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Pobreza, la Otra Cara de Tlaxcala
Ya transcurrieron seis meses de este nuevo gobierno y sin duda alguna en los próximos días sabremos de las renuncias anunciadas de funcionarios que no han dado, ni darán, resultados.
En algunas áreas como en el tema de la seguridad hay hasta retroceso, ni se diga en los temas de salud y educación, en muchas áreas siguen los mismos del sexenio pasado.
Se mantienen los mismos vicios, la misma ineficiencia y como diría la sabia abuela es ni más ni menos “la misma gata, pero revolcada”, desde arriba hasta abajo, en una prolongación del poder de ya da escalofríos.
Como muestra tenemos que en ciudades, pueblos y colonias de los 60 municipios que integran la geografía de Tlaxcala, la pobreza y en algunos casos la pobreza extrema asoma su rostro de implacable necesidad por la carestía de la vida.
Pese a las declaraciones triunfales del gobernador Marco Mena, en el sentido de que por dos meses consecutivos Tlaxcala encabeza las mediciones nacionales en la generación de empleos, esta “bonanza” no llega a las mesas de miles de familias.
No se informa de los miles de empleos que se han perdido por ejemplo con el cierre de empresas como Rhom and Hass, Procter and Gamble, Nestlé o Sandak en Calpulalpan, por citar algunas.
Se abren tiendas departamentales, pero los sueldos son bajos, AUDI es un espejismo que no da empleo a nuestra gente de los pueblos, se requiere de una preparación que no hay.
En el primer cuatrimestre del año, la cuesta de enero se hizo más significativa la carestía por la liberación del precio de las gasolinas, el diesel, la energía eléctrica y el gas licuado de petróleo.
Los aumentos vienen en cascada día a día, semana a semana y mes con mes de tal forma que en los mercados los precios de la canasta básica se han disparado sin control en perjuicio del bolsillo de las y los jefes de familia.
Leche, carne y huevo, hasta los frijoles y un simple aguacate se han convertido en artículos de lujo para las familias, precios nunca antes vistos también han alcanzado los limones, los jitomates y ni hablar de pescados y mariscos.
No hay alternativa, bajar el consumo en la dieta, privarse cada vez de más y más cosas son acciones cotidianas que deben emprender cada día las madres de familia que ven los precios inalcanzables por la voracidad de los comerciantes de todo tipo.
Mientras en Tlaxcala no se ha definido una estrategia de política social para contrarrestar los efectos de la inflación -que no es apreciada en su justa dimensión-, por la clase política en el poder.
Las familias tlaxcaltecas, sobre todo en las comunidades rurales, ven menguar sus posibilidades para alimentar bien a sus hijos, leche, carne, pan y huevo están fuera de los salarios mínimos.
Lamentablemente los programas sociales en Tlaxcala se manejan clientelarmente y con tintes políticos, sobre todo para la elección presidencial que viene y por si esto no bastara, es la hora en que no se conocen las estrategias del Plan Estatal de Desarrollo.
Si se toma en cuenta el día en que concluyeron los comicios para elegir gobernador y el tiempo que ha pasado, ya tenemos un año sin rumbo, con declaraciones y tal pareciera que dicho plan se elabora artesanalmente con chaquiras, popotillo y lentejuelas.
Lo más grave de la situación es que Tlaxcala ha dejado de ser zona agrícola, la tierra se ha atomizado, ya los ejidos han desaparecido y ni siquiera hay la esperanza de alimentarse de los productos del campo.
Los tlaxcaltecas enfrentan cada día al jinete de la contaminación de sus aguas, ríos, presas y lagunas se han convertido en depósito de aguas pestilentes, el Zahuapan lleva agua envenenada por la industria.
Los mantos freáticos se abaten, el agua de los mantos freáticos profundos se la lleva la ciudad de Puebla, el ganado de traspatio enferma y muere y con ello la esperanza de alimentarse como lo hicieron nuestros abuelos.
La flora y fauna esta devastada por la contaminación, por los incendios, ya casi no hay conejos silvestres, las verdolagas y los quentoniles, las malvas escasean y las enfermedades acaban con los animales de traspatio.
Los tlaxcaltecas han sobrevivido ancestralmente en condiciones adversas, la antigua República de Tlaxcallan sobrevivió sin sal, nuestros antepasados utilizaron su inteligencia y los recursos naturales para ser libres.
Hasta hace medio siglo los abuelos recuerdan que si no había trabajo, la gente comía del campo, ahora los trabajos son para los más estudiados, los que no tuvieron esa oportunidad se van de Tlaxcala.
Cientos de familias se han quedado sin los jefes de familia, la necesidad empuja hacia afuera, los pueblos se quedan sin hombres y la esperanza se acaba, cada día la pobreza soma su impasible rostro, la otra cara de Tlaxcala que es… LA POBREZA.