejemplos. Si dentro de la casa no suceden cosas como éstas, no hay escuela que puede remediar la situación.

Es en casa donde los niños y jóvenes aprenden a distinguir lo bueno de lo malo, que es el conocimiento más útil que tendrán el resto de sus vidas, para saber cosas como que el golpear al prójimo es malo, que hay normas mínimas de trato entre humanos. En cada mal ejemplo, en cada capricho cumplido, en cada falta de exigencia, en cada violación moral no señalada dentro de casa, los valores son sepultados y poco a poco se ven reflejados en la sociedad.

A todo esto ha contribuido el hecho de que los padres, de hace un par de décadas a la fecha, han dejado a la tecnología y al Estado, a través de los mentores, el deber de educar a sus hijos. La educación primera es y debe ser responsabilidad absoluta de los padres. Las escuelas son lugares de formación y preparación de los educandos para hacer frente a la vida en términos laborales.

Resulta obvio que si existen reclamos de falta de valores es por la idea de que éstos se han perdido de algún modo. No se sabe en dónde quedó la ética, la moral, la verdad, pero lo que es muy posible es que ha desaparecido de los hogares de millones de familias de nuestro país. Y ese atentado es el que hace que ocupemos los primeros lugares en índice de corrupción, de inseguridad y ahora en bullying.

Está bien que las autoridades educativas y los legisladores se preocupen y se ocupen de implementar soluciones para erradicar el bullying de las escuelas. Pero como madres y padres de familia tenemos que tomar cartas en el asunto y aportar nuestra parte en la solución de este cáncer.

Los padres de hoy debemos de retomar la función de educar, de ocuparnos de la ética y de la moral en la familia. El amor no es solamente un sentimiento, es sobre todo un trabajo. Sin una serie de esfuerzos perseverantes, nunca podremos ser conductores de una vida integral para nuestros hijos.

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