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Miss Pili, Maestra que Salvó a 13 Niños del Rébsamen
Por fortuna la docente no pudo llegar a la ruta de evacuación marcada, en la cual murieron profesores y alumnos
con información de excelsior.com
La maestra María del Pilar Martí, titular del grupo de primaria de 3B, se salvó de quedar en los escombros, junto con sus 13 alumnos, porque el intenso movimiento del terremoto del 19 de septiembre le impidió llegar hasta las escaleras que se colapsaron, donde murió la mayoría de las víctimas y donde señalaba la ruta de evacuación que su salón debía seguir en caso de emergencia.
La delegación de Tlalpan había recibido por Ventanilla Única el Programa Interno de Protección Civil del Colegio Enrique Rébsamen, pero entre las observaciones que le hicieron las autoridades a este plan (cuatro por falta de documentación y nueve recomendaciones), 68 días antes del sismo, ninguna advertía el mal diseño de la ruta de evacuación.
La única indicación que miss Pili, como la llaman sus alumnos, recibió durante el curso que Protección Civil dio al Rébsamen al final de ciclo escolar fue mantener la calma en caso de un desastre y verificar la ubicación del punto de reunión.
En este curso, el personal del colegio dedicó la mayor parte del tiempo a seguir un video en el que explicaban qué hacer en caso de una contingencia.
A falta de entrenamiento, la directora de español, Beatriz García, y segunda al mando en el colegio, pidió a cada profesor, a nombre de la dueña Mónica García Villegas, 10 propuestas sobre qué hacer en caso de emergencia.
Miss Pili propuso, por ejemplo, colocar botiquines de primeros auxilios en los salones, porque carecían de material médico para atender a los alumnos. Recomendación que también hizo Protección Civil de Tlalpan, pero que el colegio ignoró.
En el simulacro del 19:S, un par de horas antes del sismo magnitud 7.1, miss Pili tomó la dirección contraria a la señalada en la ruta de evacuación. Por eso, sus compañeras le llamaron la atención.
“Me decían que estaba equivocada y que no me tocaba bajar por las escaleras de emergencia, sino por no las que colapsaron, pero mi instinto me mandó por las de emergencia”.
Luego de esta observación, la maestra se comprometió a respetar el protocolo.
A la 1:14 de la tarde del 19:S, mientras miss Pili escribía en el pizarrón sintió cómo la tierra dio un jalón. De inmediato gritó a los niños: “Fórmense pegados a la pared, está temblando”. El zangoloteo del edificio era tan violento que sus alumnos esta vez no cuestionaron si era de verdad o de mentiritas, como preguntaban en los simulacros, sabían que era real.
Se pandeaba de tal manera el suelo que miss Pili, con sus 13 alumnos, que tenía formados para evacuar el salón, no pudo avanzar ni dos metros hacia la ruta de emergencia, por lo que tuvo que abrir las ventanas del siguiente salón para sostenerse de ahí.
Luego vino un estruendo seco cuando el edificio colapsó. “Yo iba rumbo a las escaleras que se cayeron, como lo indicaba el protocolo del colegio”.
Tampoco les permitía ver con claridad a su alrededor la nube de polvo que acaba de levantarse por el desplome del edificio aledaño.
La histeria se apoderaba de los niños. Lloraban por sus papás, por sus perritos, por sus pececitos.
“Yo les gritaba que se agarraran del ventanal para que no se cayeran”.
Miss Pili le rogaba a Dios que los protegiera, mientras intentaba darle un aliento de esperanza a los niños, acariciando sus mejillas y prometiéndoles que estarían a salvo.
Más de una vez sintió quebrarse, pero no podía, debía proteger la vida de 13 niños de ocho años.
Al ver cómo miss Patylú, del grupo 2B, y cinco de sus alumnos regresaban por el pasillo del primer piso, bañados en polvo y en estado de pánico, comenzaron instantes de terror.
En un medio nacional, miss Patylú contó cómo ella y sus alumnos, que al intentar evacuar, iban detrás de segundo A y su maestra Claudia Ramírez, quienes murieron en el terremoto al bajar las escaleras.
Una vez que se detuvo el temblor, miss Pili llevó a sus alumnos hacia el punto de reunión por las escaleras de emergencia. Sin embargo, tenía otro problema por resolver: Carlitos, uno niño de su grupo, había salido al baño antes de que comenzara el movimiento y aún no aparecía.
En los baños no había tableros de información sobre qué hacer en caso de sismo o incendio, como también lo alertó Protección Civil en las recomendaciones.
Debido a estas omisiones, miss Pili, en el simulacro, pidió a sus alumnos que si un niño estaba en el baño mientras temblaba ya no regresara al salón, ubicado en el primer piso, y buscará a la maestra de guardia en la planta para resguardarse.
Durante el temblor, Carlitos estaba en el baño con otro compañero de segundo año, pero por más que trató de convencerlo que buscaran a la miss de guardia y ya no regresara al salón, como le había dicho la maestra Pili, el pequeño de segundo, al intentar subir las escaleras para ir con su maestra, falleció.
Miss Pili, junto con la sicóloga Marcela Arana, reconoció los cuerpos de 11 de los 19 alumnos muertos y a miss Claudia.
“Cuando miss Pili entró a reconocer a la maestra gritó ‘miss Claudia’ y cayó de rodillas en ese momento, así que la levanté de sus codos y le dije: ‘ahorita no, los niños te necesitan’, porque era la única profesora que estaba en esta área”, contó Marcela Arana.
Marcela fue la encargada del punto gris del colegio Rébsamen, donde llevaron a los cuerpos de los niños para identificarlos.
Ahí la sicóloga recibió el único botiquín que tenía la escuela con medicamentos caducados desde 2004.
Aunque la delegación de Tlalpan envió al Colegio nueve recomendaciones y el faltante de cuatro documentos para poder aprobar el Programa Interno, no clausuró la escuela, aunque la Ley del Sistema de Protección Civil de la CDMX indica que la apoderada legal del Rébsamen sólo tenía cinco días para subsanar las observaciones y no 68 días, como ya habían transcurrido.
La última vez que las maestras vieron a la dueña del Rébsamen fue unos cinco días después del temblor.
En esa reunión, Mónica García pidió a las maestras que declararan a favor de los protocolos de Protección Civil, que se habían llevado a cabo en el colegio durante el sismo. Petición que evidentemente rechazaron.