Narco-asesinos Ignoran ‘Amor y paz’ de AMLO: Ejecutan Mamás y Niños Mormones

Al menos 9 niños y sus mamás integrantes de la comunidad mormona LeBaron, fueron ejecutados y calcinados ayer lunes en los límites de Chihuahua y Sonora por matones presuntamente ligados al cártel de Sinaloa de la familia del Chapo Guzmán.

De acuerdo con familiares de las víctimas, tres mujeres y 14 niños salieron hacia las 9 de la mañana de Bavispe, Sonora, con destino a La Mora, Chihuahua, pero en el trayecto se averió el vehículo conducido por Rhonita Miller LeBaron, quien llevaba consigo a sus hijos, dos gemelitos de 6 meses de edad y dos niños de 8 y 10 años.

A raíz de ello el otro automotor regresó a Bavispe con el propósito de traer una unidad de repuesto, pero de vuelta al punto donde había quedado el auto averiado, lo encontraron en llamas.

Justo entonces, mientras las mujeres sobrevivientes y sus niños intentaban rescatar los cuerpos calcinados, a su vez fueron atacados por los asesinos. Se sabe que Christina y Dawna huyeron con varios niños, pero fueron perseguidos y masacrados sin piedad, logrando escapar algunos menores que hasta el momento están siendo buscados en la sierra por sus familiares.

Según el diario El Universal, el grupo de sicarios “interrumpió todas las comunicaciones en la región y mantuvo un cerco de seguridad en las inmediaciones para evitar la intervención de las fuerzas policiacas”, lo que parece confirmar la operación de un cártel. El “triángulo dorado” que se extiende entre Sonora, Chihuahua y Sinaloa influye en toda la región serrana, un territorio dominado por el cártel de la familia Guzmán.

Lafe Langford jr. subió  a redes sociales un video del auto calcinado, acompañado del siguiente mensaje: “No hemos tenido ayuda de los poderes (ni de) las autoridades. Uno de los niños mayores escapó con cuatro de sus hermanos y se encuentran escondidos. Estamos luchando para encontrar a nuestros seres queridos, arriesgando nuestras propias vidas, mientras el gobierno y Ejército no están por ningún lugar”.

La denuncia fue dirigida por Langford a “los ciudadanos de los Estados Unidos de América, México, y a los seres humanos de todo el mundo”.

 

A última hora, se informó que 6 niños sobrevivieron el ataque, entre los cuales una niña que caminó 14 kilómetros con heridas de bala. Otros fueron encontrados junto a los cuerpos de sus madres, a las cuales volvieron a buscar luego de permanecer escondidos durante horas entre matorrales.

Asimismo, un parte oficial a cargo del ministro de Seguridad, Alfonso Durazo, reportó este martes, un día después del incidente, un total de 9 muertes, dos bebés, cuatro niños y tres mujeres, así como a una niña más “desaparecida”.

El antecedente de la masacre se remonta a 2009, cuando Erick LeBaron de 17 años fue secuestrado. La familia se negó a pagar rescate, y logró recuperar al joven. Sin embargo, meses después Luis Widmar y un hermano de Erick, Benjamín LeBaron, fueron secuestrados y ejecutados por los narcocriminales. Tras ello, Alex y Julián LeBaron incursionaron en el activismo civil y sumaron al Movimiento por la paz y la Justicia y Dignidad que encabezó el poeta Javier Sicilia en tiempos de Felipe Calderón.

 

“AMOR Y PAZ”

La enésima masacre representa una nueva bofetada a la política de “abrazos, no balazos” implementada por el izquierdista Andrés Manuel López Obrador hacia los homicidas que controlan gran parte de México. Ello apenas dos semanas después de que el actual presidente ordenara la liberación de Ovidio Guzmán, uno de los hijos del multihomicida El Chapo que había sido detenido en Culiacán.

Esta semana trascendió que el gobierno de AMLO ni siquiera ha girado una orden de aprehensión contra Ovidio Guzmán, a pesar de que la toma de Culiacán por el cártel de Sinaloa arrojó un saldo de 12 muertos, decenas de heridos, 55 reos fugados y amenazas terroristas de hacer explotar pipas de combustible en hora pico. Simplemente no hay carpeta de investigación.

 

La política de tolerancia de AMLO hacia los narcoasesinos (el narcotráfico genera a México miles de millones de dólares anualmente) quedó evidenciada cuando hace unos meses, el nuevo presidente se dijo “conmovido” al enterarse de que un jurado neoyorkino condenó al Chapo Guzmán no a la pena de muerte, sino solamente a cadena perpetua.

Entretanto, lo mismo que durante los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña los familiares de Guzmán siguen haciendo una vida normal en Sinaloa, van al súper y los hijos a la escuela, sin que el gobierno haga gran cosa por estrangular financieramente a los parientes del criminal, dos de cuyos vástagos (Archivaldo además de Ovidio) protagonizaron la toma de Culiacán.

NARCOGOBIERNOS DE IZQUIERDA

La tolerancia de las autoridades mexicanas hacia los narcotraficantes, justificada ahora por AMLO como estrategia de “amor y paz”, concuerda con las evidencias sobre otros gobiernos de izquierda de la región vinculados al jugoso negocio criminal que en México duplica las ganancias de Pemex.

La ruta de la cocaína que el de Sinaloa y otros cárteles mexicanos introducen a los Estados Unidos parte de la frontera amazónica entre Venezuela y Colombia, un territorio bajo control de la banda narcocomunista FARC que erigió allí una industria complementaria de secuestro de personas ajenas al conflicto, miles de las cuales permanecieron meses y años en jaulas de troncos y ramas.

 

El caso más notable es el régimen de Nicolás Maduro, protector de las FARC. Varios sobrinos del narco-dictador, al que AMLO no dudó en reconocer y recibir en Palacio Nacional, se hallan presos por traficar polvo; el ministro de Industrias de origen sirio, Tareck El Aissami, conectado con grupos terroristas como Hezbollah, está siendo buscado por la justicia de Estados Unidos por el mismo delito lo mismo que Diosdado Cabello, jefe de la espuria Asamblea Nacional Constituyente y al que se liga con el cártel militar de Los Soles (el nombre deriva de una insignia castrense).

La prensa andina y de la región del Caribe ha descrito diversas rutas de la cocaína hasta el cártel de Sinaloa a partir de Bolivia -donde hace dos décadas llegó al poder el jefe de un sindicato cocalero, el izquierdista o “progresista” Evo Morales- y con ayuda de los gobiernos de Dominicana (donde los izquierdistas Leonel Fernández y Danilo Medina se han turnado en el poder desde 1996) y Nicaragua (donde la familia del exguerrillero comunista Ortega suma ya unos veinte años en la presidencia).