Código Tlaxcala
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“Se ve Como una Fiesta por Donde Vamos Tocando Puertas, ya no lo Detiene Nadie”: Anabell

Croniquilla muy Subjetiva de la Visita de Armida y el Debut de Liliana

uno

Con ellas, por ellas”, reza entre los logos del PRI y la ONMPRI, una manta que sirve de telón de fondo al presídium que ocupan, de izquierda a derecha, Fermín Sánchez Varela, Liliana Ramírez, Armida Gastélum, Arnulfo Arévalo Lara y Anabell Ávalos Zempoalteca.

Una mujer morena de cabeza encanecida, delgada ella y de bien timbrada voz, lleva a cabo las presentaciones de rigor, en otro orden por supuesto. Primero a un hombre, el presidente del PRI; y otro en cuarto lugar, el diplomático y afable líder estatal de los cenopistas.

Intercaladas las damas. Comienza con Armida, diputada federal y presidenta del CEN del Organismo Nacional de Mujeres Priístas (ONMPRI), después de Arnulfo.

Luego anuncia a “una fundadora del ONMPRI-Tlaxcala”, Anabell, a quien dedica una elogiosa y dulce rememoración:

“¡Una mujer luchadora por siempre! Yo la conocí desde que era una jovencita. ‘Niña’, siempre le dije niña cuando era muy jovencita- y ya andaba haciendo ia talacha política, haciendo relajo en Panotla. A mí me daba precaución, me daba susto, porque estaban las cosas que ardían allá y ella andaba ahí revoloteando “ –evoca  mientras la homenajeada asiente, conmovida por el regalo.

Un nutrido, cálido aplauso rubrica la impecable presentación de Anabell improvisada por la presentadora y enciende el rostro de la actual candidata al senado de la República como pareja de Joaquín Cisneros.

Enseguida presenta al reanimado auditorio “el debut como secretaria general” del PRI Tlaxcala, de la joven y guapa Liliana.

“Yo en lo personal, le tengo mucha fe a las mujeres jóvenes, porque también, como ella, inicié desde muy niña en este tipo de trabajos que es una maravilla de trabajo, es fantástico conocer a toda la gente del estado, y es muy bonito convivir con todas y todos ustedes”, agradece con finura la presentadora al rematar su labor.

dos

Toca turno a Anabell. “El día que quieras acompañarnos a esta campaña, te vas a sorprender. Llevamos catorce días, estamos tocando puertas; no tengo ninguna duda, es la mejor oportunidad de tener un contacto directo con la ciudadanía”, invita a Gastelúm.

“Y quiero decirte algo –agrega enseguida-: antes de pedir el voto para tu servidora, lo hago por Enrique Peña Nieto”.

Armida asiente enérgicamente, lo mismo que el auditorio.

Ya encarrerada, comparte la candidata su contagioso optimismo con la diputada: “¡Estoy sorprendida! Se ve como una fiesta en las calles por donde vamos tocando puertas. Nos dicen: queremos un cambio, vamos a votar a Peña Nieto porque ya no aguantamos más inseguridad, más desempleo, que nos suban el gas, la gasolina…”.

“Mi líder, no tengas ninguna duda que en Tlaxcala vamos a obtener resultados extraordinarios” –promete.

Acto seguido entrega Anabell a Armida un informe gráfico de dos semanas de campaña (“para que vean lo que estamos haciendo”), y luego la compromete: “Ahorita me vas a acompañar, vamos a ir a Teolocholco y a Tetlanohcan ¡para que veas la alegría de la gente!”.

“¡La gente quiere a Peña Nieto, la gente va a apoyar a Peña Nieto!”, exclama blandiendo el puño ante la lideresa. “Y va a apoyar a una mujer” -glosa tocándose el pecho- “que está tocando puertas para hacer ese cambio, estoy caminando ocho kilómetros diarios”.

-¡Voy a bajar de peso y eso me da mucho gusto! –festeja entre aplausos. “¡Esto ya no lo detiene nadie!”, redobla entre el eco de otra ola de palmadas.

tres

Debe ser porque el evento tuvo un sesgo femenino, que Anabell no pronunció ni una sola vez el nombre de su compañero en la mancuerna senatorial priísta por Tlaxcala, don Joaquín Cisneros.

Debió ser por eso.

Como quiera, se notó mucho.

Nada es perfecto.

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