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¿Finalmente Queremos ser Despertados?
Escrito por Mia Doornaert /De Standaard (Bélgica), 23 Mar 2016
Versión del original en holandés Willen we eindelijk wakker worden?, por Xavier Quiñones
La mayor parte del mundo musulmán conoce la separación de iglesia y estado. Por lo tanto, escuchamos a musulmanes que se desarrollan en una sociedad secular.
No, la matanza en Bruselas no es culpa nuestra, como las 130 muertes del 13 de noviembre no lo fueron de Francia. Y no, los ataques no son obra de “individuos sin escrúpulos”. Los terroristas son el extremo de un continuo más amplio que no entiende ni acepta que el Islam no domina la sociedad.
Esto es evidente en las redes proporcionando ayuda y refugio a los asesinos, incluyendo a Bruselas.
Incluso hay menos razones para retrasar la crítica del Islam que de su similar racismo. La afirmación de que “los musulmanes de hoy en día son los judíos de los años 30”, es obscena. Es una negación del Holocausto. Los judíos eran asesinados de una manera brutal por lo que eran, no por lo que pensaban o sentían. No importaba si eran ricos o pobres, educados o analfabetos, religioso o agnóstico, o incluso un convertido al cristianismo. Fueron asesinados porque eran judíos.
Hoy tenemos leyes contra el racismo y centros de igualdad de oportunidades. ¿Dónde está la “persecución”?
La crítica del Islam es equiparada con el racismo, la discriminación de, por ejemplo, los negros (o por extensión de las mujeres y homosexuales); y también dicen que el Islam no puede convivir con la libertad de religión, y por lo tanto, no están integrados en una sociedad secular.
Ese es precisamente el mensaje que tantos musulmanes ingieren en nuestros países a través de sus antenas parabólicas. Aprenden un odio largamente arraigado contra “los cruzados” y “sionistas”, contra los no creyentes y los creyentes equivocados. Reciben el mensaje de una empresa, ya sea islámica o por error. Y entonces, se obtiene jóvenes que no (quieren) asistir a la escuela porque piensan que les predica una doctrina falsa. Y protestan cuando la policía arresta a un sospechoso de terrorismo.
Ya es hora de que reconozcamos los indicios, sin pánico y sin fatalismo. Es hora de que prestar mucha más atención a los muchos musulmanes que se desarrollan en una sociedad secular, sentarse en el lugar de los que están llenos de resentimiento y rencor.
Pero lo hacemos al revés.
Ayaan Hirsi Ali tuvo que refugiarse en América. Hind Fraihi fue ridiculizada después de su informe sobre Jean (2005); y la semana pasada tuvo que publicar en París su libro “En immersión à Molenbeek”.
Las advertencias no han desaparecido. Finalmente, ¿queremos ser despertados?