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España: Película de Mafia con Juicio

Aníbal Malvar /Publico.es (España), 25 Jul

Hoy sé que voy a ver una hermosa película de mafia.

Escucho y leo a mucha gente criticar que nuestra jerarquía jurídica privilegia a Rajoy por haber aceptado que el presi no se siente hoy en la misma silla que el resto de testigos de la Gürtell, ahorrándole así la foto con Bárcenas a sus espaldas y el verse más bajito que el juez.

Pues a mí me encanta este privilegio presidencial.

Porque quizá sea un error del entorno monclovita.

Rajoy testificando frente a Luis Bárcenas, con los ojos a la misma altura, como en un duelo del far-west. Bárcenas observando si Rajoy miente bien o miente mal, clavando sus cejas expresivas en él.

Rajoy eludiendo constantemente mirar a su atractivo ex tesorero, un rival duro, más atractivo a la cámara, y ya se sabe que Rajoy, cuando habla incómodo, puede soltar una de sus frases mágicas, tan galaicamente capaces de significarlo todo y significar la nada.

Y sabe dios cómo interpreta el criptograma mariano un juez, pues de la justicia española todo se puede esperar. Está tan al albur de la ideología de los jueces –y hemos leído ya muchas sentencias de jueces movidos por convicciones protomaniacas–, que se escucha aquí arriba el frusfrús criminal de las togas en su guerra civil subterránea.

Que, a pesar de todo esto, Rajoy prefiera hacer la declaración frente a frente, y no con Bárcenas a sus espaldas, es metafórico para bien y para mal del personaje.

Para mal si es por el miedo que le tienen los delincuentes a aquellos a quienes han traicionado, y Mariano no se atreve a declarar con Luis Sé Fuerte a sus espaldas, por el básico miedo a que lo apuñale con la hebilla del cinturón de Ralph-Lauren.

Para bien si es porque Rajoy se siente suficientemente fuerte para guardar la compostura en el duelo, manteniendo la tensión visual como un Clint Eastwood del lado oscuro de Pontevedra.

Y para horrible si lo tienen tan pactado que hasta se lanzan besitos durante la testimonial, en cuyo caso espero que los reprenda su señoría.

Por resumir: que una vez más no comprendemos por qué Rajoy decide sus cosas (bueno, y las nuestras).

Señalaban estos días algunos columnistas, pensadores y tertulianos que Rajoy lo está pasando mal con este affaire: el presidente, hombre de acendradas convicciones católicas, es hijo de juez fallecido. Tal vez, la idea de que su padre esté observando desde el cielo a su vástago dilecto postrado ante un juez, le produzca desasosiego, tormento o estigmas.

No estoy bromeando ni mofándome de ningún creyente. Para un católico fervoroso, esa hipótesis del progenitor fallecido observando desde el cielo es real, y por eso la han sugerido antes que yo varios compañeros en artículos y coloquios.

Hay otros pensadores, columnistas y tertulianos que sostienen que a Rajoy le da igual, que va a soltar dos gracietas y se va a largar.

Y otros aseguran que se ha enclaustrado con juristas y asesores en las cuevas de la ermita de Melque, vestidos todos con galas masonas y danzando en siniestros rituales, para urdir la mayor estrategia judicial jamás imaginada.

Rajoy es un hombre tan críptico que nos obliga a barajar casuísticas disparatadas, como alguna de las que os acabo de glosar.

No creo que el análisis de las creencias íntimas pueda ser producto periodístico, pero ya sabéis que no soy muy espabilado. Espero equivocarme en todo, para que se sostenga mi tesis sobre el pensamiento y la estrategia indescifrables de un tal Mariano Rajoy.

Solamente salvo la primera frase: estoy convencido de que voy a ver una buena película de mafia. Acepto apuestas.

 

 

Link  http://blogs.publico.es/rosa-espinas/2017/07/26/pelicula-de-mafia-con-juicio/

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