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Los mariachis callaron o callaron a los charros (del 7 de mayo)

 

Hace mes y medio, al iniciar este año, se desató la polémica entre el liderazgo del Sindicato “7 de Mayo” y el Ayuntamiento de Huamantla, por la renovación del contrato colectivo, cuyas cláusulas dejaron perplejo al joven alcalde de ese municipio, Juan Salvador Santos Cedillo, no sólo por el monto que se libera para todos y cada uno de los agremiados, sino por los conceptos. 

Fue una verdadera lástima el que los demás alcaldes no hicieran eco al atrevimiento del huamantleco, quien asumía un eventual costo político, pues más que un frente, pudieron generar un debate amplio sobre el costo-beneficio para la hacienda pública por las prestaciones a burócratas sindicalizados.

Claro que la contraparte argumenta justicia laboral, lo cual es comprensible, considerando el costo de la vida en nuestro país. Sin embargo, lo que llaman “conquistas laborales” también hay que discutirlo, pues de sobra es sabido el clientelismo político al que han llevado los dirigentes sindicales a este y muchos gremios más.

La idea es abrir el debate, ahora en tiempos de parlamento abierto, reformas a la ley laboral y libertad de afiliación sindical, siguiendo la tendencia contemporánea generada por Andrés Manuel López Obrador, ya que si algo hay que reconocerle al presidente de México, es que ha puesto los puntos sobre las íes para acabar con dogmas políticos y temas prohibidos.

Antes de continuar con las razones expuesta por Santos Cedillo, habrá que aclarar que en este espacio, y el mismo edil del pueblo mágico, reconocemos la labor a la mayoría de los trabajadores sindicalizados al servicio del gobierno del estado, los poderes Legislativo y Judicial, así como de los ayuntamientos, en el caso casi todos pertenecientes al 7 de Mayo.

Sin embargo, como dijo el joven alcalde, hay algunas cláusulas que las finanzas municipales no pueden sostener, otras que pareciera haberlas concedido su predecesor Jorge Sánchez Jasso para afectar a quien, de hecho, sabía que sería adversario partidista, pues fueron acordadas para el año 2021, poco antes del relevo entre administraciones.

Por ejemplo: pago de autobuses para viajes, uno general y otro a la “Villita” para los de limpia; bono y día de descanso por cumpleaños, por quinquenio progresivo hasta los 30 años; bono de 41 días su salario, equivalente casi a otro aguinaldo que es de 44 días de salario.

Y para junio, por el Día del Empleado Municipal, pago de un grupo musical, adorno floral y mobiliario, además de la comida y una chamarra conmemorativa. No conformes, el Ayuntamiento debe ofrecerles un desayuno por el mismo motivo; becas para hijos con calificaciones de 9 a 10, desde educación básica hasta superior, sin importar cuantos descendientes por trabajador, donde de paso, dijo el alcalde, se han encontrado serías irregularidades en la comprobación.

No se diga el seguro de vida “extra” de 2 millones 530 mil pesos, pago del salario durante 9 meses a familiares del fallecido, aparte de que un familiar ocupe la plaza laboral, lo cual genera doble erogación, lo cual contrasta con la carencia de beneficios para los demás empleados, y que ni presidentes de comunidad, regidores ni sindica, ni el propio alcalde, tienen; y, entregar cada año paquetes de material para construcción por 5 mil pesos… ¡Válgame!

Así es de larga la lista de prestaciones, más otros no tan desfasados, como canasta básica, apoyo a mujeres embarazadas y aguinaldo y los nueve días económicos al año (permiso para ausentarse). Pero el tema principal es que Salvador Santos se atrevió, apoyado por su Cabildo, a desnudar tanta prebenda, valentía que ninguno de sus homólogos retomó para defender el presupuesto municipal, por temor, por negligencia o por contubernio.

Otro punto es que en conferencia de prensa, el líder del Sindicato 7 de Mayo amagó con llevar a Huamantla a empleados de otros municipios para solidarizarse y protestar cerrando el Palacio Municipal, lo que detonó la indignación del edil quien decidió evidenciar que ha solventado las prestaciones de ley, desmintiendo el dicho de Edgar Tlapale de que no le había dado “ni un quinto”.

Un mes después, quien esto escribe entrevistó al presidente municipal de Huamantla y me dijo que continúa con las negociaciones con los sindicalizados. A pregunta expresa respondió que la cúpula sindical no ha pedido nada al margen o para sí ninguna prebenda particular.

Lo que sí es un hecho es que los alcaldes perdieron la oportunidad de terminar de abrir la caja de pandora del sindicalismo; que Juan Salvador apagó un conflicto en ciernes; y que el “secrecharro” general del Sindicato 7 de Mayo, Edgar Tlapale Ramírez, calló y hasta el momento… calla como momia.

Esgrima… 

¿Tlaxcala ya tiene su versión de la película “Una noche en el museo”?

¿Habrá una segunda parte de “Una noche en el museo” como en la saga hollywoodense?

¿Quién pagará el resbalón que le hicieron padecer a la gobernadora Lorena Cuellar?

De todos sus colaboradores (Segob, Turismo, Comunicación, Jurídico, Sedeco, pero principalmente, Cultura). ¿nadie previó el escándalo para su gobierno y la pifia de la mandataria?

¿El empresario bajará el tono de “antro” a “café” para seguir operando en la azotea del MAT?

¿O la apuesta es al olvido y que siga el riesgo de que una obra de arte termine guacareada?

 

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