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La 4T ha Repartido 5,700 Millones en Tlaxcala: Lorena Cuéllar
Reconoce Gobernadora en la Política Social un Logro Principal de su Administración
-Entrevista con una mandataria morenista favorita de Andrés Manuel López Obrador-
FOTO César Durán
-La vimos cachando celulares… ¿Cómo hace para que no se le caigan?
“¡No pues hay que agarrar práctica!” (Risas). “Me los pasan, entonces, ya tengo práctica. Antes, me acuerdo -uy no, hace muchos años ya-, llevaba una cámara. Me tomaba con ellos, imprimía y les daba yo un marquito. Todavía tienen esas fotos, hasta la fecha”.
Minutos antes habíamos visto a Lorena Cuéllar Cisneros durante la reinauguración de los Viernes de Danzón, junto al quisco del zócalo, bailar con donaire de la mano de un caballero de plateada edad. Pasos, rondas, giros.
-Baila con buen estilo –digo a la mandataria desde mi óptica de doble pie izquierdo.
“No sé bailar el danzón” -confía con naturalidad la mandataria.
“Lo hace por gusto. Lo disfruta” -concluyo para mí.
Durante la charla con Código Tlaxcala, la gobernadora recuerda con alborozo que siendo alcaldesa, en el marco de dicho programa le tocó amadrinar unas veinticinco bodas de adultos muy mayores, y además, fiestas de quinceañeras. “¡Me daba tanto gusto verlos felices!” -confía.
-¿Amor con amor se paga?
“Así es: amor con amor se paga”.
Es Piscis, dual como Géminis y Libra.
CALOR DE LA GENTE
Abrimos la charla con la gobernadora preguntando sobre su romance con el pueblo tlaxcalteca. Donde la esperaban las camionetas blancas tras presentar su primer informe de gobierno, afuera del Centro de Convenciones, tardó más tiempo retenida por solicitantes de selfis que en dar su mensaje.
Lo mismo pasó en Zacatelco. Igual hace momentos en el quiosco.
-En un video del estadio Tlahuicole se ve a la gente arrojándole sus celulares -rompe el hielo Antonieta. Hielo es un decir, pues desde que Lorena entró a la oficina chupando una paleta (“le compré todas al vendedor, para repartir”) nos hizo sentir como en casa.
-¿Es un fenómeno nuevo; o le ha pasado siempre?
“No, pues ahora más. Como ya todo mundo tiene celulares”, nos dice la nieta de Crisanto Cuéllar Abaroa y Joaquín Cisneros Molina.
-Además usted es amiga de la cámara -insiste la colega.
Modesta y cortés Lorena: “¡No, César!”. El fotógrafo no cabe en sí.
En efecto se ve contenta, leve, ligera la gobernadora. Sonríe siempre, relajada y amable.
Mas no confundirse: algo en su mirada recuerda al interlocutor que para nada es una mujer dejada. Una como chispa de rocas. Voluntariosa sí parece ser nuestra gobernadora.
Lorena sentada en un cómodo sillón de piel sobre el telón del escritorio de cedro del Ejecutivo estatal, donde se alcanzan a ver las banderas de México y Tlaxcala, una charola e dulces y un tazón con flores color acuarela.
UNA MUJER PLENA
En Zacatelco estuvo acompañada por Salvador Ballesteros. Explica que si no hemos visto más a menudo a su esposo, es porque el hombre va por la catorceava operación de una rodilla.
-Por lo que sabemos de su trayectoria, Lorena soñó desde niña y se preparó toda la vida para ser gobernadora. ¿Valió la pena?
“Claro, claro que valió la pena. Es mucho trabajo, imagínense. Se vive para trabajar; pero esto tiene una enorme satisfacción. Enorme: es bellísimo poder estar cerca de la gente. Antes, pensaba que lo más bonito que me había pasado fue ser presidente municipal. Les he dicho a muchos: Aprovechen, ¡es tan bonito ser presidente!
“Yo tenía un poco de temor, de que siendo gobernadora no pudiera estar tan cerca de la gente, porque tiene uno muchísimo más trabajo. Pero me encanta. Son los momentos más bonitos del día”.
-Plena. Se ve así -puntea Antonieta.
-¿Esa popularidad suya está asociada a López Obrador? -inquiero.
“Siempre ha habido gente, me conocen de toda la vida. Esos abrazos de amor, de cariño, así como se los doy ellos también. Me siento feliz. Siempre quise tener la oportunidad de servir a la gente de Tlaxcala”.
-¿No le cansan tantos besos?
“Nunca me cansaré del cariño de la gente. Me gusta ver a la gente contenta. Mi meta es ver feliz al pueblo de Tlaxcala”.
LA OFICINA
Araceli nos condujo hasta la oficina de Lorena Cuéllar Cisneros. Traspuesto el pórtico antiquísimo ascendimos por una escalera de piedra recubierta al centro con una alfombrilla roja. La oficina está casi completamente revestida de magnífica madera. De los muros cuelgan sendos retratos de La Corregidora, Morelos y Benito Juárez, más un paisaje de La Malinche pintado recién en 2021.
Arreglos florales en las mesas, una maceta de orquídeas florecidas, numerosos tibores de talavera, un salterio, varios bastones de mando con mango de águila, y labrados, los escudos heráldicos de la inquilina y la frase “Juntos haremos historia en Tlaxcala”.
Allí esperamos hasta que la gobernadora y el alcalde capitalino reinauguraron los Viernes de Danzón. Allá abajo, Jorge Corichi recordó que el programa fue implementado hace catorce años, cuando Lorena era alcaldesa de Tlaxcala.
Una vez en la oficina, Lorena Cuéllar nos platica que la halló muy descuidada. Se renovó el mobiliario, limpiaron y embarnizaron las maderas; se liberó al techo de vigas de un plafón que las escondía y retiraron las cortinas del ventanal que da a la plaza. Ahora el sito luce impecablemente pulcro y funcional.
“Las cortinas aislaban”, dice asomada al bello ventanal Lorena, como le decimos todos en Tlaxcala. Desde siempre. “Ahora nos pueden hasta ver desde el zócalo. A veces me saludan personas desde allá, y las saludo yo también”.
Solícita, la anfitriona nos muestra el resto de las oficinas de gobernadora de Tlaxcala. El saloncito Cacaxtla que hace las veces de sala de espera, decorado con imágenes del famoso mural prehispánico; y al final, la espaciosa sala de juntas, asimismo remodelada, enmaderada y acogedora.
VARIA TEMÁTICA
La charla con Lorena Cuéllar Cisneros tiene como trasfondo el 1er Informe de la gobernadora morenista.
+¿De qué se siente particularmente satisfecha? -preguntamos.
“De los apoyos que estamos dando a la gente que más lo necesita, en coordinación con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Este año se entregaron 5,700 millones de pesos en apoyos”, destaca.
+En Tlaxcala se encontraron la política social de Morena y una filántropa de toda la vida. Gobernadora, ¿usted fue 4T antes de existir la Cuarta Transformación?
“Así es. Ya la traía tatuada en el corazón; estábamos predestinadas a compaginar. Me siento inmensamente feliz, te digo; por algo pasan las cosas en la vida. Hasta agradezco a los que me robaron, porque actualmente estoy en el mejor momento de mi vida, me hicieron un favor. Estar al lado de él [Andrés Manuel López Obrador], esto no hubiera sido posible en otro momento. Además era un gobierno de cuatro años y ocho meses, ¡a los que me robaron les salió mal!”, devuelve con picardía femenina, entre risas de todos los presentes.
-Su cercanía con López Obrador, en esto concordamos todos, es beneficiosa para el estado de Tlaxcala. ¿Cómo va su relación con el presidente?
“¡No no no, súper lindo! Apenas estuve con él, fue muy efusivo. Tengo suerte”.
-¿Asistió a la marcha del 27-N?
“¡Ah sí! Yo iba en medio de toda esa gente, tanta. Estuvo muy padre. Mucho amor, todos con disposición, todos cuidándonos. Íbamos en fila india, casi no podíamos ni caminar. Yo les tocaba el hombro a los que iban adelante, y alguien a mí. Caminé desde el Auditorio Nacional. Pensé que no íbamos a entrar al zócalo, mucha gente se fue porque pensó que no íbamos a poder, por cuánta gente iba adelante. Se fue diluyendo porque ya habíamos caminado mucho. Fue una caminata larga”.
-Se habla de 5 ó 6 horas… Hace mucho que no se veía en México una comunión así entre un presidente y el pueblo mexicano. ¿Cómo lo interpreta?
“Pues es el amor que le tiene un pueblo a quien se ha preocupado por ese pueblo. Mucha gente ha obtenido beneficios del gobierno. Antaño no se sabía dónde estaba el dinero; hoy ya se sabe. Le llega al hijo para la escuela, al discapacitado, al abuelito que ya no puede trabajar. Se queda en el pueblo ese dinero que antes no se gastaba en el pueblo, aunque sí tal vez en algunas tiendas fifís o viajes de lujo” -resume.
Sonríe divertida al pronunciar la palabra porfirista -puesta de moda por el presidente- que tanto escozor provoca en un país campeón en desigualdad social.
Remata la idea: “Ahora va a la tiendita y al mercado. No nada más ayuda a las personas, también hay una derrama que puede permear en la economía. Aquí en Tlaxcala ya hay 5 mil 700 millones al año”.
-¿Son los apoyos sociales el principal logro de este primer año?
“Hay varios. ¡Me encantan los hospitales! Tlaxcala tiene segundo lugar en padecimientos cardiacos, de infartos. La gente tenía que ir a Puebla, a veces no llegaba. Hoy tenemos esa atención aquí. Más o menos para marzo quedará listo el cuarto hospital” -se congratula. “Ojalá vayan a ver cómo quedaron los hospitales. Son amplios, hay dónde pueda estar una persona más como familiar del enfermo, para que al menos descanse”.
En otro momento de la conversación, preguntamos a la gobernadora de Tlaxcala sobre su anuncio de cambios en el gabinete.
-¿Por qué no nos da una primicia? -tiro un lazo que nada saca. Nomás se ríe la loba de mar.
“No. Porque no hemos terminado la evaluación. Se hace con verde, rojo y amarillo. Si a la hora de calificar se tuvo todo verde, pues ya. Si alguien tiene por decir dos rojos, se puede decir que es un foco rojo. Ya después viene mi punto de vista. Y tomaré mi decisión.
-¿Por qué no me quiere dar la primicia? -terqueo en plan desatento. ¿Sí me puede decir si habrá cambios?
“Sí va a haber cambios”.
-¿Poquitos o muchos?
Nos sigue la corriente: “Poquitos”.
Hablamos del amor de los animales (“tuve 17 perros”), heredado a las hijas. En el tintero de la charla sin guion quedó a cuál le ve más madera de política: si Fernanda o Mariana. Ai será en otra ocasión.
El tiempo se escapa imperceptible.
-Casi ni sentí la entrevista -galantea a los reporteros la anfitriona del Palacio de Gobierno al despedirse.
-También nosotros hemos sido algo afortunados hoy -nos decimos ya en la plaza.
Para mis adentros: “Acaso tanto como lo ha sido la gobernadora de Tlaxcala. Al fin que la vida es un sueño”.