Volver / Salvador Sostres, ABC (España)

Hoy vuelve a abrir Via Veneto. Volvemos de un secuestro al que nos rendimos como corderos. Mitad humillados, mitad felices de poder por fin regresar a nuestro elemento, ingresaremos a mediodía y no saldremos hasta bien entrada la madrugada. Estamos contentos, estamos eufóricos, la vida otra vez será un mantel, tendida en la sobremesa.

El encierro no traerá ninguna vida nueva. El virus es ya historia, las mascarillas una deprimente afectación y una vez instalados en Via Veneto dejaremos de decir «distancia social» como unos parias para recordar que en casa a esto siempre le llamamos lujo. La civilización consiste en sentarnos cada cual en su mesa y no hace falta que venga un socialista a decirnos a qué distancia.

Ni en sus más húmedos sueños nos tuvieron a menos de dos metros esta banda de sátrapas. No será nueva la normalidad pero tendremos que decidir qué pensamos de nuestra libertad y si volveremos a entregarla. Tendremos que preguntarnos si hemos venido al mundo a comer pollo asado por encargo o esperamos algo más de la vida.

Somos hijos del desembarco de Normandía; de Thatcher, Reagan y Karol Wojtyla rompiendo el Muro y pienso invertir una parte importante de mi patrimonio en demandar a Pedro Sánchez. Le acuso de haberme mentido, de haberme traicionado, de haberme secuestrado y de ser un peligro para cualquier país libre y democrático.

De los independentistas, de Hugo Chávez y del Tercer Reich hemos aprendido que los votos no son un aval para pisotear a los demás y no tengo duda de que la Justicia se alzará inequívoca contra el atropello tan infame del Gobierno. Entonces seremos nosotros los que estaremos al cargo de decirle a Sánchez a qué hora puede salir al patio.

No es resentimiento, no es la lucha por el poder. Somos los hombres libres viviendo en pie, somos lo que defendemos. Somos los encerrados, los silenciados, los muertos que has negado y los que con tu fanatismo sectario has causado.

Pero hoy volveremos a Via Veneto y a ti se te empezará a mover la tierra bajo los pies. Nunca olvidaremos lo que nos has hecho y nuestra querella no será nuestra venganza sino nuestro legado.

Tal como en la cocina de caza antes hay que disparar, en la libertad alguien tiene que ir a la cárcel para que las personas decentes podamos salir a cenar en paz.

Volver / Salvador Sostres, ABC (España), 8 Junio