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El Muñe
Esta vez no voy a exponer mi propia opinión o manera de ver las cosas. Quiero ceder este humilde espacio a la juventud. Se hace llamar Muñe, lo descubrí pasada la medianoche, precisamente. Dado que se acerca el día de nuestros muertos que personalmente me niego a ritualizar -debe ser porque siempre estoy con los míos, nos sobran las parafernalias-, en esta temporada se me sube lo supersticioso y afloja un poco la parte racional, ergo, dudé si sobredimensionaba lo que oía y veía. Lógico, para salir de dudas me puse a leer comentarios. Confirman mi primera impresión. Creo que el lector lo disfrutará así como yo.
La naturalidad del youtuber genuino –excluyo a los seudo que hacen vil propaganda progubernamental- es propia de las benditas redes sociales que engalanan este siglo. Acaso ofendan algunas palabras que todos los mexicanos empleamos en la vida real, tras bambalinas, a los oídos habituados al periodismo tradicional, particularmente al puritano de la televisión y la radio nacionales. Benditas redes que así acortan las distancias entre la verdad y lo correcto, haciendo posible un nuevo y mejor periodismo. Abajo del video, en la cohetería reproduzco el comentario que, agradecido, anoté al pie de la videocolumna de Muñe.
El tema del video es, claro, la toma de Culiacán por el Cártel de Sinaloa que el gobierno de AMLO primero intentó maquillar (ahí están la versión de Durazo y Chencho, así como las pueriles evasiones del presidente); y luego se esforzó, al más puro estilo Peña Nieto, en tergiversar en su altar jipioso al amor y paz. Entre otras cosas el incidente de Culiacán desnudó a Morena. Da escalofrío oír a la presidenta, Polevsky, una admiradora declarada del terrorífico Kim III, decirnos a todas y todos que “no tenemos derecho a opinar, no se los vamos a permitir”. ¿Cómo le hará: nos hostigará en casa una pandilla de Siervos de la Nación, nos aplicará la dura lex algún juez “comprometido” con la 4T como ese pariente del Señor de las Ligas que juzga a Chayo Robles, o qué harán ahora? ¡Y qué tal Noroña! “Este es el momento de cerrar filas en torno al presidente”, exige, como si fuera AMLO el agredido por el Cártel de Sinaloa que hasta las gracias le dio. No exagero: recuerdo que el presidente dijo sentirse “conmovido” cuando el multihomicida en jefe fue condenado a perpetua por los gringos.
Yeidckol, Noroña y AMLO andan muy enojados no contra los criminales, que va, sino contra los periodistas again. Cuando son criticados se transforman así como Hulk en seres que de pronto dejan de sonreír. Intolerantes, amenazantes. Metamorfosean en algo como porros de izquierda de la UNAM del tipo El Mosh. Será que ellos sólo piensan en el poder y la política que representa solamente una parte minúscula en la vida de las personas normales.
Mas no diré más. Juzgue el lector por sí mismo la graciosa videocolumna Análisis Político del brillante y claridoso Muñe.
COHETERÍA
COMENTARIO Me reí como loco ¡objetivo cumplido chaval! Eres genial, Muñe. Acababa de ver videos de Tercer Grado y de otros periodistas afamados de México, son un tormento, se autocensuran tanto (por tradición gremial, hábito personal, egolatría calculadora y qué se yo) que desesperan y dan pena con esa manía de parecer correctos antes que ser verosímiles. Son como Peña Nieto en sus mentes (¿te imaginas una neurona cuadrada con copete embadurnado de gel?). En fin, para mí (reportero) eres todo un descubrimiento. No cambies. Mentes abiertas como la tuya es lo que necesita México para dejar de ser un Estado fallido. PD Lo que me hizo reír es tu inteligencia que desnuda ese apego tan nuestro a la simulación permanente, incansable, y lo estúpidos que somos como pueblo (no me evado, no soy demagogo profesional) al interpretar lo que está ocurriendo ante nuestras narizotas. Recibe un abrazo de un rendido admirador.
DEMINGUISMO Si bien el capitalismo es hasta ahora el mejor sistema de vida de la historia humana, y por mucho todavía la era mejor del pueblo llano (clase media incluida), dista de ser perfecto. El mundo actual así como la historia toda están compuestos principalmente de tiranías, así que para perdurar en libertad, el capitalismo y su democracia están obligados a reformarse, a mejorar constantemente. “Los problemas de la democracia se resuelven con más democracia”, aconsejó Al, el sheriff neoyorkino del siglo xix. No se resuelven tirándose al vacío del neocomunismo que hoy -siguiendo al pie de la letra el manual ¿Qué hacer? de Lenin- se envuelve en las formas de la “democracia burguesa” para socavar nuestras irrisorias libertades.

Las rebeliones populares incitadas este mes por indígenas financiados por ongs norteamericanas, caso de Julio Vargas en Ecuador, y universitarios socialistas y marxistas en Chile, me hicieron recordar a W. E. Deming. Lo leí en un libro sobre el “sensei del control de calidad”, quien tuvo a su cargo la exitosa reconstrucción yanki del Japón y en cuyo honor instituyeron los nipones su más importante galardón empresarial. Fue a la vez rebelde y heterodoxo. Criticaba duramente la altiva suficiencia de los gerentes, a los que responsabilizó de fomentar con sus manías jerárquicas un clima laboral defectuoso y antieconómico. Recomendaba a los ricos ser más igualitarios y respetuosos con los trabajadores. El libro cuyo título he olvidado, refiere que al iniciar el milagro japonés su despegue dos décadas después de la guerra, la proporción salarial gerente-obrero rondaba 14-1 en Japón mientras era 100-1 en los Estados Unidos. Hacia la década de los 90, una vez caído el imperio URSS de Stalin, dichas proporciones que habían subido paulatinamente empezaron a dispararse hasta 500-1.
Es como si vencido el enemigo que quería utilizar el poder del gobierno para confiscarles sus bienes, los ricos ya no se sintieran obligados a tratar bien a los empleados.
El apoyo popular a liderazgos declaradamente castristas, chavistas, maduristas, kirchneristas y lulistas, está siendo leído como una insatisfacción del pueblo con su vida cotidiana. No estoy tan seguro si es sobre todo insatisfacción u obra de agitadores profesionales; tómese en cuenta que Chile tiene el PIB más elevado de la región. Mas no cabe negar que hay insatisfacción real, un millón de personas marchó en Santiago. Es obvio. Luego, reformar el capitalismo también para bien del pueblo, al tiempo de exhibir a los heraldos de dictaduras totalitarias que aprovechan los fallos del sistema para jalar agua hacia su molino macabro, deberían ser tareas morales para todas las personas que amamos la libertad de los pájaros que tanto perturba a dictadores de izquierda atrapados en la narrativa de la extinta URSS.

Toca a los auténticos capitalistas occidentales, los que compiten en base al talento creativo y no a supuestos derechos de sangre, clase, nación o raza, los empresarios del tipo Gates, Bezos y Zuckeberg, ayudarnos a evitar la tentación de entregar nuestras vidas al Leviatán gubernamental. No hay Gobierno del todo confiable porque implica un poder tan grande que resulta irresistible para la humana ambición. Los auténticos ciudadanos que no se asumen siervos, los demócratas genuinos aprenden a mantener una sana distancia ante el gobernante. A juzgar por la historia milenaria del ser humano, esta precaución será vital para todos.