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México, más Allá de Estados Unidos, del Petróleo y del Narco
Trump, equivocó la estrategia
Como estrategia para ganar las elecciones, le funcionó colocar a México y a los mexicanos, como sus “blancos” favoritos, en la repartición de “culpas” del porqué estadounidenses blancos se habían quedado sin empleo en los Estados Unidos.
Aunque al parecer va a continuar con la extensión del muro en la frontera que separa a Estados Unidos a México, no le va a alcanzar el tiempo para concluirlo.
Cuatro años se van muy rápido (ya transcurrió medio año) y pase lo que pase con el Acuerdo de Libre Comercio, Trump va a verse envuelto en otras y nuevas prioridades, además que la realidad le va a obligar a desdecirse en los hechos, de varias o muchas de sus “promesas” de campaña.
Desdecirse en los hechos, al tener que hacer, exactamente lo contrario de lo que había creído que tenía que hacer, como presidente de Estados Unidos, para “recuperar” los empleos “pérdidos”.
Resulta que el sr. Trump nunca supo que cerca de 6 millones de empleos generados en la economía norteamericana son resultado de las exportaciones que dicho país le hace a México. Sin Tratado Comercial, no existirían dichos empleos para los estadounidenses (El Colegio de Hidalgo. Síntesis. 21.06.2017).
Las propias empresas de Estados Unidos, prefieren contratar trabajadores mexicanos o establecer puntos de fabricación, en territorio mexicano, no solo por la conveniencia de pagar salarios bajos, son aspectos de logística, de mercados y de inversión, las que inciden en la decisión de elegir, México.
Trump, tiene activos en México. Si no fuera rentable invertir en México, él mismo no estaría invirtiendo en el país y desde luego, uno de los mejores países para la inversión extranjera, es el propio, Estados Unidos. Chinos y japoneses, han incrementado sus inversiones en dicho país, pero no solo ellos, también, los mexicanos.
Aunque Estados Unidos es y seguirá siendo un mercado atractivo para las exportaciones mexicanas, éstas han empezado a desplazarse a otros puntos del planeta, en tanto hay acuerdos de libre comercio vigentes y en otros casos, la supremacía de los productos mexicanos se impone sobre los locales de otras partes del mundo, aún sin acuerdos comerciales oficiales entre gobiernos.
América Latina, Europa, Asia y África, son mercados naturales para los productos mexicanos, en particular el “Triángulo del Norte” de Centroamérica, constituido por Guatemala, Honduras y El Salvador; con los países latinoamericanos que se interesaron en formar parte de la Alianza del Pacífico, como Chile, Perú y Colombia y desde luego, los gigantes del sur: Brasil y Argentina. En el caso de Asia, China, Japón y Corea del Sur, constituyen los mercados más al alcance de los mexicanos.
Tales mercados no están cerrados para los mexicanos, en tanto ya hay intercambios comerciales que necesitan desarrollarse más y que no son opciones alternativas, son otras opciones más, para las y los fabricantes y proveedores de servicios mexicanos.
Gracias a la Globalización y al Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, México ya no depende de las exportaciones petroleras, en tanto las exportaciones manufactureras se han convertido en las de mayor peso, en su intercambio comercial con el mundo.
México es ya de los diez países en el mundo que están desarrollando energía renovable. La posición geográfica del país lo convierte en poseedor de grandes cantidades de sol, viento y agua, razón por la cual México está invirtiendo para aprovechar de mejor manera estas fuentes, para generar energía sustentable.
De tal suerte que pensar en “recuperar” el petróleo como la principal fuente de energía para México, es querer hacer retroceder “la rueda de la historia”, en tanto el mundo ya va en otra dirección y no debe perderse de vista, que el petróleo es finito, no lo vamos a poder “renovar” y además, cada vez va a ser más caro “limpiarlo”, conforme a la creciente normatividad ambiental.
Es de esperar, que no pase mucho tiempo más, para que no solo sea legal la mariguana para usos médicos. Es necesario, por el valor superior de la paz, de la vida humana y de la salud, que se legalice el mercado de las drogas, para que éstas se produzcan conforme a normas que eviten daños irreversibles en los consumidores, paguen impuestos, tanto productores como consumidores y haya mejores posibilidades de tratar a los adictos.