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Gobernador Mena da Grito Clásico y Entusiasta en Tlaxcala

Primera Dama Sandra Chávez Rinde Homenaje con Atuendo al Istmo de Tehuantepec

Abigail Salvatore y César Durán

El gobernador Marco Antonio Mena gritó a las 11 de la noche del viernes patrio expresiones clásicas del tradicional festejo de la Independencia de México que cumple 207 años, desde que Miguel Hidalgo exhortó durante la madrugada del 15-16 de septiembre de 1810, en el pueblo de Dolores, Guanajuato, a protagonizar el nacimiento de la nación de los mexicanos.

“¡Vivan los Héroes que nos dieron Patria y Libertad! ¡Viva Hidalgo! ¡Viva Morelos! ¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez! ¡Vivan Allende y Aldama! ¡Vivan Galeana y  Matamoros! ¡Viva Guerrero! ¡Viva nuestra Independencia! ¡Viva México, Viva México, Viva México! ¡Viva Tlaxcala!, exclamó el con voz fuerte y firme desde el balcón del Palacio de Gobierno, ante miles de personas que prácticamente abarrotaron la plaza pública.

Al lado del Gobernador, su esposa y primera dama de Tlaxcala, Sandra Chávez Ruelas, lució un atuendo de tipo oaxaqueño, compuesto de un huipil blanco bordado con motivos florales en negro y una larga falda negra, alusivo a la tragedia que actualmente asuela al Istmo de Tehuantepec, donde murieron más de cien personas y cientos de miles se hallan damnificadas por causa del sismo del 7 de septiembre y las intensas lluvias que no han dejado de agravar la situación.

Como es costumbre nacional, la principal celebración de la patria mexicana estuvo acompañada de coloridos fuegos artificiales y cuetes atronadores que iluminaron las fachadas y despejaron de sombras el cielo anublado que minutos antes descargó lluvia sobre la ciudad de Tlaxcala.

Familias enteras deambularon, pintados los rostros de muchos tlaxcaltecas con los colores verde, rojo y blanco, en la explanada, los corredores de los jardines del zócalo, los portales y las calles adyacentes, embargadas de una emoción que perdura contra todas las adversidades y resume la esperanza de una nación juvenil.

Al término de la ceremonia del Grito, el mandatario y la primera dama ofrecieron una cena a invitados especiales y periodistas en el Salón “Joaquín Cisneros” del Recinto Ferial, donde se sirvió crema de huitlacoche, lomo mechado con elote y un postre de requesón con amaranto, y como refrigerio, bebidas  gaseosas, brandy y whiskey.

Allí, un sonriente y paciente Marco Mena apenas pudo comer, pues cientos de personas hicieron filas interminables para estrecharle la mano y con todos cruzó palabras, y hasta se dio tiempo para tomarse selfies y saludar de motu proprio a los comensales de algunas mesas.

Código Tlaxcala tuvo acceso al Salón Rojo de Palacio de Gobierno y el Salón Joaquín Cisneros, y apostó fotógrafos además en la plaza del Zócalo, a fin de ofrecer a sus lectores una galería de imágenes del simbólico y trascendental evento.

Por último, cabe mencionar que la primera dama de México, Angélica Rivera, lució anoche desde el Palacio Nacional asimismo un vestido de estilo tehuano, aunque por ser multicolor no representó el luto expresado en la indumentaria de la primera dama de Tlaxcala.

APOSTILLA HISTÓRICA

Acerca del Grito, hay que tener presente que Hidalgo gritó en 1810, entre otras consignas: ¡Viva la Virgen de Guadalupe! y ¡Viva Fernando Séptimo!, y que la Constitución de 1824 estipuló que la religión católica debía ser la “única” de la naciente nación de México.

Posteriormente, los vivas al monarca español y a la Virgen Morena quedaron suprimidas de la ceremonia.

La evolución del Estado mexicano hacia el moderno laicisismo tuvo su punto de partida en la Revolución Liberal que dio a México su segunda Constitución, la de 1857. Encabezada por el indígena zapoteco Benito Juárez, esa generación ilustrada de intelectuales, poetas y profesionistas puso fin a la teocracia novohispana heredada por el México independiente. Algunos historiadores estiman que hacia mediados del siglo xix, la iglesia oficial había llegado a concentrar un inmenso poder terrenal consistente en la propiedad de entre 33 y 50% de la tierra rural y más de la mitad de la riqueza urbana.

Anoche, como ha sido tradición desde entonces, ni Marco Mena ni el Presidente Peña Nieto gritaron ninguna de dichas frases originales de la Independencia de México referentes a la religión y la monarquía absolutista de España.

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