Código Tlaxcala
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Diana Lupita, Esbozo Mínimo de una Heroína de los Desamparados

‘Calpulalpan Corazón de Perro’, una Cruzada Ejemplar Contra el Maltrato a los Animales

-Es un ángel. ¡Quién sabe de dónde salió! –dice para interesarnos la presidenta de Código Tlaxcala. Insiste: “Acaba de conseguir una nodriza que aceptó a dos cachorritos huérfanos”.

 

Abandonados tras agresión de niños a parturienta.

 

Vía cel, Diana Guadalupe Hernández Benítez, 30 años, madre de una niña de once y un bebé de dos, completa la narración de su última hazaña: “La mamá estaba pariendo cuando unos niños se pusieron a patearla. Se asustó tanto que los abandonó con el cordón umbilical todavía colgando.”

-¿Cómo les conseguiste nodriza?

-A través del grupo. Los llevamos a un domicilio, ya están bien.

Lo que sigue en la charla, los testimonios de crueldad inhumana contra animales domésticos y silvestres, del sufrimiento indecible de las mascotas abandonadas y maltratadas, conduce a una realidad paralela que pocos se atreven a ver de frente.

Viacrucis del mejor amigo del homo sapiens.

 

Un submundo poblado de criaturas abandonadas y torturadas a propósito, quemadas, mutiladas. Perros ciegos, violados, atropellados, enfermos, moribundos por inanición. Un tobogán desesperanzador hacia nuestro lado oscuro donde germinan la indiferencia, el sadismo y la muerte.

Imagen de una tragedia cotidiana.

 

Madre Teresa de los animales que sufren, Diana Lupita –como la llaman en Facebook- es también centuriona del grupo de canófilos voluntarios “Calpulalpan Corazón de Perro”.

-¿Cómo fue que te involucraste en la defensa de los animales?

Todo comenzó con “Rufa”.

Cuenta Diana: “Hace once años rescaté una perrita de unos vecinos que se drogaban, me dolió ver que no tenía cómo taparse del sol, de las lluvias. Insistí e insistí, hasta que un día me dijeron: “Ten, llévatela”. Era pastor inglés. Un día mi hermano la llevó a caminar y los atropelló a los dos una persona en estado de ebriedad. Cuando Rufa estaba agonizando, prometí que eso no iba a quedar así, el culpable tenía que pagar. Pero mi mamá me explicó que debía dejar correr la vida, sin odio ni resentimiento, y que si quería mantener un buen recuerdo de Rufa mejor hiciera algo positivo”.

Logo y altar de Rufa, la inspiradora.

 

De eso hace más de una década, cuando Diana Lupita tenía 19 de edad. Hoy Rufa es logo del grupo y nombre de una estética. Hasta preside, en días de muertos, un altar de mascotas rescatadas.

-¿Es cierto que ya llenaste la casa?

-Tenemos, porque todo lo hago con mi esposo, como 44 perros en este momento. ¡Hasta perdí la cuenta! La mayoría con alguna discapacidad. Seis quedaron ciegos por moquillo, maltrato, o por la edad. Ocho sufren amputaciones y requieren andadera.

-¿Cómo se llama él? ¿Es profesionista?

-Andrés, es licenciado en Educación Física.

Refugio del patio.

 

-Son demasiados perros ¿qué no?

-Por suerte tenemos un patio algo amplio donde ponemos a los grandes mientras están en adopción. Los chiquitos viven en la terraza.

-¿Eres rica; o cómo le haces para cuidar a tantos animalitos?

-¡No, ni coche tengo! No somos fundación, ni contamos con patrocinio. Coso suéteres de tela polar para mascotas, corto el pelo en nuestra estética, también hago ventas de garaje. A veces la gente nos apoya a través de las redes.

-¿Cómo te va con el presidente municipal de Calpulalpan, Neftalí Gutiérrez?

-Me ha negado la ayuda solicitada.

En cambio, Diana Lupita hace un reconocimiento a la diputada local perredista Laura Flores. “Es la única con una cargo público que ha ofrecido apoyo. Conoció mi historia y cuando puede nos trae alimento. Nunca ha pedido nada a cambio”.

Diana Lupita con un caballo.

 

Imposible sustraerse a las fotos dantescas, no deprimirse.

¿Cómo sobrevive entre la crueldad de la calle un french poodle cuando se le empiezan a empañar las córneas, advertencia de ceguera en esa especie hipersensible? ¿Cómo una perra en los huesos que debe amamantar cachorros?

Difícil incluso de imaginar. Para desvelar tan escabrosas cuestiones habría que zambullirse en la dimensión infernal poblada por unos seres humanizados e inocentes, abandonados a su suerte.

Seis son ciegos.

 

En compensación, alegra saber que Diana Lupita logró salvar un ojo y consiguió una familia adoptiva al perro encontrado con supuraciones sangrantes en ambos globos.

Los milagros existen. Reconforta descubrir indicios reales y esperanzadores.

Extremos de un horror cotidiano.

 

-¿Tu hija te ayuda? –había preguntado a Diana.

Luego, entre las fotos enviadas por whatsapp hallamos una donde se ve a Abril en cariñoso apachurrón con un amigo.

Sí, hay esperanza. No todo estará perdido mientras haya niños con corazón de perro.

Abril, en abrazo perrón.

 

COLOFÓN

Mientras preparo las fotos de la nota me asalta la imagen de unos niños pateando a una parturienta en un día de lluvia. ¿Cómo explicar esa brutalidad descarnada, tan adulta en unos niños?

Luego logro sonreír desde el oasis de otra imagen: Diana Lupita embarazada, salpicado de sangre su vestido de maternidad por cargar a una perra atropellada. Contó que los correctos que nunca faltan le reclamaron, en nombre del bebé que llevaba en las entrañas, ser una irresponsable.

“Me dijeron de todo” -recuerda. Según ellos, una buena madre debería hacerse la desentendida ante el sufrimiento del mejor amigo del hombre. Naturalmente, ella no hizo ningún caso a los reproches de los indiferentes.

 

Una realidad que nadie quiere ver.

 

 

Estética en memoria de Rufa.

 

Si el lector está interesado en apoyar de alguna manera esta noble causa, podrá contactarse personalmente con la rescatista al número 749 1017259.

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