Código Tlaxcala
“Ninguna sociedad democrática puede existir sin una prensa libre, independiente y plural”. Kofi Annan
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Esqueleto social

Ahora que gracias a los sismos y a la reacción de la sociedad estamos frente a lo que parece ser la conformación de un nuevo México, es importante que no confundamos los grupos o cuerpos intermedios con el corporativismo. La diferencia es muy clara, el corporativismo, enemigo de la democracia, se manifiesta, cuando los grupos intermedios son creados formados, regenteados, pagados y aún obligados desde el poder.

La vertebración social es exactamente lo opuesto al corporativismo. Las organizaciones intermedias tienen su origen, su vida, en la iniciativa de la persona y de las comunidades que deseosas de independencia de la acción directa del estado, con autoridad propia en su ámbito y cuyos líderes solidarios y subsidiarios con el grupo, no están dispuestos a vender o regalar el poder de sus organizaciones a intereses ajenos de partidos o del estado o de quienes están en el poder, a cambio de prebendas.

El primer requisito social de una democracia estable consiste en que la sociedad cuente con una vertebración de representación social que consiga el empoderamiento desde las bases de la comunidad familiar, empresarial, tanto patronal como obrera, de escuelas y universidades y los medios de comunicación que organizados socialmente sin fines partidistas y con independencia total de intereses externos, guiados solo por el bien gremial de sus asociados, tengan la fuerza suficiente de cabildeo, de opinión pública para hacerse oír y tomar decisiones que se conviertan en leyes e instituciones.

La democracia tiene que moverse en el equilibrio permanente de los distintos ámbitos de poder: el militar, el económico, el clerical, el cultural y el de medios de comunicación y los debidamente llamados políticos, grupos, partidos, sin que ninguno asuma el poder total y sin que se unan como antes dos o más de ellos en contubernios de dominación. El Estado como buen árbitro debe cuidar el juego limpio y no estar comprometido con ninguno, menos con los cada día más poderosos.

Los grupos intermedios juegan en la democracia un papel cada día más importante. La vigilancia de la responsabilidad pública y el control de quienes ejercen el poder democráticamente. La corrupción pública se puede disminuir o eliminar cuando los grupos intermedios puedan fiscalizar y denunciar corrupciones generales del sistema, que les afectan en un área concreta y que se pueden documentar con absoluta veracidad y sentido para exigir cambios y justicia en casos concretos.

Hasta no hace mucho tiempo existía la tendencia de ver a los grupos intermedios con una visión que los enmarcaba como diferentes y con una limitada vinculación entre sí, que obedecía a un enfoque de clases sociales rígido y poco comprometido con un sentido de convivencia que, incluso en algunos momentos, terminaba en tensiones y conflictos. En los últimos años, la perspectiva en torno a las relaciones sociales se ha ampliado en términos de la convivencia entre sus diferentes actores y de los distintos tejidos de interrelación que se han ido conformando. Se ha reconocido el papel y la representación de gente que actúa entre las personas y con la sociedad formando los vínculos que generan la articulación colectiva, vertebrando y dando soporte a la acción de la misma.

Cierto que se ha ganado en la medida en que la sociedad se ha involucrado. Sin embargo, esa participación ha sido coyuntural; la persistente vertebración social que toda sociedad en desarrollo requiere se ha quedado a medias. Se han dejado intactas las inercias y ciertas prácticas que han obstaculizado una decidida y mayor participación de los ciudadanos en los temas de interés colectivo.

Promover una mejor vertebración social, además de promover la articulación de valores, crea mecanismos de definición sobre temas específicos y forja un tejido institucional de apoyo hacia los distintos sectores sociales, a los liderazgos organizacionales y, de manera especial, desarrolla herramientas de gobernabilidad porque construye una política de desarrollo local que integra visiones e intereses concertados entre los agentes públicos y privados.

En este proceso que se da luego del 19 de septiembre, los mayores y mejores resultados futuros girarán decididamente en torno de la capacidad que tenga la sociedad para mejorar su vertebración institucional. Por el contrario, la nula o deficiente vertebración y el desarraigo social, puede llevar a la propia sociedad, como a aquel gigante bueno, a mirarse al espejo y darse cuenta que no tiene esqueleto, y terminar hincado.

Recuerden que: “La juventud es el suplemento vitamínico de la anémica rutina social”. Fernando Savater.

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