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El Economista: Una Encuesta Defectuosa
Despacho de Roy Campos no Incluyó Nombres de Aspirantes en Pregunta de Intención de Voto y Reportó Tres Gráficos Distintos
En un Gráfico MORENA-PT Aventaja 3 Puntos a PAN-PRD-MC; en Otro, PAN-PRD-MC Adelanta 0.6 a MORENA-PT; y en un Tercero, PAN-PRD-MC Supera por 6.3 a MORENA-PT
Al Parecer, los Tres Gráficos Fueron Elaborados en Laboratorio en Base a Datos Obtenidos Mediante una Sola Pregunta
Según una encuesta nacional de 1000 entrevistas aplicadas en domicilio entre los días 7 y 9 de diciembre, levantada por el despacho Consulta Mitofsky para el diario El Economista, la alianza de los partidos MORENA y PT encabeza las preferencias de la elección presidencial en curso con 23% de intención de voto seguida de la alianza PAN-PRD-MC con 20% y la alianza PRI-PVEM con 19.4%.
El despacho recabó además, mediante una única pregunta cerrada, la intención de voto hacia dos independientes, Margarita Zavala (5.4%) y Jaime “El Bronco” Rodríguez (3.8%).
Al pie del gráfico, titulado “Posible enfrentamiento entre los hoy aspirantes /Por alianzas”, se lee la indicación siguiente: “Sumando ‘Otros’ y ‘No Declara’ = 100%”. De esto cabe deducir que esta suma de indefinición engloba 28.4% de la muestra.
Así, descontando dicha tasa de indefinición de 28.4% (284 entrevistas) y luego de recalcular los porcentajes sobre el resto de 716 entrevistas (71.6%), se obtiene la intención de voto neta siguiente: MORENA-PT, 32.1%; PAN-PRD-MC, 27.9%; y PRI-PVEM, 27.1%.
Según este cálculo, Zavala reúne aproximadamente 7.5% neto y “El Bronco” 5.3%.
Sin embargo, los datos deberán ser tomados con mucha reserva, pues en base a una única pregunta el despacho Consulta-Mitofsky –uno de los más acreditados de México- informó tres gráficos distintos.
En efecto, en otro gráfico la alianza PAN-PRD-MC supera por 0.6 puntos porcentuales a MORENA-PT y por 1.7 puntos a PRI-PVEM.
Y en un tercer gráfico, la alianza PAN-PRD-MC adelanta por 6.3 puntos porcentuales a MORENA-PT y por 7.2 puntos a PRI-PVEM.
Cabe inferir del confuso reporte (ver Descarga al final) que los datos obtenidos a través de la única pregunta de intención de voto: ““Si el día de hoy fuera la elección para Presidente de la República, ¿por cuál partido votaría usted?”, ofrecida en una boleta con logos de los partidos aunque sin nombres ni foto de los aspirantes, fueron reagrupados en gabinete sumando los guarismos captados para cada partido.
Lamentablemente, el despacho no preguntó al parecer por los aspirantes presidenciales, aunque la presentación de resultados incorpora tanto nombres como rostros de cinco aspirantes, a saber: López Obrador, Meade Kuribeña, Anaya Cortés, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez.
Leer en Encuestomanía el análisis detallado de la encuesta Consulta para el diario El Economista.
REPORTE CONFUSO
El reporte del despacho de Roy Campos adolece a simple vista de varias y francamente misteriosas confusiones. Me permito describirlas en lo que sigue, a riesgo de cansar al paciente lector (que lo mejor que puede hacer es tratar de entender por sí mismo el reporte de Consulta Mitofsky puesto en modo Descarga al final de este apunte).
PREGUNTAS
Por una parte, el reporte –que desafortunadamente no da a conocer el cuestionario en que se basa- informa en el apartado Metodología, justo en el rubro Preguntas Electorales, una única pregunta acompañada de la indicación “Utilizando urna y boleta simulada”. Cito textualmente: “Si el día de hoy fuera la elección para Presidente de la República, por cuál partido votaría usted?”.
Empero esta pregunta no aparece en ninguno de los gráficos del reporte.
En cambio, en otro gráfico titulado “Preferencia electoral para Presidente por Alianzas”, en un apartado B titulado “Preferencias por alianzas rumbo 2018”, aparece otra pregunta distinta: “Si hoy fuera la elección para Presidente de la República, ¿usted por cuál partido o alianza votaría?”.
Empero esta segunda pregunta no aparece en la sección de Metodología.
GRÁFICOS CONTRADICTORIOS
Oscurece aun más el reporte de la encuesta realizada para el diario El Economista, la circunstancia de que Consulta Mitofsky construyó tres gráficos distintos y contradictorios entre sí (se recomienda de nuevo revisar reporte del despacho, en Descarga al final del presente apunte).
-Por un lado, el reporte informa los posicionamientos que se citan al comienzo, dos veces: en un gráfico evolutivo (precisamente el informado por El Economista en su portada) que compara los datos de diciembre con datos previos de octubre y agosto de 2017, y de septiembre de 2016, e incluye los logos de partidos y los rostros y nombres de cinco aspirantes; y, en un gráfico con sólo datos de diciembre, en el cual aparecen datos, logos y nombres pero ya no rostros. Ninguno de los dos incluye pregunta.
Estos dos gráficos con datos iguales aparecen en un apartado C titulado “Posible enfrentamiento entre los hoy aspirantes”, y con el mismo título (“Posible enfrentamiento entre los hoy aspirantes por alianzas”).
-Un segundo gráfico, incluido en un apartado B titulado “Preferencias por alianzas rumbo 2018”, ofrece datos diferentes. Este gráfico lleva por título “Preferencia electoral para presidente por alianzas” e incluye la pregunta antes referida inexistente en la Metodología: “Si hoy fuera la elección para Presidente de la República, ¿usted por cuál partido o alianza votaría?”.
Los datos informados, sin nombres ni rostros de aspirantes, y sólo logos de partidos, son los siguientes: PAN-PRD-MC, 23.1%; MORENA-PT, 22.6%; PRI-PVEM, 21.4%; INDEPENDIENTES, 7.4%; OTROS, 0.6%, y, NO DECLARA, 24.9%.
También en este caso la suma de los guarismos da 100.
-El mismo apartado B contiene un tercer gráfico con datos distintos de los dos anteriores, cuyo largo título “Preferencia electoral para presidente /Sin mencionar candidatos ni alianzas /Sumas de preferencias individuales por partido”, aparece precedido por la letra A (del apartado A). (Se insiste al lector en que revise el reporte en Descarga al final de este apunte.)
Aquí las barras con datos por partido aparecen coronadas con sumas de los partidos coligados. Los agregados arrojan 26.5% para la alianza PAN-PRD-MC; 20.2% para MORENA-PT; y 19.3% para PRI-PVEM.
Además, incluye barras sin sumatoria para PES (0.6%), PANAL (0.2%), INDEPENDIENTES (6.2%) y NO DECLARA (27.1%).
Las sumas y los datos sin sumatoria devienen de un tabulado titulado “Preferencias electorales rumbo a 2018” (sin pregunta) del apartado A con título “Preferencias y rechazo por partido”.
DUDAS El texto del reporte no aclara como pudieron los analistas del despacho obtener un gráfico donde la alianza MORENA-PT aventaja 3 puntos a PAN-PRD-MC y 3.6 a PRI-PVEM; otro donde PAN-PRD-MC adelanta 0.5 a MORENA-PT y 1.7 a PRI-PVEM; y finalmente, un tercer gráfico diferente donde PAN-PRD-MC adelanta 6.3 a MORENA-PT y 7.2 a PRI-PVEM.
Un apartado de la Metodología insinúa una ponderación, aunque el reporte no ahonda en los presuntos criterios utilizados, capaces de crear tal disparidad en gráficos tan contradictorios. En efecto, en el escaque Procedimiento de Estimación de Resultados se lee (cito textualmente): “Los resultados presentados no son frecuencias simples de respuestas, sino estimaciones basadas en factores de expansión, calculados como el inverso de la probabilidad de cada individuo a ser encuestado, a partir de ellos se aplican modelos estadísticos tradicionales de estimación de proporciones en muestreo”.
El misterio se torna más misterioso. ¿Qué esotérica relación puede guardar la probabilidad que tuvieron los respondientes de ser entrevistados, con tres gráficos tan disímbolos? ¿Qué prodigiosos factores de expansión pudieron causar una disparidad global ¡de 9.3 puntos! entre la ventaja de 3 puntos de MORENA-PT en el primer gráfico comentado y la ventaja de 6.3 puntos de PAN-PRD-MC en el tercero?
Francamente, ningún “factor de expansión” ni ninguna probabilidad de ser entrevistado puede incidir de modo tan radical en ningún tabulado.
Una pregunta subyace a tanta confusión: ¿Qué costaba a Consulta Mitofsky presentar, en un apartado especial, las humildes “frecuencias simples de respuestas” a las que recurren otros despachos en todo el mundo, y que escamotea a su cliente y los lectores?
COLOFÓN
Un par de cuestiones adicionales nos ponen en camino a desentrañar el enigma –hasta donde esto pudiera ser posible.
Por un lado, es sabido –así lo han reconfirmado innúmeros estudios- que una clara mayoría de electores (hasta 2/3) se guía en México por los candidatos antes que por los partidos que los postulan. Desde este punto de vista, el formulario contiene un sesgo evidente. Los lectores de encuestas debemos lamentar que el despacho Consulta haya optado por explorar la intención de voto a partir de los partidos y no preguntara por candidatos.
Cuando se levantó la encuesta (7-9 de diciembre), era ya casi un hecho que López, Meade y Anaya serán candidatos.
Por otro, es digno de mención el desdén mostrado por los redactores del reporte hacia los lectores de encuestas, dando gratuitamente por supuesto que baste referir las frases “factores de expansión” e “inverso a la probabilidad de cada individuo de ser entrevistado”, para explicar tan notables divergencias entre los gráficos referidos. Tales diferencias justificarían una glosa de al menos media cuartilla, donde se explique la asombrosa ponderación (si realmente la hubo).
Otras dudas pertenecen al terreno de la sicología.
¿Motivó tal hermetismo casi esotérico del reporte, la vanidad; o es que el despacho quiso así, algo cerrilmente, interesar a posibles clientes?
¿Acaso la innecesaria obsesión del reporte por aclarar que los gráficos no son predicciones (“Por favor nadie vea esto como un pronóstico, porque seguramente se equivocará”), ofrece un mea culpa por dichas inexplicables ponderaciones? 1
Especulaciones aparte, queda esperar las encuestas de otros despachos para que nos saquen de dudas acerca de los nuevos posicionamientos derivados de la concreción de las recientes ampliaciones de las alianzas MORENA-PT con el PES y PRI-PVEM con el PANAL, así como el impacto logrado por la coalición PAN-PRD-MC.
Habrá que armarse de paciencia.
NOTA
1 Aunque los pronósticos son habituales en medicina, economía y otras ciencias, la tradición mexicana de investigación demoscópica ha mantenido una gran reserva en torno a la capacidad predictiva de las encuestas preelectorales. Esta actitud ha sido una constante de los acreditados despachos Consulta del sr. Campos y Bimbsa del sr. Berumen, por ejemplo; y lo fue durante algún tiempo de Demotecnia, la consultoría de la finada actuaria María de las Heras (ver su libro Uso y abuso de las encuestas), quien al cabo modificó su postura inicial.
¿Representan pronósticos las mediciones preelectorales? No hay razón para rechazar esta posibilidad, a la vista de los pronósticos habituales sobre crecimiento del PIB, de los precios a futuro de las mercancías o de la evolución de una enfermedad. Son pronósticos probabilísticos, no ciencia exacta, y por ende están acompañados de riesgos de fallo. De hecho, parecen adimitirlo en su fuero interno los propios encuestólogos que rechazan la capacidad predictiva de las encuestas preelectorales que anticipan un hecho futuro (votaciones), pues cuando los resultados del evento real coinciden con sus propios guarismos nunca dejan de presumir que sus estudios fueron los más precisos.
Por supuesto representan pronósticos del evento real (votaciones), bajo ciertas circunstancias, las mediciones preelectorales. El problema es precisar dichas condiciones. Al respecto, en su prólogo a un libro coordinado por él (Encuestas y democracia en México), el afamado consultor internacional Roderic Ai Camp ofreció hace casi tres décadas un camino para precisar cuáles encuestas pueden ser consideradas pronósticos. Ai Camp cita en dicho prólogo un estudio empírico que comparó los guarismos de encuestas preelectorales con los resultados de las votaciones presidenciales en Estados Unidos, al fin de definir el rango de tiempo previo al evento real (votaciones) en que el levantamiento de muestras arroja datos consistentemente próximos a los resultados reales.
La conclusión provisional comentada por el investigador en el prólogo que me permito comentar aquí de memoria, es que el error medio (promedio) de las encuestas realizadas dentro de las dos semanas previas al evento de las votaciones suele mantenerse dentro de los márgenes del error estadístico o muestral. Ergo, lo que cabe es precisar las circunstancias bajo las cuales podemos considerar a una encuesta un pronóstico.
El camino contrario, negar capacidad predictiva a los estudios preelectorales, implica una renuncia a lo logrado durante los dos últimos siglos en el campo científico de la investigación cuantitativa.