Código Tlaxcala
“Ninguna sociedad democrática puede existir sin una prensa libre, independiente y plural”. Kofi Annan
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De Lenguas y Letras

Se dice que la elocuencia es la pintura del pensamiento, la misma elocuencia que encuentro desde las posturas sobre el origen del lenguaje como las del Cratilo, hasta la soltura oral de nuestros presidenciables 2018.

Fueran spots, discursos políticos o debates en Twitter es casi intuitivo reconocer que la guerra sucia no existe, los sucios son los contrincantes a tan solo unas semanas de haber terminado las precampañas. Y es que en estos días las plataformas digitales son las que utilizan los candidatos para comunicar –por no decir atacar- los avances del proceso electoral venidero. Lo curioso es que de los tres nombres que encabezas la lista de preferencias, ninguno ha optado por el camino de la independencia ideológica, más bien se han encargado de atacar al restante par.

Pareciera que la política del país se ha convertido en el circo que se advertía desde tiempos inmemoriales. Los discursos políticos se han sustituido por publicaciones ambiguas, sosas, escuetas; sin duda una de las causas del nulo interés serio de la ciudadanía en el tema. Manuel Gómez Morín en la campaña para elecciones federales de 1946 dejó dicho: “Son dos aspectos, dos vertientes de una misma cuestión, el amor a México, el verdadero patriotismo no puede quedarse en lo meramente emotivo y sentimental, en el grito entusiasta de Viva México, en la nostalgia de “México lindo y querido”, en el júbilo de las fiestas patrias, en el gusto o en el tumulto y en el ondear de banderas en el Ángel de la Independencia. No es suficiente.”

El arma más poderosa que tenemos jamás dejará de ser la palabra. Aquella que empeñamos en una promesa, la que nos acompaña en las buenas y en las malas ¿por qué entonces se reduce a 280 caracteres para quien quiere gobernar el país? ¿será este un indicio de quien empeña verdaderamente lo único que tiene por la nación? ¿es este el guiño que necesitamos para el 1 de julio?

La palabra sí surge arbitrariamente, pero se concluye en una convención, algo así como lo que expone Sócrates al dar su conclusión sobre el origen del lenguaje: “aquellos que no apartan el nombre natural de cada objeto, son capaces de dar forma a las letras”.

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