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Es la Impunidad, ¡Estúpido!
Ser mexicano, mexicana, en el siglo XXI, es un privilegio y un compromiso.
Privilegio, porque las condiciones de vida son muy, pero muy distintas y distantes, de las condiciones de vida de los años 40´s, 50´s y 60´s. En esos años, solo algunas de las cabeceras municipales más importantes, contaban con un centro de salud; la mayor parte de las vías de comunicación terrestres, eran caminos de terracería; los combustibles eran muy caros (ya existía Pemex) y el servicio de luz eléctrica era muy escaso; la mayor parte de la población era analfabeta y los pocos que pudieron ir a una escuela primaria, cursaban como máximo grado de estudio hasta el tercero o cuarto de Primaria, fue hasta la década de los 60´s que se pudo alcanzar hasta el sexto grado de Primaria. Si bien, se pretendió impulsar el ingreso escolar a la Secundaria, la mayor parte desertaba, antes de los tres años.
Igualmente de privilegio, por sobre las décadas de los 70´s, 80´s y 90´s. Años de notables devaluaciones de nuestra moneda y por ende, de grandes pérdidas del poder adquisitivo de la gran mayoría de las y los mexicanos, teniendo que quitarle tres ceros al valor de cambio de nuestra moneda, para simplificar las operaciones en efectivo, puesto que simplemente un kilo de jitomates se llegó a cotizar en 300 pesos o más, y así por el estilo el resto de los productos alimenticios. Desde luego, zapatos y prendas de vestir, tenían valores superiores a los cinco mil pesos. Las consecuencias de tales desaciertos en el manejo de la economía, por parte de los gobernantes en esas décadas, aún las estamos pagando.
Ya desde entonces, dominaba la corrupción y la impunidad como sistema: “robos, mentiras, corrupción y asesinatos.” (Discernimiento y Participación Política. Buena Prensa. Universidad Pontificia de México. 2018).
“… la ciudadanía… se hace… tolerante a la corrupción… la primacía del poder político se sustenta a partir de la impunidad… El Estado revolucionario integró el caciquismo y el caudillismo, heredados de la época virreinal e independiente… los nuevos caciques (sucesor del tlatoani) y caudillos (jefe militar de una región) de la revolución, como sus ancestros, llamaron a sus parientes, compadres o amigos para compartir con ellos el poder… (ibid)
“Lázaro Cárdenas… creó el Estado corporativo… Este control social convirtió la actividad política en un asunto de compra-venta… la autoridad presidencial… detentaba poderes casi absolutos… la corrupción se difunde como una de las principales vías de acceso a puestos de poder… Éstas prácticas de corrupción se han extendido en la sociedad mexicana hasta nuestros días…”· (ibid)
Con estos antecedentes, es un compromiso, para las y los mexicanos del siglo XXI, participar en política, pues “… no podemos jugar a Pilato y lavarnos las manos… Debemos inmiscuirnos en la política porque la política es una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común… la política es una acción tan importante y decisiva para los ciudadanos… que sería una grave irresponsabilidad dejarla única y exclusivamente a los políticos…” (ibid)
Estamos llamados a “… conformar una verdadera solidaridad entre las generaciones que incluya las víctimas que ya no están y las personas que hoy sufren… la sociedad, de modo que pueda surgir la responsabilidad común en la construcción de una sociedad donde todos sean realmente escuchados, un futuro donde nadie sea negado… cuando el hombre – y la mujer- es consciente –de- ser un… sujeto y no simplemente un objeto de dominación y manipulación…” (ibid)
“… no todos hemos sido responsables de los problemas que nos aquejan… la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la violencia o la injusticia social, pero sí somos responsables en la búsqueda de posibles soluciones para mejorar la convivencia social fundada sobre la igualdad social, la justicia y el desarrollo de una cultura que luche contra toda forma de dominación y exclusión…” (ibid) sin violencia ni más injusticia, respetando las libertades.
A pesar de la creciente violencia e inseguridad pública, es posible constituir comunidades dialogantes y de intercambio de fuerzas entre la sociedad y los gobiernos, para prevenirlas, frenarlas y procesarlas, conforme a derecho.
Derecho que requiere reformas de gran calado en protección ahora, de las víctimas y de quienes sufren, de la sociedad. Cuanto se logre en éste ámbito, abonará en la recuperación de la credibilidad en nuestras instituciones y el futuro empezará a mirarse con una mejor perspectiva. Se trata ahora de poner mayor énfasis en resarcir el daño o los daños causados a las víctimas. De poner fin a la reincidencia delictiva. De ir cerrando el paso a la impune impunidad, esto es, sancionar también a quién no haya hecho valer la Ley.
Por ahí hay que empezar.