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No soy Anti-Vacunas (3)
Al empezar este colofón, México suma más de 2 mil mexicanos muertos por covid-19 en el lapso de la última semana; sólo ayer, la Secretaría de Salud (SS) reportó 829 más. Previo a esta mala racha, el martes de la pasada semana el subsecretario López-Gatell había anunciado un enésimo declive de la pandemia. “Debe tomarse con cautela, pero de mantenerse, ya podría ser el inicio de un cambio en la tendencia”, apuntó al desgaire.
Infame realidad, tan chocarrera. Recuerdo al lector que son cifras terribles, similares a las del peor momento de la tragedia. Y se dan cuando, según nuestro gobierno, tres de cada 5 mexicanos está vacunado y el plan de vacunación alcanza ya 90%. ¿Cómo entenderlo?
Mas vamos a lo nuestro. El columnista se comprometió a exponer la causa principal de que dos semanas atrás, cuando pudo hacerlo, finalmente decidiera no vacunarse. Sin más rodeos: no me vacuné porque me ofrecieron la Cansino. Iba dispuesto, lo juro; mas observando desde el coche la insana distancia de los coleros del módulo PGR, una alerta se encendió.
¿Y si me dejo matar por el gobierno chino?
Pensaba, claro, en Li Wenlaing, el joven médico que por avisarnos del peligro del virus en diciembre de 2019, fue obligado a comienzos de 2020 a firmar una confesión de culpabilidad dizque por ofender (con la verdad) al régimen comunista; en el héroe que una vez admitida su “culpa”, murió de covid a comienzos de febrero de ese año en el primer frente pandémico. Tras el rostro intubado de Li vino a la mente el contexto: la negativa de la dictadura comunista a permitir el ingreso de científicos extranjeros a Wuhan, el desmantelamiento exprés del mercado de mariscos, la insólita rapidez con que Xi Jianping se puso a producir y vender (fue pionero) tapabocas, respiradores, batas y otros materiales.
Pensé: si en una de esas adeudara el columnista su inmunidad a CanSino Biologics, ¿me convertiría de nuevo en marxista-leninista-pensamiento Mao-Castro-Xi? Demasiadas dudas; así que puse manos a la obra.
Mi primer tarea fue consultar la página de la Organización Mundial de la Salud (OMS-ONU). “Gil no perdería el tiempo tan miserablemente, él se puso la AstraZeneca” -me dije al iniciar la busca. Una vez en el sitio correcto, a buscar. Encuentro que la última vacuna autorizada por la OMS para uso de emergencia (EUL) es la hindú Covovax, hecho informado por la oficina el pasado 17 de diciembre. Es la novena validada por el organismo. La lista incluye las Pfizer-BioNTech, AstraZeneca-Oxford, Covishield de la India, Janssen-Cilag, Moderna-Biotech, las chinas Sinopharm-Sinovac, más dos Novavax. Por ninguna parte aparece la Cansino.
Intrigado, decido investigar un poco más sobre la vacuna desairada por consejo del instinto.
El rastreo me llevó hasta una nota de EFE reproducida por un portal suizo el 22 de febrero de 2021, misma que recoge declaraciones de Adolfo Gabriel Hernández Garduño, profesor de la Universidad de Nuevo León y representante comercial en México del laboratorio CanSino Biologics. Declaró que dicha vacuna mostraba a la sazón una eficacia de 65 %, suficiente a decir del galeno para que “la persona no desarrollará la enfermedad”. Agregó que en la última fase de experimentación, se aplicó a 40 mil individuos de cinco países: Rusia, Pakistán, Argentina, Chile y México. En nuestro caso, la experimentación “se desarrolló en 20 centros ubicados en 16 estados”, donde fueron inoculados 15 mil mexicanos (más de un tercio del total global).
“El experto estimó que la vacuna contra la covid-19 de CanSino Biologics podría estar disponible en México en el mes de marzo, antes de que terminen los resultados de la Fase 3 en el país. Señaló que hasta ahora México es el único país que ha autorizado esta vacuna para uso de emergencia contra covid-19”, cierra la nota.
En realidad, México había autorizado desde antes experimentar la vacuna Cansino en los mexicanos, según confirmó López-Gatell en la mañanera del miércoles 9 de febrero de 2021. Justo a tiempo, pues al día siguiente, el jueves 10 llegó al país un primer cargamento consistente en 2 millones de dosis. Ya venía en camino. Posteriormente, entre 22 de marzo y 11 de mayo de 2021, la COFEPRIST autorizaría la importación adicional de más de 4 millones de dosis Cansino.
Recapitulando, las vacunas autorizadas por la OMS entre diciembre de 2020 y diciembre de 2021 no incluyen la Cansino (ni la Sputnik rusa). A la fecha, repito, la Cansino no ha sido autorizada por la ONU, la Comunidad Europea ni los Estados Unidos.
Conozco el argumento del gobierno de México para inocular a los mexicanos una vacuna en fase experimental: es mejor a nada, básicamente. ¿Será? No lo sé. Sólo apunto un dato: los principales clientes del laboratorio CanSino Biologics son gobiernos amigos de la dictadura China: el régimen islámico de Pakistán, el gobierno 4T de México, el gobierno argentino de los Fernández.
Para colmo, las paradojas: mientras aplicaba la Cansino a los mexicanos, el gobierno de México se dio el lujo de regalar 400 mil dosis de AstraZeneca a Bolivia, Paraguay y Belice. “Han sido donadas por nuestro país en su calidad de Presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños”, reportó el canciller Ebrard.
Ciertamente no se me da ser conejillo de indias, si bien estoy dispuesto a hacer dos excepciones. Una, si es una vacuna seria, esto es, surgida de los laboratorios de Europa occidental o de los Estados Unidos, el polo de naciones democráticas que ha dado a la humanidad más de 90% de los premios Nobel de Medicina y ciencias.
Y dos, estoy dispuesto a ponerme una vacuna no autorizadas por la OMS siempre y cuando se transparente su aplicación en México. No pido gran cosa: necesito saber cómo ha salido el experimento. Concretamente: ¿cuántos mexicanos vacunados, y con qué vacunas, se han contagiado; y cuántos inoculados han muerto desde que se puso en marcha la estrategia mexicana de vacunación? ¿Es mucho pedir?
Termino diciendo lo que he repetido antes: no soy antivacunas, pues me considero una persona civilizada. Sin embargo, padezco tabaquismo, una de las comorbilidades más asociadas a la muerte por covid-19, de modo que ante la frivolidad y opacidad china del gobierno de México, consideré prudente desarrollar mi propia estrategia de sobrevivencia.
Con la vida no se juega por más que valga tan poco en Guanajuato y todo México -y la mía se acerque ya a las siete décadas. Se vale, insisto, improvisar dadas las circunstancias.