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Educación, Alimentación y paz

Cada vez que nos “sorprende” un hecho violento ocurrido en una institución educativa, miramos y preguntamos: ¿qué pasa?

El asunto es que lo ocurrido en el interior de la Universidad Politécnica de Tlaxcala pudo haber desembocado en un asesinato.

No es la primera vez que ocurre un hecho de esta naturaleza, ni en Tlaxcala, ni en el país, por lo que debería convocar a todos los que participan en las comunidades escolares de todos los niveles educativos a “hacer algo”.

De lo contrario, seguirán ocurriendo más desgracias y atentados a la vida, sea de directivos, maestros, alumnos y hasta padres de familia.

Lo inmediato, es establecer un acuerdo de No a la Violencia.

En tanto la violencia, hay que evidenciarlo, no resuelve, no soluciona, no da salida a cualquier tipo de diferencia, confrontación o problema.

La cuestión es que tal acuerdo de No a la Violencia, tiene que traducirse en positivo, para que funcione, es decir, se tiene que hablar y desarrollar una gestión a favor de la Paz, del Acuerdo, del Convenio, de la Negociación, como vías para resolver cualquier tipo de situación que se presente en los planteles educativos.

Como podemos ver, no basta hablar de una gestión educativa pacífica, acordada, convenida, negociada, basada en la ley, donde hay derechos y obligaciones de todas las partes involucradas en la tarea educativa.

Ya que involucra a los estudiantes y a sus familiares, así como a los directivos y docentes.

Por lo tanto, las familias tienen que hacer un esfuerzo para modelar su convivencia de manera pacífica, acordando, conviniendo y negociando; ya que si en casa no se vive la paz y por el contrario, dominan los gritos, las palabras soeces y abiertamente agresivas, así como la agresión y la violencia física, quienes viven en esas condiciones, van a llegar a los planteles educativos a “ver quién la paga”, sea directivo, docente o estudiante.

Lo anterior, dicho no como justificación de lo que ocurre en los planteles educativos y alrededor de ellos, sino como vinculación entre el medio familiar y el medio escolar, ya que la violencia, cualquiera que sea su origen, motivación o propósito, no tiene justificación alguna.

Ya que estamos tratando la vinculación entre la comunidad familiar y la comunidad escolar, me parece importante llamar la atención hacia otra vinculación que tiene su origen y su solución en casa, pero que tiene que reforzarse en los planteles educativos.

Me refiero a la alimentación.

Porque el intestino “es una especie de segundo cerebro” (*)

“… los microbios intestinales influyen en la digestión… en el cerebro, el corazón, la piel, el estado de ánimo, el peso corporal…” (*)

“… tenemos dos cerebros, uno en el cráneo y uno en las entrañas…el cuerpo humano posee dos sistemas nerviosos: El sistema nervioso central, compuesto por el cerebro y la médula espinal y El sistema nervioso entérico, que es el sistema nervioso intrínseco al tracto gastrointestinal… es el intestino quien manda más información al cerebro…” (*)

Por lo que el autor del libro referido al final, recomienda consumir probióticos naturales, no comerciales, ya que “disminuyen las hormonas de estrés, así como comportamientos asociados con ansiedad y depresión…” (*)

“… – repoblar con frecuencia el intestino con bacterias benéficas – trae grandes beneficios en varias áreas de la salud… crucial para prevenir casi todas las enfermedades… hasta… problemas psiquiátricos y cáncer.” (*)

“Investigaciones recientes en anímales han encontrado conexiones entre las bacterias intestinales y el comportamiento… si mejoramos la flora intestinal, disminuimos la inflamación que influye en muchos problemas psiquiátricos…” (*)

Por lo que en casa podríamos empezar a revisar la dieta que estamos consumiendo y cambiarla, para procurar una mejor y más saludable flora intestinal, lo que incidirá favorablemente en la salud física, pero por lo visto brevemente en las citas, también en la salud mental y por ende, en el comportamiento de las personas.

Más de uno dirá, que muchos estudiantes no comen bien. Y es cierto, pero también para ellos aplica el cambio de dieta, en tanto las bebidas gaseosas y frituras, por su costo, pueden muy bien ser sustituidos por agua simple y alimentos naturales de verdad, hasta sin cocinar, solo bien lavados.

(*) “Sana sin esfuerzo”. Dr. Joseph Mercola. Grijalbo. Penguin Random House Grupo Editorial. Primera Edición. Febrero 2017.

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