Código Tlaxcala
“Ninguna sociedad democrática puede existir sin una prensa libre, independiente y plural”. Kofi Annan
b2

Dos Crímenes

 

George Floyd supo que lo estaban matando las rodillas de Derek Chauvin en el cuello y de otro oficial en la espalda. Dieciséis veces gritó a sus asesinos I can’t breathe! (no puedo respirar). Suplicó Do not kill me! (no me mates) antes de llamar a mamá con su último suspiro. Lo asesinaron en público policías que juraron velar por los habitantes de la ciudad de Minneapolis, cabecera del condado de Hennepin, estado de Minnesota. Los cuatro implicados están ya en Oak Park Heights, la prisión condal de máxima seguridad. El pasado miércoles, el fiscal del caso informó haber sumado a la acusación de homicidio imprudencial el propósito adicional de causar daño. Lo vimos todos porque los agentes no impidieron a los transeúntes filmar el crimen.

Chavin, de 44 años, podría purgar hasta 40 años de cárcel por homicidio en segundo grado. Tal vez lo que le resta de vida. Suena justo pagar el propio resto por quitar la vida a un hombre apenas dos años mayor.

El crimen ocurrió en una calle de los Estados Unidos, la mejor democracia de nuestro tiempo. En la nación que más respeta los derechos naturales de las personas y ha sabido construir el mejor (o menos peor, al gusto) sistema de impartición de justicia. Abochorna ver a Estados Unidos, un país icónico fundado sobre el ideal de la libertad reducido a la condición de república bananera. Tristeza ante las imágenes de dudosos vengadores de Floyd enderezando su furia no contra el alcalde demócrata de 38 años, Jacob Frey, ni el gobernador demócrata James Walz, sino …contra el presidente republicano Donald Trump. Esto a cinco meses de una elección presidencial que el coronavirus ha invertido milagrosamente a favor de Joe Biden.

Como era previsible, los enemigos de la sociedad abierta se apuraron a atribuir el asesinato de Floyd al capitalismo y agitaron sus espantapájaros favoritos. ¿Fue un crimen racista? Y ¿lo que vimos retrata la normalidad de la policía estadunidense?

Un manifestante carga la bandera de E.U. al revés, durante protestas en Minneapolis. (mundodeportivo.com)

 

No hay evidencia que sustente la seudo explicación racial del incidente. La contradice el hecho de que Chauvin se casó con una mujer asiática, Kellie, madre soltera con dos hijos, un año mayor y exreina estatal de belleza. La esposa nació un año antes de la toma del poder por el Partido Comunista en su natal Laos y migró a los Estados Unidos luego de pasar dos años en un campo para refugiados en Tailandia. A raíz del incidente del 25 de mayo, la “devastada” Kellie hizo pública su decisión de solicitar el divorcio.

Un dato adicional explica mejor para mi gusto que el supuesto racismo, la brutalidad de Derek contra Floyd. La hipótesis de una posible animadversión personal se sustenta en que la víctima y el victimario se conocían desde mucho tiempo atrás, e incluso trabajaron juntos hasta hace pocos meses, como guardias de seguridad del club El Nuevo Rodeo. Casi seguramente el policía identificó al gigante negro de dos metros apenas al arribar (tardíamente) al lugar de los hechos, cuando coadyuvó al segundo intento de subir al detenido a una patrulla.

El seudo argumento del racismo no luce más verosímil que mi muy humilde hipótesis. Ciertamente los rasgos y el color de piel aún causan repudio a muchas personas; téngase en cuenta que hace ciento cincuenta años era legal poseer esclavos y lo fue siempre en todas partes desde los orígenes de la civilización. ¿Hay racismo en los Estados Unidos? Sin duda, aunque no más que en otros países. Tal vez menos, a juzgar por tantos famosos y poderosos del país vecino casados con latinas.

Jacob Frey, alcalde demócrata de Minneapolis, repudiado durante protesta por rechazar petición de suprimir la policía estatal. FOTO Fox News

 

¿Mató el racismo a Floyd? Lo juzgo altamente improbable, se antoja más verosímil atribuir a rencillas o malentendidos personales la saña criminal empleada por Derek contra un excompañero de trabajo y viejo conocido (más de 15 años).

Ahora bien, ¿la policía estadunidense es básicamente lo que vimos el 25 de mayo en el vecindario de Powderhorn? Tampoco ofrece el asesinato de Floyd justificación a tal generalización. Aunque algo o mucho hay de cierto, pues la sociedad estadunidense paga una cuota extra de violencia por su libertad democrática de comprar y vender armas (una garantía contra gobernantes tiránicos, a juicio de los Padres Fundadores) y por su rol de potencia global en un mundo plagado de dictadores, dictadorzuelos y “dictadores perfectos” (de donde, el militarismo y la militarización de la policía a cargo de la seguridad de los estadunidenses).

De vuelta al hecho, sendas reconstrucciones de lo sucedido antes del arribo de Derek, realizadas por el NYT y el Washington Post la semana pasada, basadas ambas en declaraciones y grabaciones de testigos, aclaran lo ocurrido en la avenida Chicago de Minneapolis el pasado 25 de mayo.

Resumo: Floyd bajó de una van azul para comprar cigarrillos en una tienda Cup Foods situada al otro lado de la calle. A poco de regresar al vehículo, dos jóvenes empleados se acercaron a la van para decirle que el billete de 20 dólares con el que pagó es falso. Floyd ni paga con dinero bueno ni devuelve la cajetilla; ante lo cual los empleados se retiran y avisan a la policía. Minutos después, una patrulla estaciona ante el negocio, los agentes charlan brevemente con los empleados y se dirigen hacia la van. Un agente se acerca a la ventanilla del conductor y habla a Floyd, quien responde algo tal que el oficial decide encañonarlo. Lo obliga a bajar del vehículo y le pone esposas. La secuencia muestra enseguida dos intentos fallidos de subir a Floyd -quien alegaba ser claustrofóbico- al auto policial. Hasta la segunda participa el recién arribado Derek.

Es probable, a juzgar por los exámenes forenses, que Floyd y sus acompañantes estuvieran tomando alcohol y/o fumando mariguana en la van, ello explicaría la resistencia del detenido. E importa al caso, también, un antecedente de asalto a mano armada de la víctima.

Escribo lo que pienso a riesgo de resultar excéntrico, un friki por discrepar de la tesis racial. ¡La palabra racismo está en los diarios del mundo entero asociada a Floyd! Es sólo que no hallo razones. Salvo, claro, las sinrazones de una política inescrupulosa y políticos con pocos escrúpulos que no vacilan en confrontar a las personas entre sí al fin de sacar raja electoral. Para ganar ellos en el juego adulto del poder.

Ataque al Palacio de Gobierno de Jalisco, el pasado 5 de junio. FOTO suracapulco.mx

CASO GIOVANNI

A Giovanni López lo asesinaron a golpes policías de un municipio de Jalisco el 4 de mayo, tres semanas antes del homicidio por asfixia de George Floyd. A nadie importó en México durante tres semanas. Podría ser por lo que al respecto, nos dijo un joven abogado en un café de Tlaxcala: “Eso pasa todos los días en México”. Tuvo que suceder el asesinato del hombrón negro para activar la ira tardía por el asesinato en Jalisco.

Una buena influencia, sin duda, ese coraje contra la conducta criminal de agentes que juraron proteger a sus conciudadanos. “Sé lo que se siente”, justificó razonablemente un joven con patineta ante las cámaras luego de las violentas protestas en Jalisco. De hecho, también reactivó protestas en Francia por el asesinato bajo custodia policial del africano Adama Traoré en el lejano 2016.

El problema no es tanto la indignación contra el abuso policial que de paso se ensaña contra negocios de inocentes. El verdadero problema (y fuente de desvirtuación de las protestas por crímenes institucionales) son los manifestantes “espontáneos” con boleto político.

El sábado, la policía de Jalisco arrestó a 6 personas por destrozos al Palacio de Gobierno. (Notimex)

 

En México, los reclamos por el vil asesinato del joven albañil han sido enfocados contra el gobernador de oposición Enrique Alfaro a pesar de que los policías implicados en el crimen son del municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos. Conocidos amloístas andan promoviendo en redes su renuncia. El gobernador de Jalisco está denunciando a su vez la intromisión en las protestas del crimen organizado y de partidarios de López Obrador. “Los manifestantes que generaron los disturbios no estaban en el arranque de la protesta en el Parque Rojo, aparecieron cuando la protesta llegó al centro”, declaró.

Salma protestó en su red social por el asesinato de Giovanni. (Instagram)

 

Desde la tribuna de su mañanera del jueves, el presidente exigió al gobernador presentar pruebas de la presunta intromisión de partidarios suyos. ¿Cómo se puede probar algo así? Se me ocurre un modo algo precario pero mejor que nada: indagar cuántos de los manifestantes detenidos reciben beneficios de la Secretaría del Bienestar. Podría ser. Naturalmente el voluminoso padrón de apoyos sociales hace larga la lista de sospechosos.

Imposible obviar que en el marco de la tragedia de la pandemia, el mandatario emanado del partido Movimiento Ciudadano se ha confrontado con el presidente de México por exigir más pruebas Covid (despreciadas a la par que los tapabocas por López-Gatell, a contracorriente de Asia, Europa y el resto de América).

Unos treinta encapuchados atacaron la embajada yanky y la representación de Jalisco durante protestas por Floyd y Giovanni ,en CDMX. (eluniversal.com.mx)

 

COHETERÍA

 

POEMA DE LIRA El periodista y escritor Rafael García Sánchez subió el 4 de junio a su face la imagen de un poema manuscrito (posiblemente inédito) de Miguel N. Lira. Aquí una transcripción del documento:

 

¡Ya no te dejaré aun siendo muerto,

Otra vez tierra negra!

Puedes huir de mí. Puedes negarme.

Ignorar mi existencia… Acaso también puedas,

Si alguno te pregunta qué fue de nuestro amor,

Hablar de la luna de otoño, de la pradera junto al río

O de aquella ventana iluminada

Por el perfume de las madreselvas

Que anhelamos que fuera tan sólo tuya y mía…

Mas en lo hondo de ti, desde tu sangre,

Yo sé que me circunda

Tu limitado amor que está flotando.

 

(Facebook de Rafael García)
¿Qué opinas?
Cargando...