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Mirándonos el Ombligo /Luis Cárdenas (El Universal)

 

Yo soy un desgraciado global.

Eduard Fernández

 

No hay maroma que valga. No hicimos un ridículo a nivel global con la participación del presidente López Obrador en la ONU simplemente porque fuimos insignificantes.

Tan poco le importó a la 4T el asunto que no fueron ni para cuidar el cuello de la camisa a Andrés Manuel o, más probablemente, a él tampoco le importaba mucho la imagen que le daríamos al mundo, ya sabe, típicas frases hechas, no ser farol de la calle para terminar siendo la oscuridad de la casa.

Lejos de frivolidades, es alarmante que frente a la mayor crisis global en la historia de los últimos cien años, el presidente confundió el evento con un mitin de bajo presupuesto, con una simple mañanera más, pensando, quizá, que su rifa-no rifa del avión-que no fue avión, sería un ejemplo en el mundo.

Seguramente, conmovidas por las palabras de López Obrador, las potencias mundiales alistan ya el sorteo de sus flotas aéreas y preparan una reescritura de sus historias particulares inspiradas en la Cuarta Transformación… Seguro que en el mundo vendrán cada vez más niños a los que sus padres llamarán “Benito”, así como Mussolini, pero no por uno de los peores dictadores en la historia sino porque nuestro presidente, tan magnánimo, les ha tocado el corazón.

Neta, neta, ¿de verdad tan poco nos importa la agenda global?, es cierto que aunque López Obrador no podía presumir mucho, porque es un hecho que somos uno de los peores ejemplos en el mundo en el manejo de la crisis sanitaria y económica por la COVID-19, el presidente sí pudo mandar un mensaje mucho más estudiado y profundo al mundo, utilizar la Asamblea de la ONU para el consumo politiquero local nos convierte, cada vez más, en una caricatura ridícula de república bananera. Es una lástima que tiremos al caño una oportunidad de ese tamaño.

Preocupa mucho la arrogancia de la Cuarta con respecto a la realidad, su embrujado espejo de poder ahora los hace mirarse como arquetipos globales, si fuese únicamente su problema sería maravilloso, una utopía que la hibris los devorase solos como la serpiente autofágica, pero no, en este desastre de egos, por desgracia, todos terminamos siendo víctimas directas.

El país se desmorona poco a poco y aunque la supuesta popularidad del autonombrado segundo mejor presidente de la actualidad mantenga un escenario paralelo a la crisis donde “todo va bien”, la caída que experimentaremos en los próximos meses será algo de lo peor que hemos vivido en la historia, un reto para el que, en realidad, tenemos al peor gobierno en los peores tiempos.

Pero México no es solamente la 4T, al país lo construimos millones de ciudadanos que nos enfrentamos al trabajo duro de sacar a nuestras familias avante todos los días, nunca hemos contado con un gobierno que nos apoye a manos llenas y esta vez no será la excepción, será un poco peor pero estamos acostumbrados al tortuguismo y a la ineptitud en los peores momentos, allá ellos con sus dislates de Palacio y acá nosotros con el esfuerzo cobijado en orgullo para cargar nuestra nación.

Al final, cuando salgamos, sabremos que fue gracias a nosotros… Y le demostraremos al mundo que somos más, mucho más, que una rifa.

DE COLOFÓN

Andan impulsando a Jorge Campos para un hueso en Guerrero, ya tuvimos a un Cuauhtémoc Blanco, ¿qué podría salir mal?

 

@LuisCardenasMX

 

ENLACE

El arte de mirarnos el ombligo / Luis Cárdenas, El Universal (México), Septiembre 24

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