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Messi en Llamas

 

Un hombre en llamas. Uno de plano bendecido.

Lo volvió a hacer en su debut glamuroso con el Inter Miami, el viernes pasado en el DRV PNK Stadium. Entró al ‘53 por el joven mediocampista Cremaschi; al minuto 92, agotados dos de compensación, el partido empatado y al borde de los penales, el rosarino puso en el ángulo derecho del portero un tiro libre de 25 metros.

Gol agónico al Cruz Azul. (Captura)

 

Volvió a ser feliz abrazándose con los compañeros, alentó al público, corrió hasta los brazos de sus hijos.

Primer festejo pink. (Captura)

 

Así el Inter, colero de la MSL, rompía una racha de seis partidos sin ganar. “El debut de Messi en el Inter Miami -escribió Ernesto Guevara para The Sporting News- fue absolutamente de una película que ni Netflix se ha atrevido a producir”. “Frotó la lámpara y salió él mismo”.

Es sólo futbol, sí. Y algo más.

Piensan algunos comentaristas que Messi vino a La Florida para relajarse, en pos de un retiro de terciopelo. Sin embargo, el 4-0 al Atlanta United este martes da crédito a lo que otros intuimos: que para él es impensable jugar a la pelota nomás para empatar.

Primer gol al Atlanta United, a pase de Busquets. (Captura)

 

No Messi. Hoy clavó los primeros dos y asistió el tercero.

Segundo al Atlanta a pase de Taylor. al que correspondió la gentileza en el cuarto gol. (Captura)

 

Ignoro si el niño que no podía crecer cursó la primaria, la secundaria y la prepa como tantos; aunque supongo que no tuvo tiempo para “frivolidades”. A Messi, es bien sabido, lo poseyó desde niño su don mágico. Lo descubrieron la abuela, el hermano y los padres en uno de los países más genuinamente futboleros del mundo.

Así, cuando el Barsa lo firmó apresuradamente en una servilleta, tenía la edad de cuando los normales vamos a la escuela primaria.

Lo demás es historia: la lámpara de su pie izquierdo lo hizo un chico rico a edad en que los demás se preparan para ir a la universidad. Desde muy niño se especializó en cuidar el cuerpo, mejorar su talento natural y ganar al futbol. Nada sabe hacer mejor. Es de sobra sabido que jamás fue una persona normal.

Messi juega con la atención puesta en el arco contrario, en vulnerarlo. Lo demostró hoy de nueva cuenta. Acaso para él la vida cobra sentido pleno cuando regatea, da asistencias y hace goles. Pertenece a la especie del tutor Ronaldinho, de Pelé y Maradona, magos todos del balón, mas los supera por el perfeccionamiento continuo de su futbol. Agréguese al don esa voluntad concentrada y feroz en la disputa del balón, más el estoicismo de su personalidad sencilla, humilde, y se obtendrá un bosquejo del Messias.

Después de ver el partido de hoy no tengo duda de que Messi no fue a Miami a descansar.

Amén del negocio y la comodidad, bien pudiera estarse tomando en serio el reto propiamente deportivo que le plantea el rosáceo Inter. Que se haya fijado una meta imposible para su nuevo equipo, colero de una liga de 29 clubs: ser campeón. Hoy el portero se agrandó lo mismo que Romero y Cremaschi, Taylor metió dos golazos y asistió al propio Leo. Es parte del efecto Messi que cada compañero quiera ser mejor, estar a la altura. Al grupo se sumará pronto otro español y si hay suerte un uruguayo.

Se antoja irrealizable, pero hablamos de un tipo fuera de serie. No cabe estandarizarlo si siempre, desde muy niño, ha sido excepcional. “A veces pienso que es de otro planeta, que no es humano”, ha testimoniado Henry.

Sería un reto con enormes obstáculos. Messi se formó mentalmente en Argentina y España, países de honda mística futbolera; y no es el caso de Miami ni los Estados Unidos, donde el soccer es deporte secundario todavía. Hay pues un riesgo de banalización, de extroversión espiritual, de comercialización descarnada. De hacer del futbolista más grande un mero producto.

Oficina de Adidas en Portland. (Captura)

 

No podrán pero lo intentarán. Apple TV, la compañía que posee los derechos de transmisión de los partidos del Inter Miami, ha iniciado una campaña publicitaria cuyo lema resume tal hipotético peligro de erosión interior: “Cada partido de Messi es un evento”.

Campaña de Apple TV. (Captura)

 

Como sea, me emociona el reto que imagino. ¿Vienen sus amigos Busquets, Jordi, y tal vez Suárez, a cerrar sus propias carreras junto al D10S vivo? Quiero creer que no sólo a eso.

Prefiero imaginar a los amigos, ya veteranos, ya canosos conspirando una postrer travesura para asombrarnos con épicas hazañas ¡dignas de Hollywood!, como antes, como siempre.

Y entonces, por qué no, tal vez se convenza Leo de que vale la pena probar un último mundial, su sexto. Tendrá casi 40 años pero la próxima Copa del Mundo se jugará cerquita, precisamente en nuestra Norteamérica.

¿Por qué no, si es un deportista sano y a dicha edad se atrevió el gran Bobby Charlton?

Si lo jugara sería primero con 6 mundiales y además superaría a Lothar Mattheus en total de partidos mundialistas (están empatados con 24). Dos récords más. Demasiado tentador para mi Leo Messi.

Por lo pronto, el final feliz se está alargando. Hay motivo para sonreír.

COHETERÍA

Siete jugadores de futbol han jugado cinco mundiales, cuatro de aquellos son mexicanos (La Tota, Rafa, Guardado y Ochoa). El dato es intrigante. Revela el peso exagerado de la trayectoria en la integración de la Verde. Más que un mérito, opino, refleja una anomalía nacional consistente en privilegiar el currículum sobre el talento y la capacidad reales.

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