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Lo que Construimos día a día
Hace algunos años un gran amigo me comentaba en una pequeña charla que no entendía cómo era posible que existiera gente que necesitara escuchar de otra persona palabras motivacionales. Hoy, al sumergirme en este gran mundo de las emociones puedo decir que el ritmo de la actual sociedad nos lleva por el camino del hacer; entendida como trabajar, dedicar tiempo a los amigos, diversión, bienes materiales, nuestro aspecto, etc. Pero nos olvidamos de la parte del Ser; contacto con nosotros mismos.
En algunas pláticas grupales al preguntar de forma directa a las personas ¿quién eres tú? Como una forma de describirse, algunos dan su nombre, su ocupación. Otros más tardan en contestar, algunos otros son directos y responden que no se lo habían preguntado. Hago la referencia a todo esto debido a que dedicamos poco tiempo a conocernos. Es así como surge la pregunta obligada ¿para qué me serviría conocerme?
El ser humano tiene una tendencia a los hábitos, debido a que facilita su vida diaria, pero en ese proceso también se van generando hábitos emocionales como el reaccionar de cierta manera ante situaciones cotidianas, las cuales van pasando sin ser percibidas debilitando el cuerpo y las relaciones personales y sociales. Para algunos de ustedes puede que le sea familiar el hecho de que se hayan presentado en su vida situaciones como relaciones incompletas, resentimientos, conversaciones evitadas, falta de reconocimiento, metas incumplidas, etc. En algunos de estos casos se evidencia una inestabilidad emocional, encontrándose en una situación sin salida, sin saber cómo solucionar el problema, pues solo vemos la punta del iceberg, en otras palabras; es el resultado de un aprendizaje o creencia que está limitando percibir las verdaderas causas, no es intencional, solo se desconoce cómo actuar.
Es así, de manera personal como puedo entender que las personas busquen un consejo de un amigo o conocido para salir de esa situación que emocionalmente les afecta día a día.
Desafortunadamente estas palabras de aliento tienen fecha de caducidad, pues el problema persiste y seguirá hasta que no le dediques tiempo para ser atendido de manera profesional.
“entre más me observo, más me corrijo, entre más me observo y me corrijo más me conozco”.
Quiero aprovechar para citar un ejemplo personal sobre el desinterés del tema de las emociones: He visitado algunas escuelas para solicitar la oportunidad de ofrecer de manera gratuita información a los padres de familia sobre el tema de las emociones, pues está comprobado que juegan un papel muy importante en el aprendizaje y el comportamiento de los niños en la escuela, desafortunadamente, el resultado ha sido negativo hasta el momento.