Código Tlaxcala
“Ninguna sociedad democrática puede existir sin una prensa libre, independiente y plural”. Kofi Annan
b2

Todos los Espacios se Ganan con Esfuerzo: René ‘El Gritón’ Arellano

“Era yo un Locutor Descalzo. Mi Primer Control Remoto lo Hice Descalzo”

“Te va Envolviendo lo que vas Hablando, lo que Platicas a Través del Micro”

-Entrevista con Enedino Renato Arellano Zeferino. Primera Parte

 

Se apea de una camioneta blanca conducida por el colega René jr., su hijo y aprendiz. Acomodados ya en la sala, sentencia en el preámbulo René Arellano: “Nada hay más hermoso que disfrutar los alimentos. Si Dios te socorre un nopal, disfrútalo”.

Conversar con Enedino Renato Arellano Zeferino, René Arellano y “El Gritón”, locutor, animador y periodista, derivó dadas las tendencias propias de nuestra edad en incursión a la nostalgia. También en un balance; uno de trazos bien gruesos por no caber en el corsé de una entrevista. Y extraordinario, por haber germinado espléndidamente en su decir alto y modulado la vocación brotada durante la infancia en tierra poco propicia.

“René Arellano es mi nombre artístico” -aclara.

Los anfitriones sonreímos todo el tiempo y nos carcajeamos una y otra vez, contagiados de la buena vibra del viejo lobo de mar de los micrófonos. Nos reanima el voceador de La Cabina que Camina y entusiasta de los templetes populares, como aquel del auditorio del IMSS donde conocimos, hará cosa de una década, al animador de bailongos en una tocada de su hermano Tino. Una probadita de los grandes momentos de Tropicosas, el programa radial que marcó un hito en la audiencia tlaxcalteca entre 1986 y 1995.

Al enlistar a los locutores que más admira, René destaca al espectacular Ángel Fernández y al amigo tlaxcalteca Raúl Esparragosa. Algo debió aprenderles mientras terquea hasta la fecha en cumplir una orden del primer patrón: “¡Habla fuerte, para que te escuchen!”. Eran los años cincuenta, primera vez que pisaba una cabina. No había cumplido los 10 de edad e iba descalzo a trabajar.

En otra parte de la charla, “El Gritón” nos devela el origen de su apodo, así: “A ver, tráiganme a …no recuerdo cómo se llama, ¡al gritón ese!”, habría ordenado don Joaquín Cisneros Fernández mientras alistaba su fallida campaña de 1998 por la gubernatura. Debió gustarle el mote, pues así mismo bautizó el portal noticioso confiado al vástago.

Tras recorrer un muy largo camino, René “El Gritón” Arellano es hoy director de las estaciones de radio del gobierno de Tlaxcala. En lo que sigue compartimos un apretado resumen de nuestra conversación con un veterano de la comunicación de masas que se hizo a sí mismo contra mil ventarrones y olas altas.

Su nombre legal es Enedino Renato, mejor conocido como El Gritón en el medio periodístico.

 

-ENTREVISTA-

XQ  Te andaba subiendo de cargo en un pie de foto, no sé por qué supuse que estabas en Coracyt.

RA No. La coordinadora es la licenciada Elia Sánchez, nuestra jefa. A mí me toca la radio; o sea, la XETT y Radio Altiplano.

ADF ¿Por fin te hace justicia la Revolución?

RA La oportunidad me la da la gobernadora. Estoy muy agradecido con Lorena Cuéllar.

Debemos entender que todos los espacios se ganan con esfuerzo. Si vienes luchando todos los días, vendrá la recompensa.

XQ Felicidades. Un reconocimiento tardío, más que merecido. Has recorrido un camino largo…

RA Son ya más de sesenta años en esto.

PUNTO DE PARTIDA

XQ Toda una vida más lo que se acumule. ¿Cómo empezaste el viaje?

RA Antes de los 10 años. Hay gente que venimos de abajo, de cero cero. Lo digo porque nosotros fuimos dieciséis de familia. Fui el trece de una familia grande del campo.

Mi primer par de zapatos lo usé a los 14 años; era yo un locutor descalzo. Mi primer control remoto lo hice descalzo. Pero siempre he tenido mucha fe y me va bien, gracias a Dios disfruto todo. Entonces no me avergüenzo de la vida; al contrario, disfruto mucho con zapatos o sin zapatos. Como dijera aquel: “Con dinero o sin dinero, pero sigo siendo el Rey”.

ADF Todo un legado para la familia. Tu hijo anda tras tus pasos, nos gusta cómo reportea, es muy dinámico; sacó tus cualidades, pero recargadas.

RA Mis hijos ai van caminando. Siempre el comentario del papá, la mamá, el hermano, contribuye mucho al mejoramiento y al desempeño de las actividades que nos gustan. Ustedes como nosotros tenemos esa gran bendición que son los hijos. Nuestros hijos se dan cuenta de nuestras acciones, qué está bien y qué no. Ellos son nuestros jueces y decidirán lo que mejor crean.

Un día no hubo para la fiesta que nos festejaban a mi madre y a mí. Mi mamá se llamaba Enedina Zeferino. Nos hacían nuestro cumpleaños el 14 de mayo.

XQ ¿Por qué juntos, nacieron el mismo día?

RA Porque ella es Enedina y yo Enedino Renato, aunque mi nombre artístico es René Arellano.

XQ ¿Tu nombre real completo, el nominal digamos?

RA Enedino Renato Arellano Zeferino. Mi nombre de la radio, René Arellano.

Entonces, el 14 de mayo a mi mamá y a mí nos hacían nuestra fiesta de cumpleaños.

Con doña Ene. (Archivo Familia Arellano)

 

XQ ¿Porque nacieron el mismo día? ¿El día de San Enedina cuándo es?

RA El 14 de mayo. Pero ese es el cumpleaños; mi fecha de nacimiento es el 9 de noviembre de 1951. Mi papá me puso el nombre Enedino por amor a mi madre. Mis hermanos me decían Renato, hasta que un día uno me dijo René.

En fin, en esa ocasión no hubo fiesta porque no había dinero. Luego llega la fiesta de agosto de Ciudad Serdán, Puebla, el día de San Agustín y San Andrés. Nosotros llegamos a San Andrés Chalchicomula muy chicos, yo de unos 6 años, desde Fortín de las Flores, Veracruz.

ADF ¿Eres nativo de Fortín?

RA Fíjense que hay algo que no puedo entender todavía, pero me van a ayudar ustedes. Llegué a Ciudad Serdán sin acta de nacimiento. Se investiga el asunto, y me sacan acta en el estado de Puebla. La tengo de San Juan Atenco, ni siquiera de Ciudad Serdán.

XQ Aunque naciste en Veracruz.

RA Sí. Hasta donde sabemos nosotros por la familia. Toda la familia Zeferino de mi mamá está en Córdoba y Orizaba.

De tal manera que cuando pasa esa fiesta que no se realizó por falta de dinero, ya en agosto fui al baile de la feria de Chalchicomula, hoy Ciudad Serdán. Era en un salón de gala al que todos llegaban con esmoquin, moñito y pareja. Me metí cargando las mesas y sillas de la cerveza Corona. Así entré al baile donde estaba tocando la orquesta de José Gamboa Cevallos -todavía existe, aunque ya no el director-; otro grupo de Xalapa que se llamaba Toño y sus hawaianos, y otra orquesta del maestro Carlos Tirado que tocaba el tema El día que llegaron las lluvias.

Ya me puse a ver a los grupos, cómo tocaban. Entonces el cantante de la orquesta de Gamboa Cevallos, que se llamaba Luis Moctezuma, le decían “El Morito”, anuncia al micrófono: “Si quieren escuchar nuestros danzones, escúchenlos en la XELU Radio Esmeralda, de aquí de Ciudad Serdán”. Me quedé con el gusanito.

Al otro día, por eso de la una o dos de la tarde pongo el radio y escucho la orquesta en acetato, en el discote de 33 revoluciones por minuto. Pensé: “No pos que padre, ¡muy bien!”. Escucho sobre todo al locutor, cómo anuncia que la orquesta estuvo en el baile y cómo presenta los temas Te sigo esperando, Pulque para dos y alguna guarachita rica.

Pensé: “Yo soy de acá”. Esa misma semana le dije a mi mamá: “Sabes qué, quiero ser locutor de radio”.

 

CABINA ENTRE MILPAS

XQ ¿Cuántos años tenías?

RA Ocho o diez. Era un niño altote, flaco, prieto y greñudo. El caso es que me puse muy necio, a llorar y hasta agresivo con mi mamá.

ADF Hiciste berrinche.

RA Como dicen los chamacos: me aferré. Le pedí a mamá que me llevara con don Antonio Bautista, el dueño de la XELU. Su estación de radio estaba en medio de las milpas, allí veías cómo las lagartijas subían por los vidrios.

Entonces un día llega mi papá y pregunta “¿Qué quiere el Negro, por qué está llorando?”. Me decían “El Negro” desde niño. “Es que quiere ser locutor de radio, cómo crees, está re chamaquito”, explicó mamá. Pero papá era de esa clase de personas que consienten mucho a los niños, así que pidió: “Pues a ver, llévalo con mi amigo don Antonio, dile que el chamaco quiere ser locutor”.

Pasaron tres, cuatro días y mi mamá no me llevaba, hasta que un día me salí enojado de la casa, me perdí en la barranca y volví hasta las 8 ó 9 de la noche. Por fin, al otro día como a las 4 de la tarde me lleva a la radio. “Oiga don Antonio, fíjese que mi hijo quiere ser locutor”, le dijo mamá al dueño. “?Ora, si está bien re chiquito!”, dijo él. “Pues sí, pero ya le entró la inquietud, quiere presentar a los artistas y los grupos, ¿cómo ve usted?”. “Ay doña Ene, pues déjemelo usted, a ver qué lo pongo a hacer”. Y ya me quedé ahí.

Don Antonio le pide a su hijo Manuel Bautista, y a su hija Rosa que en paz descanse, que me encarguen con un locutor de nombre Baltasar que era del rumbo de por Tehuacán, ya era grande. “Enséñale cómo abrir los sobres donde vienen las cartas, cómo limpiar los discos, ai que te escuche hablar para que vaya aprendiendo”. Entonces me llevan un bonche de cartas que empiezo a abrir con una navajita. En el sobre venía un peso de papel, o dos, o cincuenta centavos de plata.

Eran las complacencias. O sea, si yo quería una canción mandaba mi carta y en el sobre metía dinero. Dos canciones era un peso, a cincuenta centavos cada canción. Si pedían cuatro te mandaban dos de aquellos billetes rojos con un número 1 grandote…

XQ ¡Rositas!

RA Abría yo el sobre, sacaba los dos pesos y leía en la carta las canciones que pagaban. Por ejemplo, Las rejas no matan con Javier Solís, Tu camino y el mío, o canciones de Pedro Infante y Jorge Negrete, etcétera.

ADF Antes de Chente, Tu camino y el mío la grabó Carlos Miranda.

RA Algo así. Luego llevaba yo el disco y la carta al locutor. Ya don Baltasar leía la carta: “Aquí está la canción Las rejas no matan con Javier Solís, para los amigos de Tlachichuca, Puebla, para doña Margarita que está cumpliendo años, de parte de su esposo”. Y otra: “Con mucho amor para don Juan Vázquez de parte de su esposa, le dedica Las rejas no matan porque lo ama tanto”.

¡Me acuerdo mucho de esas cartas! Ponían junto a “Te quiero mucho” o “Te vamos a poner tu alfombra para tu cumpleaños”, además: “Te compré unos calcetines”, por ejemplo. Todo detallado. (Risas)

ADF ¿Alfombras?

RA Acuérdense que en aquella época, no sé si les tocó allá por su rumbo, se acostumbraba que cuando alguien cumplía años le ponían alfombras de flores a la entrada de su casa y le llegaban con la cuelga, un regalo. Cuelga de colgar; dijeran en Veracruz, de guindar. Era una canasta con papel de color amarillo o rosa mexicano, llena de panes, conchas, etcétera. El abrazo era parte de la cuelga, al abrazar te levantaban o “colgaban”.

XQ No en el norte. Es una linda tradición.

 

DEBUT AL AIRE

RA Bueno, pues llego a la radio un 14 de mayo del ’61, o sea al año del cumpleaños de mi mamá y día de mi santo. Otra vez no se hizo la fiesta; pero para mí era fiesta. Así fui aprendiendo el movimiento de las cartas, los controles de la consola, de cómo se manejaba el micrófono; y conocí el alcoholímetro que decía un amigo.

XQ ¿Alcoholímetro?

RA Era un algodón con alcohol para limpiar los discos. ¡Fui ingeniero de alcoholímetro! Todavía ni existía y ya lo habíamos inventado nosotros… (Risas)

ADF ¿Servía para que no se rayaran los discos?

RA El algodonímetro -así le decíamos también- era para quitar la basura, para que la canción se escuchara bonito. Limpiaba yo la agujita y lo que se le mete al bracito de la tornamesa. Cuando se rayaba un disco se pasaba por la raya un lápiz grueso, se iba tapando con el carbón del lapicero y ya servía.

ADF Rellenaban la fisura.

RA Así es. Entonces, cuando ya había aprendido ese tipo de cosas -recuerdo que tenía once o doce años-, ya salí al aire por primera vez. Hasta entonces estuve aprendiendo: barriendo, limpiando discos y cartucheras… ¿Se acuerdan de las cartucheras? Eran como un casete grandotote…

ADF Eran como libros. Allá les decíamos eight track.

RA Allí estaban grabados los spots, las canciones, etcétera. Aparte me enseñaron a encender los transmisores de bulbos, unos bulbotes grandotes. Encendías y el calor del bulbo iba creciendo; hasta que se calentaba encendías el transmisor.

ADF A las quinientas prendían y a veces tenías que pegar un chingadazo…

RA ¡Ah, bueno, eso cuando había un falso contacto! (Risas)

Entonces, a mí me tocó esa parte ¿no?, de las cartucheras, la tornamesa, la consola, el micrófono RCA, un micrófono grandote pendido de una cadena.

XQ Cuando saliste al aire ¿qué fue lo que dijiste?

RA “Ya estuviste dos años aquí, te toca por lo menos dar la hora al aire”, me dijo un día el locutor. Entonces ya empiezo a dar la hora al aire.

XQ ¿Qué decías?

RA Bueno, pues decía por ejemplo: “Las 5 de la tarde con un minuto”. Pum, se acabó. Así fue mi debut. Pero luego, los compañeros de la escuela me decían: “¡Oye, te escuchamos que diste la hora!”.

XQ Te fuiste enamorando más…

RA Mira, te vas enamorando. Es algo -dijeran algunos más poéticos que yo- que te va envolviendo ¿no? No tanto la música, no; te va envolviendo lo que vas hablando, lo que platicas a través del micro.

Ahora tienes que leer el periódico, o dar noticias o entrevistar al campesino…

Faceta de animador. (Archivo Familia Arellano)

 

LOCUCIÓN UNIVERSAL

XQ Te enamoraste de la locución.

RA Exacto. Mira, la locución que me tocó a mí, y lo digo con rodo respeto, fue más universal que la que hoy existe. El locutor estaba obligado a narrar futbol, beisbol, toros, lucha libre, política; entrevistar al mecánico y al campesino, etcétera. Era más universal.

Hoy dicen Ciencias de la Comunicación. Bueno. Manejo video, pero no hablo. Edito pero no grabo, o grabo pero no edito. En aquella época era de todo.  Desde barrer la oficina y subir la torre para cambiar las veletas.

XQ ¿Qué son las veletas?

RA Focos que van hasta arriba de la antena de radio, para que no haya un atropellamiento aéreo. Se fundían. A veces hacía mucho aire y yo estaba veinte metros arriba, cambiando foquitos. Me gritaban desde abajo: “¡Ya bájate, te ves bien chiquitito!”. Me tocó conectar el cable coaxial. Ya ven que la antena es chiquita; la torre es lo que sostiene la antena, la antena es chiquita. Entonces conectas el cable a la antena, y lo vienes amarrando, engrapando por toda la torre hasta que baja al transmisor.

Me tocó toda esa cosa: barrer, programar, hacer noticias, guiones, libreto para radionovelas, toda esa parte. También pasé por muchas cosas que no se las deseo a nadie.

Nota de Manuel Ríos para el diario Síntesis. (Archivo Familia Arellano)

 

FACTOR TLAXCALA

ADF Aprendiste de todo.

RA Les voy a contar algo.  Cuando estaba trabajando en la XELU, en Serdán, llegó un amigo de aquí de Tlaxcala. Yo no lo conocía; lo encontré después acá, y supe que era también locutor. Estaba yo en cabina, ya anunciando, dando la hora y noticias; y había un comentarista, don Panchito, Francisco Martínez se llamaba. Entonces llega una persona, lo llevan a la cabina y me dice el dueño de la radio: “Va a estar contigo, para que veas qué tiene de Huamantla”.

ADF ¿Qué edad tenías?

RA Tenía yo 13 ó 14 años.

Llegó de Huamantla este compañero. Ya verán quién es, para que vean que el mundo no es tan grande como nos lo cuentan. Andaba vendiendo publicidad de los autos Ford, se iba hasta Serdán a vender para Radio Huamantla. Le pregunté: “Oye, ¿eres gente de radio?”. Dice “No, yo nomás soy vendedor”. Entonces llega el hijo del dueño y le dice: “Ten, lee el periódico al aire, léelo”. Porque no había llegado el comentarista. Dice el joven: “Oiga, pero yo no soy de radio”. “Tú toma, métete a dar noticias”, contestó el hijo del patrón. Y el joven se puso a dar noticias.

Luego un día, recién llegado a Tlaxcala me invitan a manejar un evento.

XQ ¿A qué edad llegaste a Tlaxcala?

RA Estaba jovencito, fue por el ’75. Entonces me mandan llamar y veo a esa persona ahí. Digo: “Ah, tú eres…”. “Sí, yo soy”, responde. Era Raúl Esparragosa, hoy uno de los locutores más prestigiados de Tlaxcala.

ADF Uno de los chingones.

RA Es uno de los grandes personajes de la locución. Me dijo: “¿Tú eres René?”; y yo: “Sí, soy René. ¿Tú eres Raúl?“. “Sí, yo soy Raúl”. Nos dimos un abrazo. Pasó el tiempo y nos encontramos en la cabina de la XETT, cuando abrimos el programa Tropicosas por vez primera, hace treintaicinco años.

El otro día, platicando me dice: “Fíjate, conservo los recibos de la publicidad que me pagaban”. Y que los lleva, los recibos de la XELU. Hoy tiene un programa de Alcohólicos Anónimos en Radio Altiplano. Él lo produce.

 

Mañana la segunda parte.

¿Qué opinas?
Cargando...