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En un entorno de violencia y de Globalización, ocurrió el suicidio de un adolescente, quien a su vez, hirió a su maestra y a compañeros de salón de clase en Monterrey, una de las ciudades con un nivel de vida superior al promedio nacional.

Casi todos enfocan los lamentables hechos ocurridos en Monterrey, a la situación imperante de violencia generalizada y para variar, al Neoliberalismo y la Globalización.

No es la primera vez que ocurre un hecho de esa naturaleza en nuestro país. La Organización Editorial Mexicana identificó cuatro hechos de violencia ocurridos en centros educativos mexicanos en 2001, 2007, 2014 y 2015.

En la entidad, también ha habido hechos de violencia en centros educativos o en torno a ellos, que han privado de la vida, a menores.

Podríamos aceptar que el entorno influye en la conducta de las personas, pero no la determina de ningún modo, en tanto cada quien decidirá según sus propias valoraciones y condiciones.

Es innegable que en el fondo, estamos ante la evidencia material del descuido de los padres y madres de familia, así como de tutores y de adultos, en la educación, cuidado y cercanía de los hijos y menores bajo su responsabilidad.

Urge pues, a la par de políticas públicas en materia de seguridad que alerten posibles actos de cualquier naturaleza que afecte a los demás, para actuar en consecuencia; que padres y madres de familia, tutores y adultos familiares, se aboquen a la tarea de velar realmente por la educación, formación, cuidado y cercanía de los menores de edad bajo su responsabilidad.

Educar, formar, cuidar, estar cerca, es algo que debiera ser lo normal en una relación padre-madre-hijo, sin embargo, la irresponsabilidad ha campeado en México desde hace décadas, irresponsabilidad que se ha agudizado, al abandonar las más de las veces la responsabilidad de la educación, formación y cuidado de los hijos, en la madre, agudizándose tal situación en los últimos años, al multiplicarse los casos de abandono, no solo de los hijos, también el abandono de las parejas mujeres, quienes asumen materialmente toda la responsabilidad, como consecuencia de ese abandono, tienen que trabajar para sufragar los gastos de los hijos y entonces, éstos quedan prácticamente en el abandono emocional total.

Supongo que el cuadro anterior, no es el caso del adolescente que disparó a su maestra y a sus compañeros y luego se suicidó, sin embargo, la realidad familiar de México obliga a replantear la necesidad de vernos a nosotros mismos, mexicanas y mexicanos, mirar el entorno y comprometerse cada una y cada uno, a asumir su propia responsabilidad, a evitar embarazos sin futuro, sobre todo si son de menores de edad, y quienes tienen hijos e hijas, retomar la responsabilidad de velar por ellos y ellas, estar cerca, empatar, pero no solo empatar en la comunicación y en la relación padre-madre-hijo-hija, también obliga empatizar como familia, pues si no lo hacen quienes tienen ligas de consanguinidad y más quienes son los transmisores de sus vidas, seguramente lo van a hacer otras personas y el resultado puede ser muy diferente al que esperarían como padres o madres de sus hijos.

La comunicación intrafamiliar es importante y más importante, el acuerdo como familia en torno a los comportamientos esperados por todos y todas, así como aquellas situaciones que no deben permitirse bajo ninguna circunstancia, como matar, robar y agredir.

Principios fundamentales de convivencia que no pretenden ser limitativos, en tanto realidades como el amor, el bien y la belleza, tendrían que ser reconocidos en cada familia como los elementos integradores de la misma, aceptados como sus raíces y como los frutos esperados entre todos y por todos y todas.

Así como las familias, cualesquiera que sea su formación e integración, pueden constituirse en los núcleos sociales que regeneren el tejido social del país, aportando amor, bien y belleza, así también, las empresas mexicanas en todos sus giros y tamaños, incluyendo las empresas familiares, pueden constituirse en las multiplicadoras de empleos y de riqueza, mediante una nueva generación de reformas fiscales que refuercen el proceso iniciado de formalización de los sectores productivos del país.

A la par de lo anterior. México debe hacer todo lo necesario para retener la inversión extranjera existente en el país, acordar con dichas empresas lo que se tiene que hacer para que sigan en el país, a la par, fortalecer su cercanía con todos los países con quienes tenemos vínculos comerciales y culturales, acercarse con países afines y con quienes podemos alcanzar altos índices de complementaridad, para integrarnos más a y con otras economías, como China, América Latina y Europa.

Hacia el interior, trazar como ya se hizo con las reformas estructurales, una ruta de largo plazo para crear mercados, mercado interno, que no solo produzca materia prima, que sea capaz de transformar esa materia prima, procesarla hasta convertirla en producto final o de consumo, implica crear empresas, integrar cadenas productivas y generar competencia entre diferentes productores, éstos, apoyados con inversiones extranjeras o capital foráneo, en tanto urge crear mercado interno ya.

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