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Hoy ya no Alcanza el Dedazo
Frases como el “El que se mueve no sale en la foto” son frecuentemente escuchadas en la palestra política. Se diluyo aquel PRI hegemónico en 1988, año de su escisión histórica, la encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y así fue el revolucionario institucional perdiendo poco a poco el control de la política nacional, al menos en apariencia, hasta perder la presidencia en el 2000 por 12 años.
Antes el presidente saliente sólo tenía que pensar en quien le cuidaría mejor la espalda o quien cometería menos errores sin que fuera realmente un buen perfil puesto que daban el triunfo como un hecho y el proceso de campaña no era más que una pasarela para que la ciudadanía conociera al que sería su próximo presidente. El de la continuidad que perpetua el régimen.
Antes se designaba por descarte o por designio y años atrás era esta elección interna del PRI la real elección presidencial, pero este parece no ser el caso pues el designio se cayó y hoy tendrá que recurrir al descarte para elegir a quien pueda evitar una división interna entre tecnócratas y políticos tradicionales como la de 1988
Hoy EPN se encuentra ante la problemática de cuidar a quien elegir ya que además de alguien que le cuide las espaldas (las de sus gabinete y demás comparsa). Necesita alguien que tenga toda la intención de darle continuidad a sus reformas, pero aún más importante necesita a un candidato que si resulte ser competitivo pues hoy las cosas son muy diferentes y el PRI ya no puede esperar el triunfo sentado en medio de una crisis de credibilidad, con debilidad institucional y con un sin fin de actos de corrupción de un importante número de ex gobernadores y funcionarios públicos emanados de su partido.
Se pronuncian nombres, unos más sonados que otros: Meade, Nuño, Osorio Chong y sueltan el anzuelo esperando la respuesta de la ciudadanía.
Quitar el candado de que solo los militantes del PRI puedan acceder a una candidatura, pudiera hacernos pensar que fue hecho a medida para que Meade sea el candidato, pero el tricolor se guarda su carta prácticamente al final para no desgastarlo.
La tradición del dedazo domina todavía al menos dos tercios de las decisiones fundamentales de la sucesión presidencial en nuestro país y es que a veces las costumbres políticas tardan más tiempo en morir que los regímenes. Sobreviven a revoluciones, dictaduras a guerras y a cambios históricos.
La participación más activa de la ciudadanía y lucha contra el abstencionismo serán de suma importancia para sacar al PRI de los pinos que está en deuda con la ciudadanía, con lo que representa realmente el servicio público y la política como herramienta para generar mejores condiciones de vida y oportunidades de las que hoy gozan los mexicanos.
