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Escuchen al Rey / Álvaro Martínez (ABC)

 

Mejor nos iría a todos si escucháramos más al Rey.

Lleva Don Felipe siete meses en permanente contacto con los distintos sectores de la sociedad, con videoconferencias diarias durante el tiempo del confinamiento y ya a pie de obra cuando terminó el estado de alarma y quiso recorrer, junto a la Reina, todas las Comunidades con el fin de dar aliento a los españoles a la vez que tanteaba su ánimo y sus temores, el pulso de una sociedad atormentada por esa nueva normalidad que no llega nunca a ser normal pues sin salir del laberinto nos ha vuelto a meter en él con una segunda ola en la que corremos el riesgo cierto de volver a ahogarnos.

Hay cenizos que sin haber superado esta ya hablan de una tercera ola que está por llegar.

Hoy por hoy Don Felipe ha resultado el líder político más sensato durante este infierno que nos sigue quemando y nos mantiene acobardados, convertidos en un pueblo timorato que parece haberlo fiado casi todo a una vacuna mientras camina atolondrado entre sus espantos. La distancia entre la responsabilidad del Rey y la «clase política» es hoy por hoy sideral, cosa digna de medir por astrónomos.

Aunque quizá valga con un simple catalejo si se echa un vistazo, ayer por ejemplo, a Las Cortes, convertidas en un confuso barullo, casi en contaminación acústica que ya duele en los oídos.

Letizia y Felipe en videoconferencia de abril con la patronal alimentaria. FOTO Casa Real, 20minutos.es

 

Que el Gobierno de Sánchez es una nociva inutilidad para los españoles lo dicen todos los indicadores económicos y sanitarios. Un millón de contagiados (500.000 después de que Sánchez alardease de haber derrotado al Covid) y cien mil negocios cerrados (con sus cotizaciones que se esfuman y sus empleados que se van al paro) solo hasta primeros de septiembre. Imaginen la sangría a estas alturas.

Y entre tanto el «y tú más» como banda sonora de este desastre auspiciado por un Ejecutivo torpísimo y sectario, incapaz de enderezar un rumbo a la deriva.

Hay que escuchar más al Rey, que está a lo que hay que estar (cuando Sánchez le deja estar, claro). Lo mismo aquel 3 de octubre con su histórico mensaje a los españoles tras el golpe de dos días antes en Cataluña, que ayer mismo dando aliento a los empresarios que son quienes, con los cauces que promueva el Gobierno, deben sacar a España de este atolladero económico.

Lo reconocía Felipe González al rememorar la promesa con la que llegó a La Moncloa en 1982: «Prometí 800.000 puesto de trabajo y terminamos destruyendo 800.000, porque los empleos los dan los empleadores y no el Estado».

Con ellos estaba ayer el Rey cuando en el Congreso se volvían a sacar la piel a tiras. Por favor, escuchen al Rey.

 

 

ENLACE

Escuchen al Rey / Álvaro Martínez, ABC (España), Octubre 21

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