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FOTOS Antonieta Durán
-Mínima croniquilla ilustrada de un mitin de inicio de semana-
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“¡Lorena, despierta, el tren sí nos afecta!” -corean al torcer hacia la oficina del alcalde Corichi, luego de topar con un muro antimotines frente a la sede del gobierno del estado.
La policía impidió a los manifestantes acercarse a la fachada de Palacio de Gobierno. Hubo jaloneos cuando intentaron colgar sus mantas en los muros.
Marcharon algo más de un centenar. De todo como en botica: vecinos de los bulevares Revolución y Guillermo Valle, políticos en la banca, activistas, espontáneos como Memo Castillo.
Entre los últimos, además el contador Luis Antonio Herrera. “Pedimos al presidente municipal que no otorgue ningún tipo de permiso”, explica a reporteros que le rodean.
“Que lo hagan en otro lado, pero no sobre nuestras áreas verdes”, propone al micrófono el exregidor Christian Vaslaf.
Los marchistas cantan ahora el himno nacional.
Lamenta Andrea Sánchez Tlapale, vecina del Guillermo Valle, que Corichi no dé la cara. “No quiso salir porque nos debe una explicación, le giramos varios oficios y nunca contestó” -dice a Código. Asegura que “en la puerta de nuestra casa están poniendo pilotes sin siquiera avisarnos. ¡Es una arbitrariedad!”.
En busca de testimonios damos entre la bola de bruces con Ana Lilia, egresada del CIISDER de la UATx. La doctora reparte un volante de su hechura titulado “Defender el territorio”, donde propone cancelar “definitivamente” el proyecto.
Coinciden en falta de transparencia y un desinterés de informar a los tlaxcaltecas sobre el impacto ambiental que causará el tren de la empresa MODUTRAM. La autoridad dice que solamente serán derribados 4 árboles. Los afectados aseguran que afectará a todos los de dichos bulevares y que falta por saber cuántos más tirarán donde hagan las estaciones.
“El autotren es fifí”, reza la pancarta de una manifestante que se aleja.
De pronto, un revuelo. Los reporteros se mueven hacia la acera del zócalo, por donde pasa enhiesto y sonriente Alfonso Sánchez García, hijo del exgobernador Sánchez Anaya y titular de la secretaría de Infraestructura (SI).
Al darse cuenta, el funcionario apura el paso.
“¡Ratero, corrupto!” -grita un marchista a sus espaldas. Sánchez frena y se vuelve, como tratando de identificar al gritón.
Finalmente elige, juicioso, seguir su camino.
El día que empezó frío es agradable ahora, hacia el mediodía.