Código Tlaxcala
“Ninguna sociedad democrática puede existir sin una prensa libre, independiente y plural”. Kofi Annan
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España: ¿Retorno al Franquismo?

La democracia española podría estar viviendo una hora crucial con la puesta a prueba de un principio esencial de la modernidad: la libertad de expresión. Tres hechos criticados al unísono por NYT, Amnistía Internacional e intelectuales, artistas y opositores políticos de España y Europa, han reencendido en la patria de Cervantes un viejo debate acerca de los límites del pensamiento y la palabra, y replanteado la pregunta ¿es preferible en dichas materias la censura o el riesgo de los excesos?

En el transcurso de un día, los organizadores de la exposición internacional de arte contemporáneo ARCO, realizada por la fundación entre el 21 y 25 de febrero, retiraron una obra del pintor Santiago Sierra titulada “Presos políticos en la España Contemporánea”, compuesta de 24 fotos entre las cuales de titiriteros condenados hace dos años, del sindicalista andaluz Andrés Bódalo y de los separatistas Oriol Junqueras, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart; una jueza ordenó retirar del mercado el libro Fariña del periodista Nacho Carretero, a petición de un ex alcalde de O Grove que –habiendo sido condenado por tal delito- aparece allí vinculado al narcotráfico gallego; y, el Supremo Tribunal confirmó una condena de 3 años más 6 meses contra el rapero ‘Valtonyc’, por letras de sus canciones donde se critica a los Borbones.

Así, en un país marcado por una honda corrupción institucional -ilustrada en los casos Gurtel y Bárcenas que implican al partido en el poder, el PP, y el propio presidente Mariano Rajoy- la tristemente célebre Ley Mordaza trasciende al periodismo y alcanza ahora la plástica y la música.

Código Tlaxcala reproduce tres artículos alusivos al debate, aparecidos el jueves 22 y el viernes 23 en el portal del diario ibérico Público. La Redacción.

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Fariña, el más vendido en Amazon esta semana. (Captura de pantalla)

       Os Quiero Mucho

Albert Pla /Publico.es, 22 de Febrero

A ver si se me ocurre algún tema para hacer una canción, algo que no sea anticonstitucional, ni ilegal, ni anti patriótico.

A ver si se me ocurre algo que no sea sedicioso, ni por lo que nadie me pueda acusar de rebelión. Algo que no ofenda a nadie, algo que no atente contra la moral de nadie, algo por lo que nadie se sienta insultado, ni sirva para que nadie me insulte.

A ver si se me ocurre algo que no le falte el respeto a nadie.

A ver si soy capaz de decir algo que pueda evitar que acabe delante de un juez, por injurias o calumnias. A ver si puedo componer algo que no sea antisistema para este sistema. A ver si se me ocurre alguna canción que no haga apología de nada, que nadie me pueda confundir con un terrorista, un desestabilizador, un peligro.

Quiero escribir algo por lo que nadie se sienta  insultado, y sobre todo, algo que no insulte a los que jamás escucharán esta canción.

Tal vez podría poner algún tópico típico de las canciones de amor, porque una canción de amor nunca ofende a nadie.

Podría decir “te quiero mucho”. Pero no. Si canto esto, podría ser acusado de discriminador, de racista, de xenófobo, de elitista, de excluir a todo el mundo, esto sería un delito de odio para el resto de habitantes del mundo.

Mejor pongo “quiero a todo el mundo”, pero igual el mundo me acusa de acosador.

O tal vez algunos confunden el “quiero” con un deseo sexual. O algunos pueden interpretar el “quiero” en el sentido” egoísta, megalómano. “Quiero” puede significar posesión. No lo voy a decir, no me atrevo. Y qué decir de poner la palabra “mucho”, porque ofendería a los que tienen poco.

¿Nadie se ha dado cuenta de cuánto odio guarda dentro de sí la frase “os quiero mucho”?

Esta frase es una falta de respeto, llena de infamias y blasfemias. Intolerable, debería estar perseguida por la ley. Definitivamente, el verso: “Os quiero mucho”, incita al odio.

Las autoridades deberían tomar medidas urgentes contra quien diga que quiere mucho a alguien. Poner todos los mecanismos del Estado al servicio de políticos, periodistas, policías, jueces, magistrados, militares, para que regulen y vigilen y denuncien a quienes infrinjan la ley de una vez por todas. Es más, se debería controlar a las redes para que las redes digan lo mismo que las autoridades, porque si no esto es el caos.

No se me ocurre nada. Como compositor, soy un desastre.

Pero en el fondo, tengo suerte. No quisiera acabar como Hasél o Valtonyc.

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Censura doble. FOTO Fernando Villar, European Pressphoto Agency, NYT

Asco, ARCO, Narco

David Torres /Publico.es, 22 Febrero

No hay duda de que el arte abstracto tiene una indudable ventaja sobre el figurativo: que no se entiende ni jota. Por eso a las pinturas abstractas, la mayoría de las veces, les ponen un marco: para diferenciarlas del papel de la pared, porque de otro modo no habría manera.

Franco, contrariamente a los popes del Realismo Soviético, no veía ningún problema en que alguien emborronara un lienzo de rayas, manchas y chafarrinones, así fuera de ocho metros por ocho, y permitía a los pintores abstractos acudir a bienales y montar exposiciones a pesar de sus desvíos ideológicos. No había ningún problema en criticar al régimen mediante una plancha de metal oxidada o una rueda de carro atravesada de clavos siempre que la plancha o la rueda de carro llevaran títulos inasequibles del estilo de “Forma en expansión” o “Estudio ontológico”. Muy distinto hubiera sido titularlos, por ejemplo, “Variaciones sobre el Guernica”, “Los sótanos de la DGS” o “La popa de El Ferrol vuelve a la carga”. Con quien Franco tenía problemas era con Dalí -que no paraba de hacerle loas y reverencias y que el día menos pensado le montaba un cataclismo- y, sobre todo, con el Realismo Soviético.

Las obras de Santiago Sierra no son muy difíciles de comprender, especialmente la última, que podía haberla hecho un niño con un álbum de cromos para un ejercicio de trabajos manuales. “Sí”, respondió una vez Picasso a una crítica similar, “¿pero usted sabe lo difícil que es pintar como un niño?”.

La instalación consiste en 24 fotografías levemente pixeladas de recientes huéspedes de las cárceles españolas, entre los que se encuentran los célebres titiriteros detenidos hace dos años, el dirigente del Sindicato Andaluz de Trabajadores, Andrés Bódalo, Oriol Junqueras y los dos Jordis. La clave, una vez más, está en el título con que Sierra abanderó la obra: “Presos políticos”. Si la hubiera llamado, no sé, “Sospechosos habituales” o “Excursión a Las Alpujarras” probablemente no hubiera pasado nada.

Pero alguien se ha molestado con la asociación libre que podía producirse en el cerebro de algunos espectadores, los cuales, imprudentemente serían capaces de pensar que en España hay presos políticos. Algunos incluso serían capaces de pensar, punto.

Por eso, para eludir malentendidos, pensamientos y desviaciones ideológicas, y también para evitar polémicas, la galerista Helga de Alvear ha decidido retirar de la instalación de ARCO, una iniciativa que el PSOE, en su función habitual de mamporrero gubernamental, ha aplaudido con fervor de limpiabotas. De este modo, el público podrá pasear tranquilamente por ARCO, sin que les afecte un maremoto mediático que en estos momentos copa ya los titulares de medio mundo, después de las condenas a tuiteros y raperos por pasarse de tontos.

Sierra, maestro consumado de la provocación, ha enseñado una vez más un trapo rojo y el gobierno ha embestido a tope. En el arte conceptual lo que cuenta, más que el arte, es el concepto y aquí estamos para aclarar conceptos, como decía el crítico de arte Pazos en Airbag. A los hechos me repito.

Los hechos son que, en menos de 24 horas, un rapero ha sido condenado a varios años de cárcel por ofender al rey, una obra ha sido retirada de una feria de arte internacional por molestar a Mariano y que un libro, Fariña, ha sido secuestrado por orden de una jueza porque molestaba mucho a un ex alcalde de O Grove a quien no le gustaba su papel de protagonista.

Ya avisaba yo –en una reseña que salió en su día en Cuarto Poder– que casi en cada página del impresionante reportaje de Nacho Carretero “hay citas literales que valen por una querella, una amenaza o un accidente de tráfico”. Entre otras muchas podredumbres, Fariña relata la larga y acaramelada historia de amor entre el narcotráfico gallego y el PP, desde los tiempos cavernarios de Fraga hasta la espalda soleada de Feijóo.

Lo más gracioso es que llevaba unos tres años rulando por ahí, lo que da una idea del tiempo que le cuesta a esta gente leer un libro.

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Felipe VI en ARCO

Fernando López Agudín /Publico.es, 23 Febrero

 

Qué magnífica oportunidad ha perdido la Casa Real para salir en defensa de la libertad de expresión, justo cuando la censura ha reaparecido retirando la obra expuesta Presos políticos, de Santiago Sierra, en la Feria Internacional que se celebra en Madrid.

Qué falta de sensibilidad democrática en la Zarzuela al no haber anulado, o al menos aplazado, la presencia del Jefe del Estado en la inauguración de dicho certamen. En lugar de suspender o aplazar el acto inaugural, hasta que la obra fuese repuesta en la  pared vacía que ocupaba, decidieron acudir a ARCO en el mismo momento en que la repulsa generalizada de la censura alcanzaba incluso hasta aquellos mismos que habían censurado.

Es un error análogo al de aquella intervención del Jefe del Estado sobre la cuestión nacional catalana, cuando decidió colgar en el perchero de la Zarzuela su función arbitral, al aparecer ahora como equidistante entre la libertad de expresión y la censura más bien propia de los tiempos preconstitucionales, incluso del franquismo. Desde 1978, la Monarquía española es constitucional y quien la encabeza está obligado a defender todo su articulado.  Incluido el artículo 20 que protege los derechos a expresar libremente los pensamientos e ideas mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción. Bien es cierto que durante tres años, los anteriores a la Constitución, la Corona no estaba obligada; pero hoy no es la Monarquía legalmente vigente.

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, tomó la decisión que  debía haber tomado Felipe VI. La ausencia de la edil madrileña es un magnífico ejemplo de la actitud de una demócrata; la presencia de Felipe VI significa  lo contrario, con independencia de cual fuese su voluntad.

Desde que IFEMA ejerció la censura, imponiendo le retirada de una obra artística que le desagradaba, hasta la hora prevista de la inauguración, hubo tiempo más que de sobra como para que la Zarzuela encontrara una vía para cortocircuitar la imagen del Rey Felipe VI inaugurando dicha Feria Internacional previa censura de una obra expuesta. Ningún cortesano podía desconocer ayer por la mañana que los propios responsables de la censura rectificaban.

IFEMA pedía disculpas, eso sí sin reponer la obra, el ministro de Cultura negaba saber nada de la censura que su propio secretario de Estado, Fernando Benzo, había justificado muy alambicadamente al mencionar unas supuestas cuestiones conceptuales con el ejercicio de la creación artística. Una vez más, se censuraba sin que ninguno de los censores diera la cara tras  haber comprobado que su coartada de labor censora, los presos políticos catalanes o sociales, no podía ser de recibo en esta ocasión y con este motivo. Alguien se pasó de rosca estirando el 155 hasta ARCO y le estalló como un bumerán en su cara de cemento. Rectificación, pues, pura y dura. Así la censura ha venido y nadie sabe cómo ha sido.

Quizás el error de la Zarzuela provino del entusiasta aplauso del PSOE a la censura, pero los propios socialistas rectificaron horas después al ver, para su  gran asombro, que hasta Ciudadanos salía inmediatamente en defensa de la libertad de expresión. Pese a que el subconsciente sumiso de Sánchez, que se caracteriza por un firme seguidismo hacia Rajoy, pudo inducir a la confusión de los cortesanos, no puede servir de excusa alguna a los que no cambiaron la agenda del Jefe del Estado.

El PP, el PSOE, Rajoy y Sánchez, dijeron Diego donde dijeron digo, sin que Felipe VI cambiara la inauguración de ARCO bajo la censura. Nunca tantos monárquicos causaron tanto desprestigio a la Monarquía.

Es mucho más que una equivocación de Felipe VI. Es un síntoma del retroceso democrático en España. Ayer mismo lo advertía Amnistía Internacional, al denunciar una restricción desproporcionada de la libertad de expresión, y también lo señalaba The New York Times.

La agonía evidente del Régimen del 78 no es producto del avance de las fuerzas progresistas sino, todo lo contrario, del extraordinario ascenso de una de las peores alternativas reaccionarias, basada tanto en una masiva movilización nacionalista españolista como en la profunda debilidad e incapacidad de toda la izquierda. Esa flecha de la censura, lanzada desde el ARCO  de la derecha, refleja la creciente ansiedad descontrolada de alguno de sus arqueros por clavarla cuanto antes sea posible en la Constitución que nunca aceptaron.

 

Links

http://blogs.publico.es/otrasmiradas/12753/os-quiero-mucho/

http://blogs.publico.es/davidtorres/2018/02/22/asco-arco-narco/

http://blogs.publico.es/fernando-lopez-agudin/2018/02/23/felipe-vi-en-arco/

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