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Política Exterior ¿Hacia Dónde? /Fernando Laborda (Argentina)

¿Hacia dónde irá la política exterior de Alberto Fernández? /Fernando Laborda, La Nación (Argentina), 15 Nov

 

Muchos descuentan ya que Felipe Solá será el canciller de Alberto Fernández. Su ascenso al Ministerio de Relaciones Exteriores ha sido parte de una negociación en la que influyeron dos hechos.

El primero es que Solá, con buen olfato, imaginó que Cristina Kirchner no iba a dar finalmente batalla por la presidencia de la Nación y fue uno de los primeros en lanzar su precandidatura presidencial, pero su postulación murió cuando la exmandataria ungió a Fernández. El segundo hecho es que, tras esa circunstancia, Solá iba a ser presidente de la Cámara de Diputados si se ganaban las elecciones, pero en el camino se cruzó el acuerdo entre el kirchnerismo y Sergio Massa, quien se quedará con la titularidad de la Cámara baja. Trascartón, Fernández le prometió la Cancillería.

Los primeros gestos de Alberto Fernández en materia internacional, tras su victoria electoral del 27 de octubre, definitivamente no gustaron entre quienes están convencidos de que la buena relación con los Estados Unidos será central para acceder a un buen acuerdo de renegociación de la deuda con el FMI. Sin embargo, esos mismos sectores se preguntan qué grado de íntima convicción hay en ciertas frases del presidente electo y cuánto hay de fulbito para la tribuna habitada por sus socios kirchneristas.

Quienes esperaban que, una vez consagrado en las urnas, Fernández formulara mensajes dirigidos a meterse al mundo y a los inversores en el bolsillo se han equivocado por ahora. Tal vez su actitud hubiese sido algo diferente si se imponía en las elecciones con un porcentaje de votos mayor. Pero su cosecha del 48%, inferior a la obtenida en las primarias de agosto sobre el total de votos afirmativos, le habría dado la pauta de que, al menos hasta hoy, debe considerarse a Cristina Kirchner como la dueña del mayor capital dentro de la sociedad electoral.

Dirigentes que trabajan junto al futuro presidente argentino aseguran que, en esta primera etapa, Fernández está buscando “diferenciarse claramente del seguidismo acrítico que tuvo la política exterior de Mauricio Macri”. Aunque no lo afirman categóricamente, admiten que en algunos de sus gestos iniciales en materia de política exterior puede haber un intento por satisfacer tanto a sectores del kirchnerismo como a tradicionales segmentos peronistas que aún reivindican viejas posiciones antiimperialistas.

A nadie pudo sorprender que Fernández apoyara enfáticamente a Evo Morales. Sí, en cambio, llamó mucho la atención que cuestionara con dureza la declaración del Departamento de Estado norteamericano celebrando la renuncia del presidente boliviano. “Estados Unidos retrocedió décadas y volvió a lo peor de los 70, cuando avalaron intervenciones militares contra gobiernos elegidos democráticamente”, expresó el presidente electo, pocos días después de haber hablado telefónicamente con Donald Trump, de quien espera una vital ayuda para negociar con el FMI.

Expertos en temas diplomáticos, incluso cercanos a la coalición peronista triunfante, aseguran que Fernández no tenía necesidad alguna de cuestionar a la diplomacia de Washington, especialmente cuando dentro de poco tiempo tendrá que pedirle algún favor no menor. Innecesarias, imprudentes e inoportunas fueron algunos de los adjetivos que merecieron las declaraciones del presidente electo sobre la reacción del gobierno estadounidense ante la crisis de Bolivia.

Cerca de Fernández se reconoce que “Alberto tiene su carácter” y que “no es fácil que entienda que a veces es mejor el silencio”.

Su disputa verbal con el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, también provoca comentarios negativos. Si bien el mandatario de Brasil nunca mostró la menor cortesía con Fernández desde que fue ungido como candidato por Cristina Kirchner, el presidente electo de la Argentina no se quedó atrás: pidió por la liberación de Lula en su primer mensaje público tras el veredicto definitivo de las urnas y se abrazó, días después, con Dilma Rousseff durante la reunión del Grupo de Puebla.

Será la primera vez en 17 años que un presidente brasileño no estará presente en el acto de asunción de un jefe del Estado argentino, aunque no es eso lo más negativo. Las relaciones comerciales entre ambos países podrían deteriorarse y la decisión de Bolsonaro de habilitar la compra de 750.000 toneladas de trigo provenientes de los Estados Unidos sin aranceles, en desmedro de compras a la Argentina, es un primer indicador.

El especialista en relaciones internacionales Carlos Pérez Llana sostiene que detrás de los primeros gestos de Alberto Fernández se advierten tres cuestiones: el funcionamiento de la política exterior como “sustituto o huida hacia adelante” para ganar tiempo y evitar hablar de economía; un intento por congraciarse ideológicamente con sectores kirchneristas, y un cierto desconocimiento del mundo.

Consideró Pérez Llana que si uno de los principales objetivos del próximo gobierno nacional será conseguir recursos para pagar la deuda y mercados internacionales para nuestras exportaciones, no parece sensato pelearse con los gobiernos de los Estados Unidos y de Brasil. En cambio, destacó que hablar con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y programar una inminente visita a este país es “lo mejor que hizo Fernández”, por cuanto Francia ha tenido tradicionalmente un papel relevante en el FMI, a tal punto que la mayoría de sus directores ejecutivos han sido de origen francés.

Entre quienes secundan a Fernández, se confía en que ninguno de sus recientes gestos impedirá cicatrizar las heridas con el gobierno brasileño ni provocará problemas con Trump.

En tal sentido, destacan como un paso positivo que el presidente de la Cámara de Diputados brasileña, Rodrigo Maia, asistiría a la asunción del nuevo presidente argentino y que industriales de San Pablo que recientemente visitaron nuestro país expresaron su voluntad de mantener las buenas relaciones comerciales entre las dos naciones. Anuncian, asimismo, que habrá sorpresas en los próximos días, como una foto entre Fernández y el embajador de los Estados Unidos en la Argentina, Edward Prado, aunque, para diferenciarse de Macri, aseguran que “la política exterior es mucho más que hacer sociales, sacarse fotos con mandatarios extranjeros y conseguir plata prestada”.

 

 

Link  https://www.lanacion.com.ar/opinion/hacia-donde-ira-politica-exterior-alberto-fernandez-nid2306681

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