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La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) es el tigre de López Obrador.
Y ya está en la calle, al acecho, entrenándose, mostrando músculo, tomando como sparrings a policías desarmados de la ciudad de México.
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Están empezando a calentar la plaza de la ciudad de México, tomando posesión de calles y moviéndose hacia los sitios que la CNTE sabe, le darán los espacios en los medios de comunicación, para ir creando el clima de violencia previo al primero de julio.
En cualquiera de los dos escenarios, la CNTE, ya ganó.
Si gana López Obrador, estarán para festejar, sí, pero también para dejar en claro, que no permitirán que no cumpla con su ofrecimiento de cancelar la Reforma Educativa. Desde luego, su festejo y su advertencia, no será “sin quebrar un vidrio”. Claro que habrá más de un vidrio roto, fachadas pintarrajeadas y vehículos dañados.
Si no gana López Obrador, éste hará que no ve y que no sabe nada, ante la andanada de violencia que la CNTE generará: decenas de vidrios rotos, fachadas pintarrajeadas, vehículos dañados e incendiados, tiendas comerciales saqueadas y personas golpeadas y ensangrentadas, pretendiendo enviar el mensaje, más que a México, al mundo, de que el país se está incendiando. Aunque al día siguiente, la mayoría, la amplia mayoría de mexicanas y mexicanos, estemos ocupados en nuestras actividades cotidianas, como todos los días.
La realidad es que la CNTE, más que tigre, es un tigrito.
Un tigrito que ha sabido lucrar y hacerse de poder en un nicho del sindicalismo magisterial mexicano. Corrupción que no ve por ningún lado de la CNTE, López Obrador. Más todavía, la violencia de la CNTE, la ve tan bondadosa, que no ataca a derechos de terceros, sean éstos, propiedad pública, propiedad privada e integridad física y personal, de trabajadores y mexicanos también, pero como los agredidos no son de la CNTE, ahí no se habla de derechos humanos y como la violencia es ejercida por miembros de la CNTE, resulta que tampoco es violencia, pues pueden agredir y tal agresión, no es considerada ni violencia ni agresión.
La CNTE es un tigrito, o como dijera Mao, un tigre de papel, pues saben usar los medios de comunicación, “asustan” con sus desmanes, dándoles una dimensión mayor, a la que realmente tienen.
En tanto, se arropan como si ellos, la CNTE, fueran el “pueblo”. Y así declaran ante los medios de comunicación: “El pueblo….”
Son maestros, pero maestros consumados en demagogia, como el propio López Obrador.
Demagogia entendida como el empleo de halagos y falsas promesas que son populares, pero difíciles de cumplir y otros procedimientos similares para convencer al pueblo y convertirlo en instrumento de su ambición política.
La situación actual de violencia e inseguridad pública, es un buen caldo de cultivo para la demagogia, para la mentira, en tanto ésta es y ha sido “un instrumento imprescindible de la política” (Vilma Fuentes. La Jornada Semanal. 3.06.18), no solo de quienes ejercen el poder, también de los opositores.
La verdad es que “de nada sirve denunciar la mentira, ésta se perpetuará siempre” (ibid)
En la guerra como en la política, “la primera víctima es la verdad” (ibid)
“¿Qué tribuno podría ofrecer otra cosa que la bonanza si desea obtener el favor del público?” (ibid)
Definitivamente “La corrupción comienza con los abusos de lenguaje distribuidos como moneda falsa” (ibid)
La CNTE, es el tigre más falso que pueda existir, en cuanto le lleguen al precio a sus dirigentes, como siempre ha ocurrido, el tigrito desaparecerá, para volver a aparecer en otro momento coyuntural para su causa, de interés no magisterial, mucho menos educativo.